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cultura - SÁBADO, 23 DE MAYO DE 2009


René Lavand. reduan.

RENÉ LAVAND, MAGO
 

«No sé qué es la magia. Yo
soy experto en cartas. Nada
más. Y nada menos»

A sus 80 años, René Lavand no ha dejado escapar a su mayor don: el de sorprender a la gente. Juega con los naipes empapados en ilusión. Y con una sóla mano. La otra la perdió de niño y no la echa en falta

CEUTA
Paloma López Cortina

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Tan rápido con su mano izquierda como con su mente, René Lavand atracó ayer en la ciudad para ilusionar a los ceutíes. Lleva más de 70 años haciéndolo y recorriendo todos los lugares del mundo cargado de ilusiones. ópticas y de las otras. Porque es un mago a la antigua usanza. Enamorado de la baraja a la que reconoce debe demasiado, se prendó de los naipes con apenas siete años y desde entonces no ha podido ni querido soltarlos. Hoy presenta en Ceuta para poner punto y final a su gira por España, el espectáculo ‘No se puede hacer más lento’. Invitado por la Asociación de Artes mágicas de Ceuta, el Siete Colinas acoge a las 20:30 uno de los platos fuertes culturales de la temporada. Abracadabra.

Pregunta.- ¿Cuál es su carta favorita?

Respuesta.- Todas. Las 52 que me permiten ganarme la vida como me la gano, conociendo gente linda como la que conoceré hoy en Ceuta y durantemi actuación en el Siete Colinas.

P.- ¿Cree en la magia?


R.- ¿Magia? No sé qué es la magia. Para mí magia en la fascinación del actor con la que logra la comunicación artística y humana con su público. Eso es magia. Yo soy experto en cartas. Nada más. Y nada menos porque quiero mucho mi causa.

P.- ¿Cuántos años lleva haciéndolo?


R.- Perdí la cuenta pero si me dejas con una computadora... le digo que empecé a los siete años, tengo ochenta...pues 73 años. De los siete a los nueve con dos manos. Y de los nueve en adelante con una sólo porque tuve un accidente y perdí la mano derecha.

P.- ¿Y la ha echado mucho de menos en su carrera profesional?


R.- No, en absoluto. Al contrario. Eso creó mi propio estilo. Aquellos vientos trajeron estas tempestades.

P.- Explíquenos la piedra angular de su modo de actuar: la lentidigitación.


R.- Sí, como no. Presti-digitar lo dice la propia palabra... Presti: velocidad, rapidez. Lenti: lentitud. Y mi estilo, que por suerte lo logré y hace muchos muchos años, es hacer las cosas con lentitud. Por eso escribí dos libros: Lentidigitación 1 y Lentidigitación 2. Y por eso mi espectáculo de hoy para todos los que quieran venir a verme, se llama ‘No se puede hacer más lento’.

P.- Parece que adora la calma, la tranquilidad... ¿cree que el mundo va muy rápido actualmente?

R.- Yo creo que sí, que dispara demasiado rápido. Cuando uno dispara así no puede pensar bien. Pero bueno, es lo que hay y no podemos cambiar las cosas.

P.- Más de 70 años dedicándose a ésto y observando las caras de su público son muchos años. ¿Cree que la gente se sorprende como entonces?

R.- No noto ningún cambio, en absoluto. Siempre se ha sorprendido la gente frente a un buen efecto de ilusionismo que yo llamo y ustedes llaman magia. Ha sorprendido y seguirá sorprendiendo.

P.- ¿Qué truco se le resiste?

R.- Son muchas cosas las que se resisten en la vida de un hombre. Nadie se puede dar por satisfecho y por completo en esta existencia humana. Ni la muerte termina con las cosas porque el mundo sigue andando y no para aunque uno quiera. Así que no tengo frustraciones. Esa sería mi respuesta a su pregunta. Ya he hecho demasiado y le debo mucho a la baraja y a los públicos del mundo y particularmente a esta España sur que estoy disfrutando aquí con la brisa mediterránea.

P.- Quedan pocos magos de chistera y conejo...

R.- Los conejos me gustan en estofado, pero si hay alguien que me presente un buen truco de ilusión con un conejo, bienvenido sea.
 


Un mago que lleva 73 años sorprendiendo al público a través de los naipes

Habla lento. Tranquilo y pausado. Y juega tan bien con las palabras como con las cartas. René Lavand es octogenario en edad y veterano en mucho. Y si los refranes se cumplen debe ser un desdichado en el amor. Porque en el juego no hay quien le gane. El maestro de la Lentidigitación, un término apodado por él mismo en el que el prestidigitador realiza sus trucos de manera pausada, hace que el espectador que acuda a verlo, recorra los rincones más increíbles del asombro con su poesía, sus historias de vida, con la belleza de lo simple y sus naipes. Es argentino y está manco. Un accidente que provocó que tuviera que cambiar de estilo a los 9 años tras dos jugando con las cartas y sus dos brazos. Perdió el derecho por un accidente. Dice que de aquellos vientos, recoge tempestades. La tempestad de crearse a sí mismo y practicar trucos y trucos dejando de lado todos los libros que existían para magos porque explicaban técnicas para prestidigitadores de dos manos. Cree que los magos, como cualquier otra profesión, han evolucionado. No importa lo que hagan si termina sorprendiendo al espectador a través de la ilusión. Eso es lo que mueve su mundo. Un mundo que ha llevado a todos los rincones del planeta y del que no piensa apearse.
 

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