Eso es lo que parece decir el
supremo al haber anulado la lista de Alfonso Sastre a las
elecciones europeas, por haber una clara vinculación de esa
o de parte de esa candidatura con ETA- Batasuna.
Y es que aquí no se improvisa, aquí se actúa con un rigor
irrefutable, por lo que han destacado desde la Sala Especial
del Tribunal Supremo un total de veintitrés candidatos que
están vinculados al mundo abertzale.
Queda claro, con esos datos, que este tipo de personas, ni
tiene cabida, ni podrá tenerla jamás, en unas instituciones
democráticas que buscan la paz y no la guerra, y que
pretenden la unión de los pueblos y no la escisión o la
separación, tal como propugnan las corrientes abertzales.
No hubo unanimidad, todo hay que decirlo, a la hora de
anular la candidatura Iniciativa Internacionalista – La
Solidaridad entre los Pueblos al Parlamento Europeo (IISP),
ya que hubo 5 votos que no eran partidarios de tal
anulación, pero los 11 restantes habían visto muy claramente
la tendencia, por sus actuaciones en el pasado, de un buen
número de componentes de esta candidatura.
La Sala Especial, llegados casos como este, y en este, en
concreto, consideró las demandas del Ministerio Fiscal,
además de las del Gobierno, representado por la Abogacía del
Estado.
No había otro camino, y el auto, a pesar del 11-5 ese que
hubo en la votación, será firmado por todos los magistrados,
sin contener votos particulares disidentes.
Ni fue fácil la decisión, ni fue breve, pero sí muy clara al
final de las deliberaciones.
La decisión final se tomó muy entrada la madrugada y eso que
los magistrados habían comenzado esa reunión a media tarde.
La Sala especial del artículo 61, los 16 jueces que
compusieron la reunión, mantuvieron una larga deliberación
hasta las tres de la madrugada. A esa hora ya había quedado
claro, para una mayoría de ellos, a donde se había llegado y
cual sería la decisión final.
Y es que la propia cabecera de la candidatura podría verse
como una cabecera trampa, puesto que el número 1, Alfonso
Sastre, venía a ser el “banderín de enganche” que estaba
utilizando la banda terrorista, con el que creían que
podrían llegar al Parlamento Europeo, y si se daba la
renuncia de éste, entraría en liza la número 2, Doris
Benegas, abogada y muy conocida por su vinculación con el
mundo abertzale.
Todo estaba bien programado, perfectamente orquestado, por
arriba, para ir dando paso, si es que se lograba algún
escaño, a quienes de ninguna forma deben formar parte de
instituciones en un mundo democrático.
Ni que decir tiene que, a partir de la anulación de esta
candidatura y de su conocimiento por la misma, emprenderán
todos los pasos posibles que se dan en un mundo democrático,
como es el recurrir ante el Tribunal Constitucional, con lo
que le cae a este Tribunal un nuevo asunto que tendrá que
solventar antes del comienzo de la campaña electoral para
esas elecciones del 7-J.
Y llegados a este punto, y tras pasar por los tribunales
propios de un sistema democrático, no puede uno comprender
como determinados grupos, que no aceptan las leyes y la
situación democrática existente, pueden recurrir y hacer uso
de unos tribunales en los que no creen. Aquí está una
incongruencia más de ciertos grupos.
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