La Unión Europea se enfrenta hoy a la crisis económica más
grave, difícil y compleja desde su fundación. Así lo anuncia
el Partido Popular en la introducción de su programa para
Europa. Una crisis económica de dimensión global. España
está sufriendo más la crisis que ningún otro país del mundo
desarrollado. Para afrontar esta situación y decidir el
futuro de Europa los electores españoles y europeos podrán
elegir entre dos opciones opuestas. Una es la que postulan
los socialistas que quieren retroceder treinta años y volver
a modelos económicos y sociales fracasados que trajeron paro
y estancamiento a Europa en los años setenta. Políticas ya
superadas basadas en el expansionismo del Estado, el aumento
descontrolado del gasto público, la subida de los impuestos,
los altos precios, el miedo a afrontar reformas
estructurales de alcance, el endeudamiento excesivo y en la
desconfianza en la sociedad civil y la iniciativa
empresarial. Este es el modelo aplicado por Rodríguez
Zapatero en nuestro país en los últimos cinco años que ha
conducido a la peor crisis económica y social de nuestra
democracia. Frente a estas políticas de retroceso, los
partidos populares europeos ofrecemos una alternativa. La
libertad, la dignidad de la persona, la iniciativa
individual, la economía social de mercado, el mérito y el
esfuerzo, la estabilidad económica y la solidaridad son los
principios que inspiran nuestra acción política. Para
afrontar la crisis hace falta un compromiso renovado con
estos mismos valores que son los que han construido una
Europa próspera, libre y cohesionada. Y los que llevaron a
nuestro país a ser un modelo de referencia para nuestros
socios comunitarios. Hoy, el riesgo está -dicen en el PP- en
la política del sálvese quién pueda, de los que buscando
atajos dan la espalda a Europa o de los que no hacen nada
por miedo o incapacidad para tomar decisiones, esperando que
nuestros problemas nos los resuelvan otros. En su discurso
introductivo del programa, el PP afirma que las políticas de
nacionalismo, proteccionismo e intervencionismo
indiscriminado frenan la construcción europea. Su defensa en
tiempos de crisis lleva a menos Europa. Hoy, Europa tiene
que aplicar políticas de reforma económica con sólidos
fundamentos que garanticen el futuro de nuestro modelo
social. A cada uno de los países de Europa le corresponde
emprender las reformas que aseguren su competitividad y el
empleo en el nuevo entorno global y europeo que se está
configurando.
España puede estar entre los mejores de Europa. “Ya lo hemos
demostrado”, dicen los portavoces populares.
En los años de gobierno del Partido Popular “cumplimos
nuestros compromisos, fuimos capaces de liderar avances
decisivos en el proceso de integración económica, como la
culminación del mercado interior, la creación de una moneda
única y la puesta en marcha de un programa de reformas
estructurales para modernizar la economía europea (Agenda de
Lisboa)”. En esos mismos años se dio un impulso definitivo a
la gran ampliación de la Unión Europea a los países del
centro y del este europeo, “reforzamos los lazos entre la
Unión Europea y América Latina y afianzamos la dimensión
transatlántica y mediterránea de la política exterior de la
Unión Europea”. “Nuestro Gobierno fue decisivo” para lanzar
el Espacio Europeo de Libertad, Seguridad y Justicia y
“pusimos a Europa en pie para luchar contra el terrorismo.
La orden europea de busca y captura y las ayudas a las
víctimas del terrorismo fueron fruto de la iniciativa de los
gobiernos populares”, recordaron.
España se convirtió en un ejemplo: “un socio europeo fiable
y leal que al tiempo que defendía con firmeza los propios
intereses nacionales contribuía también a la definición e
impulso de las políticas comunes. Gracias a esta actitud
nuestro país se ganó el respeto de los demás socios”. Los
gobiernos del Partido Popular fueron “decisivos” para
defender los intereses españoles y europeos en las sucesivas
reformas de los Tratados. “Garantizaron con éxito” la
financiación europea para el periodo 2000-2006, periodo en
el que España “recibió la mayor aportación financiera desde
nuestra adhesión”. Se consiguieron para España más de 62.000
millones de euros en ayudas estructurales para el periodo
2000-2006 para mejorar nuestras infraestructuras y
modernizar nuestro tejido productivo. Las negociaciones en
el sector agrario llevaron a que los agricultores y
ganaderos recibieran durante los mismos años ayudas
superiores a 43.000 millones de euros. Y además “se
garantizaron las ayudas a este sector hasta el año 2013”.
Hoy, por contra, la posición de España en Europa es muy
diferente -argumentan-. “Hemos pasado de ser admirados por
nuestras tasas de crecimiento económico y creación de empleo
a que se nos perciba como un problema para Europa. Somos el
país con la mayor tasa de paro, con el mayor déficit
exterior y que sufre, además, un déficit público desbocado y
una pérdida acelerada de competitividad”. Estos hechos
-según el PP- ponen de manifiesto “el alejamiento de España
con respecto a los principales países europeos: La tasa de
paro española en Marzo de 2009 era del 17,4 por ciento, la
más alta de la Unión Europea frente al 8,3 por ciento de la
media europea. Los mas perjudicados han sido los jóvenes,
las mujeres y los trabajadores menos cualificados; los
sectores mas vulnerables de nuestra sociedad. Hoy ya existen
un millón de parados sin cobertura y 850.000 familias tienen
a todos sus miembros en paro”.
España es uno de los países con “menos competitividad” de la
Unión Europea, como ponen de manifiesto los datos del Banco
Central Europeo. En cinco años de gobierno socialista “hemos
descendido del puesto veintitrés al veintinueve en el
ranking de competitividad global elaborado por el Foro
Económico Mundial”. España es también uno de los países en
que la productividad es más baja y “no porque la inversión
haya sido escasa sino porque el diseño de la política
económico ha sido erróneo”. En los índices que miden la
facilidad para la actividad empresarial “hemos descendido
del puesto treinta al cuarenta y nueve entre el año 2005 y
el 2008 (Banco Mundial); en los que miden la capacidad
innovadora hemos bajado del puesto dieciocho en 2003 al 26
en 2007 (Comisión Europea)”. En materia de educación, según
el informe PISA de la OCDE. España ha bajado del puesto
veintiséis que ocupaba en el 2003 al treinta y uno. “En los
últimos años el gobierno socialista español tampoco ha sido
capaz de cumplir los compromisos adquiridos con nuestros
socios europeos”. “Hemos pasado de ser uno de los socios más
fiables de la Unión Europea a uno de los más conflictivos”,
enumeraron. “Rodríguez Zapatero prometió llevar a España al
corazón de Europa pero lo cierto es que nos ha situado en la
cola en la mayoría de las políticas comunitarias”. España,
de este modo, figura entre los países con más retraso en la
transposición de las directivas comunitarias y con mayor
número de procesos de infracción abiertos ante los
tribunales europeos por la incorrecta transposición o
aplicación de las normas europeas.
“La negociación de la financiación europea para el periodo
2007-2013 se saldó con una pérdida de 30.433 millones de
euros en comparación con los conseguidos por José María
Aznar”. Así que el país va a pagar -según el PP- el 25 % de
los costes de la ampliación cuando su PIB representa tan
sólo el 8 % del conjunto de la Unión Europea. “Nuestra
aportación será 3,5 veces superior a la alemana, 2 veces
superior a la francesa y siete veces superior a lo que
aportan holandeses y suecos”. España también ha sido “la
gran perdedora en todas las negociaciones agrarias
desarrolladas en la Unión Europea con la llegada de los
socialistas al poder”.
El Gobierno socialista “presume” de estar a favor de una
Europa verde “pero ha colocado a España a la cabeza de los
países que incumplen los compromisos del protocolo de
Kyoto”. El Gobierno español “prometió” incrementar la
inversión en I+D+i “pero hemos retrocedido en relación con
nuestros socios europeos”.
Dos años después de aprobarse el fondo tecnológico español
dotado con 2.200 millones de euros, “España no ha sido capaz
de presentar un solo programa para ser subvencionado por la
Comisión Europea”.
Esta situación -aseguran los portavoces del Partido Popular
para estas elecciones europeas- “puede cambiarse”. Hacen
falta “otras políticas que permitan que España recupere el
respeto de sus socios comunitarios y un papel protagonista
en el proceso de construcción europea. El Partido Socialista
ya ha fracasado dentro y fuera de nuestras fronteras”,
sentencian.
España “necesita un nuevo gobierno que aplique una nueva
política económica para afrontar la realidad de la crisis y
volver al crecimiento y a la creación de empleo”. Nuestro
país “necesita una nueva oleada de reformas que sitúen
nuestra economía entre las más competitivas del mundo.
España contará en Europa si somos capaces de poner nuestra
casa en orden”, han afirmado.
Lo que está en juego
En las próximas elecciones europeas, “los españoles vamos a
poder mostrar nuestra voluntad de cambio. No tenemos que
resignarnos con la deriva de nuestro país ni con su pobre
papel en Europa. El Partido Popular Europeo es la mayor
familia política de la Unión Europea y su grupo es el
mayoritario en la eurocámara”, defienden.
El proyecto para conseguir una Europa más competitiva, más
cohesionada y más solidaria se basará en la puesta en marcha
de las siguientes políticas: integración europea: Un
desarrollo ambicioso del Tratado de Lisboa una vez
ratificado.
Superar la crisis: Una nueva estrategia económica para
Europa que asegure la competitividad, el empleo la
integración de los mercados y la sostenibilidad del sector
financiero.
Reformar para progresar: Políticas ambiciosas para la
innovación, las nuevas tecnologías y el desarrollo de la
sociedad de la información.
Garantizar el futuro de las nuevas generaciones: Políticas
educativas y de formación que aseguren a los europeos el
acceso a empleos de calidad.
Luchar contra el cambio climático: Una verdadera política
energética común que integrando todas las fuentes
disponibles garantice la competencia, la autonomía del
suministro y la sostenibilidad ambiental.
Creer en una España integrada: Unas redes de transportes
integradas al servicio de la competitividad económica y el
desarrollo de todo el territorio
Compromiso con agricultores, ganaderos y pescadores:
Políticas agrarias y pesqueras a la altura de los desafíos
que se plantean en estos sectores.
Solidarios en la integración europea: Una política regional
adaptada a los cambios económicos actuales para garantizar
la cohesión económica y social en todo el territorio de la
Unión. Nuevos recursos para la competitividad
Nuevos recursos para la competitividad y el crecimiento: Una
nueva política presupuestaria que dote de recursos
suficientes a la Unión para afrontar los retos de una
economía moderna y competitiva.
Impulsamos políticas de seguridad, justicia e inmigración:
Al servicio de la libertad y la convivencia de todos los
europeos.
Respaldamos una política exterior común: Una política
exterior reforzada que permita a la Unión Europea estar
presente de manera efectiva en los foros internacionales.
Creen en las personas y garantizan el bienestar social: Una
política social moderna y sostenible para asegurar el
bienestar de todas las generaciones de europeos y luchar
contra la exclusión social, las discriminaciones y la
pobreza.
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