He querido acercarme a todos los lectores y al pueblo de
Ceuta en General a través de estas líneas. Soy una madre que
lleva en su alma la pérdida de un hijo (como tantas otras
madres, que han pasado por tan terrible experiencia). No se
si podré expresar todo lo que siento en estos momentos de
tanto dolor, pero lo que si puedo transmitir con toda
certeza es que me he afianzado en mi Fé.
El pasado treinta de abril ocurrió el fatal desenlace, mi
hijo contaba con tan solo treinta y ocho años de edad y
pertenecía al “CUERPO DE BOMBEROS” de esta ciudad, al cual
prestó sus servicios solo cinco años. Ingresó en el cuerpo
de bomberos con toda su ilusión, era la persona más feliz
del mundo cuando estaba realizando su servicio, con su
uniforme puesto, amaba su profesión y se esforzaba por ser
el primero en hacer su trabajo, pero la vida le tenía
reservada otra misión, a la cual tampoco ha sabido decir que
no, y se ha marchado para siempre.
Ante la desgracia que ha caído sobre nuestra familia, el
pueblo de Ceuta se ha volcado, acompañándonos en todo
momento y desde aquí quiero hacer llegar mis más sinceras
GRACIAS A TODOS, desde el Presidente de la Ciudad, miembros
de la Asamblea, cuerpo de bomberos, autoridades civiles,
militares hasta el pueblo en general que me han hecho
percibir lo querido, admirado y valorado que era mi hijo.
A sus compañeros les quiero enviar un mensaje de aliento y
decirles que aunque les falte MARCOS no estén tristes, que
recen por él, por que él desde donde esté velará por ellos,
y decirles que yo, su madre, estoy a disposición de todos
ellos para lo que puedan necesitar, porque me siento un poco
madre de todos ellos. Que lleven a gala y con orgullo su
profesión y su uniforme, y sobre todo decirles que les
quiero mucho porque han querido a mi hijo, y desde ahora ya
los considero mios, siempre seréis mis niños, mis
“bomberitos”.
Un fuerte abrazo de una madre.
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