Convertirse en profesional de la
política sin tener oficio ni beneficio es asumir un riesgo.
Un peligro que se ha encargado de evitar José Antonio
Carracao. Debido a que es propietario de una plaza en el
Ayuntamiento de Algeciras. De la que podrá estar excedente
hasta el día en que deje de ocupar un cargo público.
Por tal motivo, Carracao se puede permitir el lujo de
transitar el ruedo político con calma. Sin agobios. Sin que
se le amontonen las ideas y éstas le conduzcan por la senda
donde suelen habitar los disparates.
De manera que cuando hablo con él, que son pocas veces,
siempre obtengo la misma impresión: su sosiego se debe no
sólo a que en lo laboral tenga las espaldas cubiertas sino
por estar también convencido de que nunca le ganará unas
elecciones a Juan Vivas. Motivos más que suficientes
para que el secretario General de los socialistas de Ceuta
parezca más frío de lo que es en realidad.
Algunos compañeros lo comienzan a tachar de indolente. De
estar dedicado estrictamente a cumplir lo que el partido le
pidió, en un momento difícil, pero sin apasionarse lo más
mínimo en la tarea. Incluso aparenta estar deseando que
llegue el momento final de las elecciones autonómicas y
generales para entregar los trastos y salir de la situación
de forma aseada.
Mientras tanto, además de prestar sus servicios en la
Delegación del Gobierno, que le viene muy bien para su
formación, hace declaraciones en las que culpa al PP y a los
medios de comunicación de que su partido lleve veinte años
sin ganar unas elecciones en Ceuta.
En suma: que las derrotas de su partido, según Carracao, se
deben a los creadores de opinión. Y que debido a ellos los
militantes socialistas han perdido mucho tiempo
defendiéndose de la imagen de vendedores de la patria que le
han venido achacando. Malgastando en el envite muchas
energías que les faltaron para conquistar el voto de los
ciudadanos en los barrios. Lo dicho por José Antonio me
parece una simpleza que no oculta la verdadera realidad de
lo que ha venido ocurriendo.
Es cierto que los ceutíes se han decidido en las urnas por
el PP, en los últimos años. Como asimismo es justo reconocer
que lo de Perejil ayudó bastante a la causa de los
populares. Aunque tampoco es menos cierto que la visita de
Zapatero fue un soplo de aire fresco que no supo
explotar debidamente el socialismo ceutí.
Porque al socialismo ceutí, y Carracao debe saberlo, le ha
venido faltando un candidato capaz de llevarse a la gente de
calle. Un candidato con tirón popular. Y lo tuvo. Claro que
lo tuvo. Y se llama Francisco Fraiz. Pero éste,
encantador a la hora de trajinarse a los ciudadanos en
campaña electoral, en cuanto se sentaba en el sillón de la
alcaldía sacaba a relucir su carácter variable, atrabiliario
y tonante. Y el Ayuntamiento se convertía en la Casa de
tócame Roque.
Y desde entonces, unas veces mejor que otras pero siempre
huérfano de liderazgo, el PSOE de Ceuta no ha conseguido
hacerse fuerte. Entiendo, pues, que Carracao se haya
percatado de que él tampoco cuenta con esa capacidad innata
de atraer o seducir a las gentes. Vital para ganar unas
elecciones. Lo que no me parece justo es que culpe a nadie.
Como no lo es que el cojo eche todas las culpas de sus
tropiezos al empedrado.
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