Desfachatez, desvergüenza,
atrevimiento, cinismo, descaro. Cualquier adjetivo sinónimo
a estos es válido para catalogar el argumentario concebido
por los ideólogos socialistas desplegado en todos los
rincones de nuestro país así como, en el Congreso de los
Diputados por el mismísimo Presidente del Gobierno con la
única intención de cosechar los mejores resultados
electorales posibles a pesar de los datos socios económicos
propiciados por su nefasta gestión en los últimos años.
Resulta nauseabundo escuchar al líder socialista, el gurú de
la izquierda, acusar al partido popular de sacar rédito
político con el aumento espectacular del desempleo en
nuestro país durante el pasado año mientras, ellos dicen
trabajar duramente en la adopción de medidas que cambie la
actual tendencia. Por tanto, puedo catalogar como irónico
pero, al mismo tiempo, indignante la afirmación que indica
que los únicos españoles preocupados por nuestras nefastas
cifras socios económicas son los integrantes del partido
socialista.
Mentiras a las que debemos añadir las medidas anunciadas
también, durante el Debate del Estado de la Nación, que
muestran la ineficacia de un Gobierno liderado por el
capitalizador del talante quien, sin “acritud” hacia la
oposición, desgranó su plan estratégico contra la crisis
incluyendo medidas elaboradas por el partido popular y otras
de su propia cosecha entre las cuales, se encontraba la
reducción de las desgravaciones fiscales a la compra de
vivienda a partir de 2011 con la intención de dar salida a
los 800.000 pisos sin vender que hay en el mercado,
exprimiendo aún más a la debilitada clase media española.
Por tanto, la clase media española debería plantearse de
donde obtendrá los fondos necesarios para sufragar las
medidas propuestas por el “hechicero de la ceja” cuando las
cuentas públicas se encuentran bajo mínimos debido al
desorbitado incremento en el número de desempleados, al
ingente cierre de pequeñas y medianas empresas, principales
productores de riquezas y por supuesto, al aumento de los
gastos ocasionados por la organización y funcionamiento del
Gobierno socialista.
En definitiva, estos últimos meses nos han recordado el
pasado más reciente de un partido socialista liderado por
Felipe González, el presidente que protagonizó la etapa más
negra de la democracia española. Ahora, cuando la situación
es equiparable tanto, en el incremento del desempleo como,
por las nefastas cifras económicas, reaparece la ancestral
estrategia que tan buenos resultados les dio en el pasado,
la mentira.
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