O al menos eso es lo que nos
demuestran las últimas actuaciones, primero en Sevilla y
luego en Avilés, en el pantano de Trasona.
Y esto, hay que resaltarlo, es fruto no de la casualidad,
sino del trabajo, mucho trabajo, bien llevado y con la
seriedad que merece un deporte tan duro como el piragüismo.
Además, para desenmascarar a más de uno que viene de por ahí
fuera alardeando de medallas que sí se consiguen, pero
participando media docena de deportistas, aquí las medallas
se ganan a pulso, compitiendo con los mejores de cada club y
de cada federación, por lo que esas medallas de Isabel
Marín, Isabel Contreras, Johan y todos los demás que han
logrado un galardón, lo han ganado donde hay que hacerlo,
donde estaban compitiendo todos los mejores, con otros que,
posiblemente, fueran de menos categoría, pero que trataban
de lograr lo más que pudieran.
No debo ocultar mi simpatía particular por esta modalidad
deportiva, desde hace muchos años, y esa simpatía me la
inculcó uno de los 4 mejores piragüistas de la historia de
España y del Mundo, José Ramón López Díaz-Flor, al que jamás
le molestaba una llamada mía aunque fuera a altas horas de
la noche, mientras se estaba preparando para una de las
olimpiadas hace casi treinta años.
José Ramón, lo recuerdo como si fuera de ayer mismo, además
de que no ocultaba nada de la información que pudiera
ofrecer, siempre estaba dispuesto a hablar y a hacer que su
deporte calara en los aficionados y en los menos
aficionados.
Ahora mismo, y eso que hablo con él menos veces de las que
debiera, José Ramón López Díaz-Flor vive el piragüismo como
si él fuera un cadete, y el pasado domingo, cuando yo
hablaba con él, a los pocos minutos de haber logrado la
medalla de oro Isabel Marín, él, que fue subcampeón olímpico
y campeón del mundo , tenía la respiración entrecortada y
casi no podía hablar de la emoción, como si él mismo hubiera
ganado esa medalla.
Pero la medalla de oro del domingo pasado, la había ganado
Isabel Marín a ley, al ser la mejor de todas y bien merecido
se lo tiene, porque esta jovencita, aunque caigan chuzos de
punta, no perdona un entrenamiento, ha apostado muy fuerte
por el deporte del piragüismo y si las cosas no se tuercen,
estoy convencido de que en las próximas olimpiadas, faltan
tres años para ellas, puede estar llamando con fuerza a las
puertas de la Selección Española.
Conozco muy bien a esta piragüista, a la que he dado clase
el año pasado y le doy clase este año, y debo decir que es
capaz de sacrificar un examen, si es preciso, por un
entrenamiento más para amarrar aquello que se le ha escapado
anteriormente. Con una fuerza de voluntad de hierro y unas
cualidades como las de Isabel Marín las medallas están
prácticamente aseguradas, y a las pruebas me remito.
De ahora en adelante rara será la semana en la que no haya
competiciones y en esas competiciones estarán Los Delfines.
En esas competiciones, Ceuta tendrá la mejor de las
embajadas deportivas, y con el nombre de Ceuta, cada vez que
compiten Los Delfines, suele ir acompañada la coletilla de
... “medalla de ..., oro, plata o bronce”
Es un orgullo y una auténtica alegría acompañar a este grupo
a cualquiera de los lugares donde van a competir, porque
allí siempre, incluso antes de comenzar las pruebas, hay un
lugar de honor para Ceuta, al saber todos los que viven el
piragüismo que Los Delfines van a competir, no van de paseo.
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