Lo afirmaba con rotundidad ayer
Antonio Iglesias, perito químico en el juicio del 11-M, en
el diario “El Mundo”: “En los análisis del 11-M salió el
retrato robot del Titadyn”. Polémica y valiente declaración
que significa un torpedo directamente a la versión oficial
sobre el explosivo utilizado en la masacre terrorista del
11-M en Madrid, atentado cuya resolución se ha pretendido
cerrar en falso y sobre el que revolotean inquietantes dudas
razonables. ¿Mi idea…?: pues hasta donde sé y no sé mucho,
barajo la hipótesis de un atentado inducido por una potencia
extranjera con una necesaria colaboración interna. Sí, no se
me reboten. ¿Acaso en la misma Francia no hubo un movimiento
colaboracionista de gran amplitud en sintonía con el Tercer
Reich…?; ¿acaso en el Reino Unido un destacado miembro de la
familia real, apartado del trono, no se ofreció a coronarse
en caso de la ocupación alemana de las islas durante la II
Guerra Mundial?. Por lo demás, me remito a un medio
periodístico como puedo citar otros, pero lo relevante en
este caso es la personalidad del entrevistado, con fotos y
apellidos. Obviamente les remito a la reseña, dos páginas
completas de ayer lunes, en la que el citado medio
subtitula: “El experto químico ha revisado todos los
análisis que se hicieron a los explosivos del 11-M y ha
encontrado nuevos datos que rebaten la tesis mantenida por
la sentencia y apuntan a que no fue Goma 2 ECO sino otro el
explosivo empleado en la masacre”. Oído y amplificado.
Pues verán, si tiran de hemeroteca este escribano también
había apuntado hace tiempo en esta dirección, conociendo
además las divergencias periciales entre la Policía y
Guardia Civil. Hay más: este escribano fue el primero,
entrevistado si mal no recuerdo el mismo año del atentado
junto a otros especialistas (entre ellos por cierto Gustavo
de Arístegui) en el programa de Radio Madrid Intereconomía,
en mantener que el famoso “Chino” y su banda no se
suicidaron en Leganés: les volaron para silenciarlos, a la
vez que se intentaba desviar hacia ellos todas las pistas.
También esta columna ha sido la primera en situar,
escandalosamente, el coche de “El Chino” en Ceuta, ciudad
querida.
¿Y la lealtad…? Entiendo que hay un cúmulo de despropósitos
y supuestas obediencias debidas que cierran la boca a un
puñado de funcionarios que, si hablaran, podían arrojar al
fin luz sobre el mayor atentado terrorista sufrido en
España. Entiendo el chantaje del potaje máxime como están
las cosas, pero… ¿Saben?. Desde los 23 años (bueno, a decir
verdad desde los 16…) podía haber sido funcionario en
diferentes cuerpos administrativos al menos en tres
ocasiones; rechacé siempre esa posibilidad, de lo que no me
arrepiento. “Ye ne regrette de rien”, como cantaba Edith
Piaf y silbaban los de la Extranjera al salir de Argel…
Tampoco vivo solo de escribir; aprendí muy joven que, para
mantener una razonable independencia no se podían poner
todos los huevos en la misma cesta. Trabajo duramente y
tengo las espaldas cubiertas; a las duras, de mi tierra
siempre podríamos vivir yo y los míos. No vean las sabrosas
lechugas y tomates que recolecto diariamente del
invernadero. Por eso me permito ciertas licencias en mis
columnas, le gusten o no a mi señorito. Esto es lo que hay.
Y soy leal, fundamentalmente, a mi país. A los gobiernos que
les den.
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