Con toda la información que existe
hoy día sobre temas sexuales, auténtico tabú en mi época,
cuesta trabajo creer que casi el 60% de los adolescentes de
la ESO, entre los doce y los dieciséis años, mantengan
relaciones sexuales y se produzca, cada vez más aborto por
hijos no deseados, la mitad de ellos beban alcohol, dos de
cada tres consuman drogas y algunos se vean implicados en
situaciones de violencia. Algo está fallando.
En mí época, con la edad comprendida entre los doce a los
dieciséis años, estábamos preocupados, tanto los niños como
las niñas o tanto los miembros como las miembras, en
nuestros estudios, en nuestros juegos y en nuestros sueños.
Los miembros en ser mayores para conseguir ser médico,
militar o futbolista. Las miembras en ser mujeres para
tratar de casarse con un médico, un militar o un futbolista.
Por supuesto nada sabíamos sobre educación sexual, drogas,
alcohol o violencia. Lógicamente, ya se lo que me van a
decir, que era otra época y otra forma de vida. De acuerdo,
no se lo voy a discutir, porque es una verdad como un
templo. Pero vamos paso por paso.
Si una chica a edad temprana, cosa bastante difícil pero no
imposible, se quedaba embarazada era como si a la familia le
hubiesen caído las siete plagas. Cosa que jamás entendí. Hoy
eso se ve normal, como siempre he creído que debía verse el
asunto de que una chica se quedase, en aquella época
embarazada.
Sin embargo, esa educción sexual de la que tanto se habla
hoy día, donde intervienen expertos en la materia, no se ven
resultados satisfactorios, más bien se va para atrás como el
cangrejo. Y es que, el asunto de la explicación de la
semillita, es un cuento chino.
Soy de los que creen, es mi personal opinión, tan respetable
como todas las opiniones, que la educación sexual es un
cuento chino que no vale para nada. A los resultados me
remito.
El sexo, sano por cierto según los entendidos en la materia,
es innato en los seres vivos, racionales o irracionales,
desde que el mundo es mundo. Quién ha enseñado a procrear a
los animales o a las personas. Nadie les dio una clase de
cultura sexual, entre otras cosas porque no la necesitan
quienes nacen ya poseyendo algo innato en todos los seres
vivos.
Quién o quiénes enseñaron en la edad de piedra, a los
hombres primitivos, a hacer el acto sexual. No se puede
enseñar lo que uno ya posee. Quién o quiénes les dieron
clase a los animales enseñándoles como deberían hacer para
tener descendencia.
El sexo no se enseña, como no se enseña la atracción
ejercida por personas de diferentes sexos o de sexos
iguales. El amor existe, pero nadie puede definir el amor,
porque los sentimientos no tienen explicación ni definición
alguna.
En mi época, la de la generación perdida, no existía eso tan
cacareado de la educación sexual, ni lo de la semillita, ni
cosas parecidas, pero todos hemos tenidos descendencia, sin
que nadie nos explicara cómo se hacia para poder tenerla.
Hoy con todas esas explicaciones y la llamada educación
sexual, esta generación está más pedida que un pingüino en
Ecija.
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