El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, completó ayer en
Madrid el camino para reconocer sus méritos a Pablo Belmonte
que inició el delegado del Gobierno en otoño pasado, cuando
le propuso para recibir la Medalla de Oro al Mérito en el
Trabajo. En presencia del propio Chacón el fundador de
‘Almacenes San Pablo’, emocionado como el pasado 2 de
septiembre en las Murallas Reales, cuando fue distinguido
con la Medalla de la Autonomía, Belmonte convirtió su
homenaje en otro, personal, a su familia y a sus
trabajadores, con los que aseguró que “nunca hubiera llegado
hasta aquí”.
Como el pasado dos de septiembre, cuando recibió la Medalla
de la Autonomía, el empresario Pablo Belmonte (Ceuta, 1931),
volvió a convertir ayer la sala del Ministerio de Trabajo e
Inmigración en la que recibió la Medalla de Oro al Mérito en
el tajo en el escenario idóneo para homenajear a su familia
y a sus empleados, sin los que “no hubiera llegado aquí”,
según destacó con la voz encogida por la emoción. El
ministro Corbacho, que le hizo entrega de la distinción,
terminó así el camino que inició en otoño el delegado del
Gobierno en Ceuta, José Fernández Chacón, cuando le propuso
para recibir este reconocimiento y que posteriormente
completó el Consejo de Ministros el 5 de diciembre, cuando
le confirmó como acreedor a él.
“Quiero agradecer al delegado y a todo su equipo que me
propusieran para tan alta y noble distinción”, dijo el alma
mater de ‘Almacenes San Pablo’ ante los presentes, entre
ellos el propio Chacón, nada más colocarse ante el estrado,
desde el que volvió a repetir que su trayectoria vital se ha
circunscrito a “trabajar por y para Ceuta”, ciudad a la que
aseguró haberle dado “lo mejor de mí”.
“Trabajar nunca ha sido para mí una obligación o un
sacrificio, sino un placer”, afirmó Belmonte, que dedicó a
su ciudad natal “todo el cariño y apoyo que siempre me ha
demostrado”.
“Un ejemplo”
La Medalla al Mérito en el Trabajo tiene como cometido
“premiar y destacar el mérito de una conducta socialmente
útil y ejemplar en el desempeño de los deberes que impone el
ejercicio de cualquier trabajo, profesión o servicio”.
Chacón le propuso para tal mérito por reunir “cualidades que
como el tesón, la dedicación y el espíritu de sacrificio le
han hecho convertirse en un ejemplo de superación personal,
como lo demuestra el hecho de que se trata de uno de los
comerciantes de más prestigio de la ciudad y que da empleo a
más de medio centenar de trabajadores”.
Ayer, durante su visita a la playa de la Almadraba, el
presidente de la Ciudad, Juan Vivas, amigo personal suyo,
también le describió como un “ejemplo” y “modelo” para
todos. “Casi siempre que se produce un reconocimiento de
este calibre es un motivo de satisfacción, pero en este caso
para congratularme además del plano de alcalde de la Ciudad
tengo otro personal para alegrarme como amigo de Pablo”,
dijo Vivas, que no obstante quiso dejar bien claro que “esa
amistad no me impide desconocer el hecho objetivo de que es
una medalla absolutamente merecida”.
“Pablo”, continuó, “es un verdadero ejemplo de muchas cosas:
de laboriosidad, tenacidad, humildad... Es un ejemplo a
seguir. Es un justo reconocimiento y una manera de
incentivar comportamientos como el de Pablo”, remató el
líder del Ejecutivo ceutí, que manifestó su “más sincera
felicitación en nombre de todos los ceutíes” a Belmonte y a
su familia” antes de insistir en que “todos los ciudadanos”
deben tener presente “que es un modelo de persona, de
empresario y de trabajador”.
Pablo Belmonte comenzó a trabajar con 14 años vendiendo
fruta en el mercado y ayudaba a su madre en la pollería, a
la vez que se dedicaba a la cría de ganado. Con 16 años
entro como aprendiz en una ferretería. Una vez casado, se
independizó montando su propio negocio de ferretería que fue
ampliando a la vez que habría nuevos negocios, hasta siete
establecimientos que actualmente dan trabajo a más de 50
personas.
“Es el prototipo de persona hecha a si misma que con trabajo
y tesón se ha convertido en un próspero comerciante ceutí”,
destacó la Delegación en nota de prensa.
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