La residencia Nazareth se convirtió ayer en el escenario de
la copla gracias a la colaboración del voluntariado de
mayores, quienes se unieron a la festividad del 13 de mayo,
que rememora las apariciones de la Virgen de Fátima. Así,
los ancianos disfrutaron de una tarde de cante y de baile,
en la que no faltaron buenos dulces y gotas de humor.
Sólo faltaron los farolillos, el tablao y el albero para que
la residencia Nazareth se convirtiese en un recinto ferial.
La Consejería de Asuntos Sociales puso en marcha, en la
tarde de ayer, una actividad de animación para los ancianos
que conviven en la sede; una cita “festivo-religiosa” que
contó con la participación del voluntariado de mayores y la
orquesta Bohemia, encargados de despertar el entusiasmo y la
alegría de los simpáticos mayores.
Según explicó la hermana superiora de la residencia, Gloria
Evélita Cruz, “desde 2005 celebramos el 13 de mayo que
rememora las apariciones de Fátima y tratamos de pasar un
rato agradable bajo el manto de la Virgen. Intentamos
mantener el espíritu, en los residentes, que la vida sigue,
que no están solos y que vean la tercera edad como una etapa
más de la vida”, manifestó.
Más de treinta personas se unieron a la fiesta, en la que la
copla fue la música por excelencia para el cante y el baile.
De ahí que los voluntarios subieran a Nazareth con trajes de
corto, peinetas y flores, llenando de color y vida la
soledad que a veces estos ancianos sufren. “Venimos para
alegrarle un poco la vida a esta familia que vive aquí
encerrada y esta noche duerman a gusto. Los que más mérito
tienen son estos obreros de la música, la orquesta, que
viene sin cobrar nada”, explicó Eduardo Fernández,
voluntario.
Sobre las siete y media de la tarde, una exquisita tarta y
“el brindis con refrescos” pusieron el broche final a la
festividad.
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