Veintiún votos a favor y veintitrés abstenciones. Esos
fueron los números que adornaron ayer a última hora de la
mañana la votación definitiva (en la imagen inferior) sobre
el futuro del Consejo de la Juventud de Ceuta (CJCE).
Disolución. Tras una Asamblea Extraordinaria un tanto
estrambótica que se prolongó durante cerca de cuatro horas
debatiendo si se permitía votar un informe que ni siquiera
había ojeado a una asociación o si se pactaba un despido con
los trabajadores “para que puedan cobrar el paro” el
organismo siguió el único camino que le quedaba a la espera
de lo que digan los juzgados sobre su deuda, que ya llega a
los 200.000 euros, según el presidente de la última Gestora,
que asegura que la Ciudad ya reclama la devolución de las
ayudas de 2008.
Un cuarto de siglo después el Consejo de la Juventud de
Ceuta (CJCE) dejó de existir ayer como tal a la espera de
que se formalice su acta de defunción ante las
instituciones. Lo hizo en un vodevil asambleario de
naturaleza extraordinaria al que acudió la ex presidenta del
organismo, Mariam Mohamed, para demostrar que quien tuvo
retuvo. Aunque tampoco ni son todas las que acudieron ni
estaban todas las que son, la cita sirvió para demostrar,
también a ojos del representante del Consejo de la Juventud
de España (CJE) que ejerció como observador, Javier Igareda,
que casi nada de lo que ha aparentado el movimiento juvenil
ceutí durante los últimos años era fiel reflejo de la
realidad.
En los libros del CJE se hacía constar que el Consejo ceutí
estaba formado por ¡57 entidades!. Ayer fueron a la Asamblea
16 asociaciones y 54 personas que pese a lo trágico que a
veces trató de presentarse el momento se lo pasaron, de
acuerdo con la frecuencia y volumen de las carcajadas,
bastante bien. Eso a pesar de que muchos de los presentes
demostraron una vocación certera por ser puntillosos.
La cita arrancó a las 10.30 horas con un Orden del Día que
hubo que rehacer sobre la marcha casi íntegramente y un
rosario de debates aparentemente incomprensibles pero que
dan buena muestra del porqué ha terminado el CJCE como ha
acabado.
En la primera discusión, sobre si había que permitir o no a
dos nuevas entidades acceder al Consejo (una de ellas ni
siquiera estaba representada), quedó patente que las formas
nunca han sido lo más importante en el organismo. Óscar
Pérez, de Mercurio, el que hasta ayer portavoz de la Gestora
que tomó el testigo de la Permanente de Mohamed, llegó a
decir al respecto: “Ramón y Cajal no cumple ninguno de los
requisitos formales para ser aceptada, pero yo estoy a
favor”. 35 jóvenes secundaron su propuesta.
Acto seguido, y sin leerlo ni resumirlo siquiera, la
Asamblea procedió a votar el Informe de Gestión de la
Comisión que encabezaba Mariam, aunque se tardó más en
decidir si la mencionada Asociación Ramón y Cajal, aún sin
haberlo ojeado, tenía derecho o no a votarlo. El texto se
tumbó con 21 votos en contra y 25 a favor.
Con el Informe Económico llegó la noticia de la tarde. La
deuda del Consejo se ha multiplicado casi por cuatro en
apenas un mes y de los algo más de 50.000 euros que se
reconocieron en abril se ha pasado a cerca de 200.000.
Según explicó López los impagos a Hacienda y la Seguridad
Social ya superan, recargos mediante, los 40.000 euros.
Además, la Ciudad no ha aceptado los justificantes que
Mohamed le hizo llegar por las subvenciones del año pasado y
ahora reclama al Consejo los 120.000 euros que le pagó el
año pasado. Para terminar, y como no se pagaba desde
diciembre, Telefónica reclama otros 3.000.
El suma y sigue dejó paso a un debate en el que Mohamed, que
hasta entonces se había limitado a sonrojar a la Mesa por su
falta de conocimiento de Estatutos y Reglamento, se
defendiese por fin, aunque sin facturas y papeles, como
había prometido y alguien le recordó que haría.
“A ti no te doy nada”
“Supongo que la Ciudad os habrá pedido los originales, no
que se devuelvan las subvenciones”, dijo la ex presidenta,
que sigue negándose a darle los papeles “a esa banda” pero
que no deja de insistir en que puede acreditar “todo” lo que
gastó “ante quien debo hacerlo”.
“Asumo una mala gestión si por tal se entiende endeudarnos
por prestar más servicios”, dijo entre los reproches de
Juventudes Socialistas antes de disparar contra la Gestora
por airear las cuentas del Consejo: “Sacando esto a los
periodistas sólo se ha conseguido que el Gobierno no quiera
asumir una deuda insignificante si la comparamos con las de
otras entidades que siguen funcionando”.
El Informe Económico también fue rechazado casi por
unanimidad (7 abstenciones).
El siguiente punto del día rozó el esperpento cuando, ante
las cámaras, los presentes comenzaron a debatir si aceptaban
falsear el despido de los tres trabajadores del Consejo para
que pudiesen cobrar el paro, como ellos habían pedido.
Igareda, seguramente aturdido, tomó entonces el micrófono,
dado que tenía barco a las 13.00 horas, para llamar a la
juventud ceutí a “no dormirse” y a “ser responsables” con la
deliberación del último punto del Orden del Día: El futuro
del Consejo.
“No quedó otro remedio”
El tema no daba para mucho más: o disolución u otra Gestora
en la que nadie dijo querer participar. No importó. Los
reunidos emplearon otra hora larga en restregarse trapos
sucios (contratos amañados, trabajos voluntarios pagados, el
caos de las asociaciones unipersonales, el problema de las
entidades “partidistas”...) sin acabar de blanquearlos.
Hubo tiempo incluso para un receso que permitiese a la Mesa
volver a echarle un ojo al Reglamento previo a la votación
final, en la que las tres entidades directamente vinculada a
los tres partidos mayoritarios, Jóvenes Demócratas, Nuevas
Generaciones y Juventudes Socialistas, decantaron la balanza
a favor de la disolución: 21 síes y 23 abstenciones fue el
resultado final.
Al término de la Asamblea representantes de las tres
entidades recordaron que no les había quedado otra opción a
la luz del desfase económico heredado de la Permanente
anterior, que ahora deberán enfrentarse a su trago más duro:
responder ante la Fiscalía y, presumiblemente ante los
juzgados después, de su trabajo al frente del ya extinto
CJCE.
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