(No se contemplan a las Casa Regionales en los convenios con
las navieras y dicen que somos los embajadores de Ceuta en
la Península)
Llevas razón Silverio, al exponer que, si no lo extienden a
las Casas Regionales, somos muchas las personas que nos
sentimos excluidas de beneficiarnos del acuerdo de las
navieras para facilitar la visita a nuestra ciudad.
Yo nací en Alhucemas, como tantos otros ceutíes que, por
aquella época, su familia residía en cualquier otra ciudad
del Protectorado. Toda mi vida me he considerado de Ceuta.
Allí nació mi abuela, nació mi padre, nacieron mis hermanos
y nacieron mis hijos…
Si yo pasé mi infancia corriendo y jugando por las calles de
mi querida Villajovita y allí, en la Parroquia de San Juan
de Dios, hice mi Primera Comunión; si yo era una de esas
niñas que, como muchos de vosotros, se pegaba en Navidades
al escaparate de Casa Molina para ver qué juguetes pedía a
los Reyes; si yo disfrutaba con el cucurucho que me
compraban en La Ibense o cuando me llevaban a San Amaro; si
aprendí a nadar en la playa Benítez…
Si más tarde, viviendo en la calle Real era una de esas
jóvenes que se recorría de punta a punta el Paseo de Las
Palmeras, se reunía en la Plaza de África o iba a bailar al
CAS, a la discoteca del Ulises o a La Cueva; si todos los
días, como otros muchos, bajaba y subía la empinada cuesta
de la calle La Legión para ir a las clases particulares de
don Manuel Morales, si cada atardecer, en el salón de mi
casa, estudiaba mis apuntes y exámenes de Magisterio
mientras me llegaba, a través del balcón, el apetitoso aroma
de los “corazones aliñaos” del Bar Casi…
Si mi vestido de novia, que aún conservo, me lo compré
frente a mi casa, en la boutique de Hachuel, para casarme
dos pasos más adelante, en la Iglesia de Los Remedios la
misma en la que muchos años antes se había bautizado mi
abuela y años después, mi hija; si actualmente, como supongo
que en otras muchas familias que vivimos fuera de Ceuta, no
todo es de El Corte Inglés, por poner un ejemplo, la
cubertería que uso a diario desde que me casé la compré en
Vicente Martínez y las buenísimas sábanas que aún pongo en
mi cama me las vendió Valeriano, en casa González, y por
seguir enumerando, la vajilla que guardo en mi aparador es
la de porcelana inglesa, de Comercial Africana…
Si en muchas ocasiones he contado a mis alumnos cómo era mi
uniforme del Instituto de Ceuta y con qué ilusión íbamos con
nuestras madres a casa Marañés para comprar la plaquita de
distinto color según el curso… y más de una vez les he
contagiado las ganas de tener un uniforme como aquel mío de
Ceuta...
Siempre pude palpar el cariño que mi padre tenía a su
ciudad. y el que a él le tenían sus amigos y conocidos; su
dedicación, no sólo en el Banco, también desde las distintas
entidades sociales como el Casino de Villajovita, el Centro
de Hijos de Ceuta, la Tertulia Flamenca o el Centro de
Diabéticos… .Cariño que he intentado siempre transmitir a
mis hijos y que mi marido ha sentido desde el primer día
que, siendo novios, llegó a Ceuta y que actualmente puede
disfrutar siendo socio de esta Casa en Cádiz.
Estoy segura de que no soy la única persona que se siente
excluida de este acuerdo. Tengo mi Libro de Calificaciones
del Instituto, firmado, por citar a algunos de tantos buenos
profesores como teníamos, por doña Gloria Reigada o por don
Arturo Company; tengo mis papeletas con las calificaciones
de la Escuela Normal de Magisterio Ntra. Sra. de África;
tengo mi Libro de Familia expedido en Ceuta, con mi
matrimonio y el nacimiento de mis hijos; tengo mi DNI que
empieza por 45…y sí, también tengo familiares en Ceuta, mis
raíces, pero están enterrados, descansando allí, como otros
muchos familiares y ellos no son los actuales residentes que
me pueden ayudar a sentirme beneficiada de este convenio…
Al igual, cuando te lleguen mis palabras ya reconocen
también a las Casas Regionales como beneficiarias. Al igual,
nada de lo que he relatado de mi vida en Ceuta suene a
muchos y todo parezca demasiado… pasado. Pero esto también
era Ceuta y aún somos muchos los que compartimos estas
mismas vivencias… ¿por qué me siento excluida? ¿por qué yo
no?.
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