“Se acaba de conocer la sentencia de la Audiencia Nacional
sobre los 30 errores en las identificaciones de los 62
militares españoles fallecidos en el accidente del Yak 42.
Durante el desarrollo de la vista oral he guardado silencio
por respeto a la Justicia, para no producir ni la menor
interferencia en la culminación de un largo proceso de más
de cinco años, y máxime cuando el Tribunal no consideró
necesario ni mi testimonio ni el de mis colaboradores
civiles.
Me impuse ese silencio frente a quienes, por el contrario,
se han esforzado con contumacia en imputarme
responsabilidades en un juicio paralelo en el que
previamente ya me habían condenado.
Hoy, cuando la Justicia se ha pronunciado, y aun cuando la
Sentencia no sea firme, me parece mi deber romper ese
silencio.
Primero.- En primer lugar para reiterar, una vez más, mi
respeto, mi reconocimiento y mi homenaje a las victimas del
accidente: a todos y cada uno de los sesenta y dos militares
que regresaban a España tras desempeñar ejemplarmente una
misión internacional. Su memoria, como la de todos los
militares que dieron su vida por España en el cumplimiento
de su deber durante mi mandato, me acompañará siempre.
Segundo.- Desde primera hora de aquel trágico 26 de mayo de
2003, la atención de las familias de las víctimas fue la
primera y principal preocupación de todo el Departamento de
Defensa. Consideré mi deber viajar yo mismo a Trabzón
acompañado de los mandos militares y de un equipo de
médicos, también militares, para colaborar con las
autoridades turcas sobre el terreno en el esclarecimiento de
las causas del accidente y en la repatriación de los
cadáveres de los sesenta y dos militares españoles. Los tres
Jefes de Estado Mayor y el General Director de mi Gabinete
Militar, quedaron encargados de contactar personalmente con
todas las familias y, tras notificarles nuestro pesar por la
tragedia, ponernos absolutamente a su disposición.
Pusimos todo nuestro empeño en organizar el retorno y los
funerales con la máxima dignidad, sin que en ningún momento
–como se ha afirmado falsamente- tuviéramos ninguna noticia
sobre errores en las identificaciones, que solo empezaron a
cuestionarse muchos meses después.
Desde el primer momento, creamos una Oficina de Atención a
las Familias y me dirigí por escrito a todas ellas, teniendo
la oportunidad de recibir también a quienes lo solicitaron.
La Comisión Internacional que investigó el accidente
ratificó en sus conclusiones que la causa del mismo se debía
a un error humano de los pilotos.
Tercero.- Cuando, posteriormente, tuve conocimiento de los
errores encontrados en las identificaciones, ofrecí
públicamente, en el Congreso de los Diputados, mis más
sinceras disculpas a las familias por ese nuevo sufrimiento
añadido a su dolor, y la incertidumbre que ello les
generaba. Lo hice entonces y lo reitero hoy de todo corazón.
Sostuve entonces que la actuación de quienes habían
intervenido en la repatriación de los cuerpos, había sido de
buena fe en todo momento. No lo ha entendido así la
Audiencia Nacional. Tengo que respetar la Sentencia, pero no
que compartirla, máxime cuando aún no es firme. Sigo
pensando que los médicos militares actuaron al máximo de sus
posibilidades y en circunstancias tan dramáticas como
extraordinariamente difíciles. Y espero que pueda
demostrarse en sucesivas instancias procesales.
Respeto la sentencia y pido también respeto a las personas.
Para ellos, militares y compañeros al cabo, también está
siendo este proceso enormemente doloroso y aflictivo.
Es verdad que la justicia no podrá acabar con el dolor, pero
respetarla será para todos nuestro mejor homenaje”.
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