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sociedad - DOMINGO, 24 DE MAYO DE 2009


la asamblea al cjce. m.z.

el cjce, disuelto tras 25 años de historia
 

El CJCE desaparece con un
agujero contable que ya
roza los 200.000 euros

Las entidades juveniles con vinculación directa a los principales partidos políticos optan por disolver el Consejo de la Juventud ante la pasividad del resto y la ausencia de salidas viables para el organismo

CEUTA
Gonzalo Testa

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Veintiún votos a favor y veintitrés abstenciones. Esos fueron los números que adornaron ayer a última hora de la mañana la votación definitiva (en la imagen inferior) sobre el futuro del Consejo de la Juventud de Ceuta (CJCE). Disolución. Tras una Asamblea Extraordinaria un tanto estrambótica que se prolongó durante cerca de cuatro horas debatiendo si se permitía votar un informe que ni siquiera había ojeado a una asociación o si se pactaba un despido con los trabajadores “para que puedan cobrar el paro” el organismo siguió el único camino que le quedaba a la espera de lo que digan los juzgados sobre su deuda, que ya llega a los 200.000 euros, según el presidente de la última Gestora, que asegura que la Ciudad ya reclama la devolución de las ayudas de 2008.

Un cuarto de siglo después el Consejo de la Juventud de Ceuta (CJCE) dejó de existir ayer como tal a la espera de que se formalice su acta de defunción ante las instituciones. Lo hizo en un vodevil asambleario de naturaleza extraordinaria al que acudió la ex presidenta del organismo, Mariam Mohamed, para demostrar que quien tuvo retuvo. Aunque tampoco ni son todas las que acudieron ni estaban todas las que son, la cita sirvió para demostrar, también a ojos del representante del Consejo de la Juventud de España (CJE) que ejerció como observador, Javier Igareda, que casi nada de lo que ha aparentado el movimiento juvenil ceutí durante los últimos años era fiel reflejo de la realidad.

En los libros del CJE se hacía constar que el Consejo ceutí estaba formado por ¡57 entidades!. Ayer fueron a la Asamblea 16 asociaciones y 54 personas que pese a lo trágico que a veces trató de presentarse el momento se lo pasaron, de acuerdo con la frecuencia y volumen de las carcajadas, bastante bien. Eso a pesar de que muchos de los presentes demostraron una vocación certera por ser puntillosos.

La cita arrancó a las 10.30 horas con un Orden del Día que hubo que rehacer sobre la marcha casi íntegramente y un rosario de debates aparentemente incomprensibles pero que dan buena muestra del porqué ha terminado el CJCE como ha acabado.

En la primera discusión, sobre si había que permitir o no a dos nuevas entidades acceder al Consejo (una de ellas ni siquiera estaba representada), quedó patente que las formas nunca han sido lo más importante en el organismo. Óscar Pérez, de Mercurio, el que hasta ayer portavoz de la Gestora que tomó el testigo de la Permanente de Mohamed, llegó a decir al respecto: “Ramón y Cajal no cumple ninguno de los requisitos formales para ser aceptada, pero yo estoy a favor”. 35 jóvenes secundaron su propuesta.

Acto seguido, y sin leerlo ni resumirlo siquiera, la Asamblea procedió a votar el Informe de Gestión de la Comisión que encabezaba Mariam, aunque se tardó más en decidir si la mencionada Asociación Ramón y Cajal, aún sin haberlo ojeado, tenía derecho o no a votarlo. El texto se tumbó con 21 votos en contra y 25 a favor.

Con el Informe Económico llegó la noticia de la tarde. La deuda del Consejo se ha multiplicado casi por cuatro en apenas un mes y de los algo más de 50.000 euros que se reconocieron en abril se ha pasado a cerca de 200.000.

Según explicó López los impagos a Hacienda y la Seguridad Social ya superan, recargos mediante, los 40.000 euros. Además, la Ciudad no ha aceptado los justificantes que Mohamed le hizo llegar por las subvenciones del año pasado y ahora reclama al Consejo los 120.000 euros que le pagó el año pasado. Para terminar, y como no se pagaba desde diciembre, Telefónica reclama otros 3.000.

El suma y sigue dejó paso a un debate en el que Mohamed, que hasta entonces se había limitado a sonrojar a la Mesa por su falta de conocimiento de Estatutos y Reglamento, se defendiese por fin, aunque sin facturas y papeles, como había prometido y alguien le recordó que haría.

“A ti no te doy nada”


“Supongo que la Ciudad os habrá pedido los originales, no que se devuelvan las subvenciones”, dijo la ex presidenta, que sigue negándose a darle los papeles “a esa banda” pero que no deja de insistir en que puede acreditar “todo” lo que gastó “ante quien debo hacerlo”.

“Asumo una mala gestión si por tal se entiende endeudarnos por prestar más servicios”, dijo entre los reproches de Juventudes Socialistas antes de disparar contra la Gestora por airear las cuentas del Consejo: “Sacando esto a los periodistas sólo se ha conseguido que el Gobierno no quiera asumir una deuda insignificante si la comparamos con las de otras entidades que siguen funcionando”.

El Informe Económico también fue rechazado casi por unanimidad (7 abstenciones).

El siguiente punto del día rozó el esperpento cuando, ante las cámaras, los presentes comenzaron a debatir si aceptaban falsear el despido de los tres trabajadores del Consejo para que pudiesen cobrar el paro, como ellos habían pedido.

Igareda, seguramente aturdido, tomó entonces el micrófono, dado que tenía barco a las 13.00 horas, para llamar a la juventud ceutí a “no dormirse” y a “ser responsables” con la deliberación del último punto del Orden del Día: El futuro del Consejo.

“No quedó otro remedio”

El tema no daba para mucho más: o disolución u otra Gestora en la que nadie dijo querer participar. No importó. Los reunidos emplearon otra hora larga en restregarse trapos sucios (contratos amañados, trabajos voluntarios pagados, el caos de las asociaciones unipersonales, el problema de las entidades “partidistas”...) sin acabar de blanquearlos.

Hubo tiempo incluso para un receso que permitiese a la Mesa volver a echarle un ojo al Reglamento previo a la votación final, en la que las tres entidades directamente vinculada a los tres partidos mayoritarios, Jóvenes Demócratas, Nuevas Generaciones y Juventudes Socialistas, decantaron la balanza a favor de la disolución: 21 síes y 23 abstenciones fue el resultado final.

Al término de la Asamblea representantes de las tres entidades recordaron que no les había quedado otra opción a la luz del desfase económico heredado de la Permanente anterior, que ahora deberán enfrentarse a su trago más duro: responder ante la Fiscalía y, presumiblemente ante los juzgados después, de su trabajo al frente del ya extinto CJCE.
 

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