Hace 19 años y un día, el 17 de
mayo de 1990 para ser exactos, la Organización Mundial de la
Salud (OMS) suprimió la homosexualidad de su lista de
enfermedades mentales, desde entonces esta fecha tiene un
valor altamente significativo para las personas homosexuales
por lo que distintas organizaciones en todo el mundo tratan
de conseguir que el Alto Comisionado y la Comisión de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas señalen esta fecha
como jornada mundial contra la homofobia y la transfobia, en
cualquiera de sus expresiones (política, social, cultural,
etc.). Hoy alrededor de 80 países en el mundo criminalizan
la homosexualidad y condenan los actos sexuales entre
personas del mismo sexo con penas de prisión; nueve de estos
países (Afganistán, Irán, Mauritania, Nigeria, Pakistán,
Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Yemen) mantienen para estos
casos la pena de muerte. La discriminación basada en la
orientación sexual y en la identidad de género no está
oficialmente reconocida por los estados miembros de las
Naciones Unidas.
Por unanimidad de todos los partidos políticos en nuestro
país, el pasado 6 de mayo el Parlamento pidió al Gobierno
que promueva ante Naciones Unidas la declaración de este día
como Día Internacional contra la Homofobia.
Debe ser la imposición de la lógica racional del
conocimiento la que impere entre los países que han
evolucionado en relación a la igualdad en derechos y
libertades. En este sentido, más allá de convicciones
políticas (entre las más ráncias pretéritas y las más
modernas) debe establecerse el ámbito de la normalidad
educacional en atención a la realidad patente de que cada
individuo es y vale por su capacidad intelectual, por sus
relaciones con la sociedad, pero nunca debe criminalizarse
nada más, ni un sólo aspecto distintivo entre otras
cuestiones porque esta es una sociedad plural donde desde el
respeto debe establecerse cualquier regla del juego.
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