Entre junio y septiembre, europeos
y marroquíes (los iraníes también) se aprestan a depositar,
casi ritualmente, su papeleta en la urna. Acto presuntamente
con el que, el pueblo soberano, elegiría a sus
representantes en los organismos oportunos. Claro que las
cosas no son tan sencillas ni, mucho menos, comparables. Lo
que es el voto, la elección, puede llegar al esperpento.
Hasta un grupo terrorista, como ETA misma, podría llegar a
practicar la democracia interna: “Nosotros, antes de
asesinar, votamos para elegir la víctima: militar, policía o
guardia civil, político o ciudadano, hombre o mujer… ¡Somos
la hostia, Pachi!”. Sigan poniendo ustedes ejemplos. Digo
esto porque una cosa es la “práctica” o función en sí y otra
la “ideología” o las condiciones establecidas. No es lo
mismo votar en Marruecos… que en Irán; y tampoco lo es,
puestos a poner ejemplos, los comicios marroquíes que los
europeos. Los vecinos del sur, habitualmente sobre todo a
través de la MAP, sacan pecho en cuanto a las bondades de su
sistema electoral y de la democracia marroquí en general,
como si fueran iguales digamos que a la nuestra… ¿Sería
Marruecos entonces un ejemplo o espejo donde mirarse?. Como
saben, muchas veces me he posicionado favorablemente -y lo
sigo haciendo- sobre el papel reformista del joven soberano
Mohamed VI y su decidido impulso para ir poniendo a su país
a la altura de los occidentales. Ciertamente. Pero hay, en
el substrato ideológico-institucional, condiciones objetivas
que no son comparables: desde el imposible cuestionamiento,
siquiera teórico de la jefatura político-religiosa cuasi
sagrada de la jefatura del Estado, a la imposición de la
previa referencia islámica para todo el arco político. Así
las cosas, desde los de tendencia liberal o de izquierdas
hasta en los de un más acusado posicionamiento religioso, el
Islam impregna la referencia política. He llegado a leer
artículos en los que el firmante destacaba, en partidos como
el PJD, el rezo previo antes de un mitin… Pero es que,
insisto, ¡esa es la práctica habitual y políticamente
correcta en todos los demás, desde el Istiqlal a la USFP!.
Claro que nuestra democracia, la europea en general y la
española en particular, francamente abierta en lo
ideológico, adolece también de ciertas disfuncionalidades
que vician la práctica democrática. Por ejemplo y en España,
como señalaba el otro día el candidato de UPyD a las
elecciones europeas, el profesor Francisco Sosa Wagner, es
patético el chantaje nacionalista, es decir formaciones
políticas que, legítimamente por lo demás, funcionan
solamente en determinados espacios territoriales, tengan
representación parlamentaria junto a partidos digamos de
talante -e implantación- en todo el territorio nacional.
Otro manido asunto, de orden más funcional y al que se opone
ferozmente la “nomenclatura” del PSOE y el PP es la
posibilidad de listas abiertas, es decir que la ciudadanía
pueda optar por cualquier candidato de la lista presentada.
Pasen al hecho y piensen ustedes los cambios que ello podría
representar en las caras del paisaje político ceutí, por no
decir a nivel del Estado. ¡No te digo, Marcelino!
Los anarquistas decían aquello de “Votar, votar, que por el
culo os van a dar”. Hombre, algo de eso hay pero ustedes no
pierdan la esperanza. Ejerzan su derecho electoral. Y hoy,
en Tetuán, éxitos para la conferenciante auspiciada por la
Embajada de los Estados Unidos en Rabat. Mañana les contaré
algo. Salud.
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