Nació en Madrid hace 51 años y asegura haber colmado sus
aspiraciones profesionales mandando al II Tercio de la
Legión. “Conozco el Ejército, llevo 34 años dentro de él y
sé que mandar un Tercio es un orgullo mayor si cabe”. A
pesar de que no vaya a saborear el caramelo de mandar una
agrupación táctica en misión internacional después de que la
ministra anunciara el repliegue de las tropas en Kosovo,
Álvarez Gaumé ha participado en varias misiones en el
extranjero. Como curiosidad, cabe destacar que el Tercio de
Ronda, al que perteneció, abrió la misión en Kosovo en junio
de 1998 y podría haberla cerrado este año como jefe. En
junio hará un año desde que llegó a Ceuta.
Pregunta.- ¿Cuándo empezó su historia dentro de La
Legión?
Respuesta.- En el 92, cuando ascendí a comandante y me fui
destinado al IV Tercio, en Ronda, y allí estuve todo el
empleo de comandante, la plana mayor y en la X Bandera.
Luego, cuando ascendí a teniente coronel estuve mandando
tres años en la X bandera. Cuando ascendí a coronel, pedí
alguno de los Tercios y tuve el honor de que me dieran el II.
Ceuta no lo conocía, había venido únicamente en 2004,
durante la Junta Institucional de La Legión.
P.- ¿Y por qué tenía tanto interés en venir a Ceuta?
R.- Los que pude pedir fueron el III de Almería, el I de
Melilla y el II de la Legión. Ceuta es la cuna de la Legión.
P.- Después de casi un año en Ceuta, ¿qué balance hace de
su estancia aquí?
R.- Muy positivo, tanto a nivel profesional como familiar.
La realidad ha superado con creces las expectativas que me
había planteado.
P.- ¿Qué actividad se suele hacer aquí en un día?
R.- La normal, la que se pueda hacer en otra unidad del
Ejército. Llego antes de las 8.00 horas, recibo las
novedades de la guardia de la tarde y la noche, la del resto
de jefes de unidad y la actividad de educación física.
Luego, me dan el correo electrónico y me reúno con la plana
mayor para coordinar el trabajo. Posteriormente superviso
las actividades de instrucción y adiestramiento de las
unidades en el campo y recorro los acuartelamientos que
tenemos a cargo. Recibo a los cuadros de mando y tropa
destinados, a los que se despiden, a los que inician o
finalizan comisiones y cursos, a las bajas médicas, y
despacho con los jefes de unidad. Por último, firmo toda la
documentación que sale del Tercio que, como podrá suponer,
es muy abundante por la cantidad de trabajo que tenemos.
P.- ¿Consigue un coronel de La Legión conocer a todos los
soldados?
R.- Es la obligación de cualquier jefe conocer personalmente
a todos sus subordinados. Lógicamente, el que haya varios
cientos de legionarios complica la tarea. Pero con la
actividad diaria y con las entrevistas que mantengo con todo
el personal que llega destinado o con el que se va a otras
unidades o que se va de comisiones o a hacer cursos o
incluso con el personal que va de baja médica... al cabo de
poco tiempo los llego a conocer.
P.- Antiguamente había más legionarios que ahora.
R.- Sí, pero porque era el Ejérctio de Reemplazo. Llegó a
haber hasta tres Banderas aquí. El que hay ahora, también es
muy numeroso.
P.- ¿Qué hay a día de hoy de La Legión en Ceuta?
R.- La cuarta Bandera y la compañía de Defensa contra Carro.
P.- ¿Un oficial consigue la plenitud siendo coronel jefe
de un regimiento?
R.- Sí, para un oficial de infantería, es el mayor escalón
de mando al que puede aspirar y es un orgullo y más, un
Tercio de La Legión.
P.- ¿Se ha imaginado en otra unidad que no fuera La
Legión?
R.- Como teniente y capitán estuve en Bandera Paracaidista,
en Regimiento Mecanizado, mandado una compañía de Reclutas.
Llevo 34 años de servicio, el Ejército lo conozco y por ello
mandar un Tercio es un orgullo mayor si cabe.
P.- Usted nació en Madrid, pero aparte, ¿por qué otras
ciudades ha pasado?
R.- Por bastantes. He pasado por Zaragoza y Toledo, como
todo el que haya ido a la Academia. Luego, en Alcalá de
Henares, con la primera Bandera Paracaidista, al ascender a
capitán me mandaron forzoso a San Clemente Sasebas (Gerona);
Leganés, en el Regimiento Mecanizado; en Ronda, en el
Tercio; en Granada, en el mando de Adiestramiento y
Doctrina; de nuevo a Ronda; a Granada; y ahora en Ceuta.
P.- De todas las ciudades en las que ha estado, ¿es esta
la más militar de todas?
R.- Tiene una tradición militar muy amplia. No hay que más
que pasar por las Murallas.
P.- ¿Le gusta que el militar tenga un papel tan
protagonista en Ceuta?
R.- Tiene el papel que tiene que tener, en esta plaza
siempre ha habido una guarnición elevada y creo que las
relaciones son muy buenas. Se ve en el trato por la calle o
en la organización de actos deportivos.
P.- ¿Cómo son las relaciones con el general y el resto de
jefes de la plaza?
R.- El general y el segundo jefe son de quienes recibo
directamente las órdenes, y con los otras unidades, las
relaciones son muy buenas.
P.- ¿Los desfiles de La Legión muestran la verdadera alma
del cuerpo?
R.- Es una particularidad nuestra, sobre todo el paso y la
uniformidad. También es una manera de demostrar nuestra
preparación en la instrucción de orden cerrado. El verdadero
alma de la unidad lo muestra el credo legionario, donde se
resume la esencia de esta unidad.
P.- ¿Es La Legión un arma distinta?
R.- Todos formamos parte del Ejército de Tierra, lo que pasa
es que hay unidades que tienen una tradición muy rica y muy
amplia y hay algunas que tienen sus particularidades, aunque
luego, en la instrucción diaria y en el adiestramiento
sigamos todos los mismos procedimientos.
P.- ¿Es la Legión un cuerpo de elite?
R.- Sí lo es. Es un cuerpo en el que todos los que formamos
parte de él estamos orgullosos de pertenecer. Un ejemplo
curioso: hace poco vinieron a Ceuta los familiares de un
legionario que había servido en la IV Bandera del 76 al 78,
porque su último deseo era que enterraran sus cenizas en
García Aldave. Él era un militar de reemplazo que había
fallecido hace poco y así lo hicimos.
P.- ¿Con el tiempo cambia la idiosincrasia de la Legión?
R.- No, porque lo que define a la Legión es su vocación para
ser empleada en los puestos de mayor riesgo y fatiga. Se
creó como una tropa de choque y como una unidad para ser
empleada en los puestos más exigentes y para eso nos
preparamos.
P.- ¿A los legionarios os gusta desfilar con el Cristo de
Mena o eso es demasiado folclórico?
R.- El personal que va es voluntario, pero el personal se
siente muy bien acogido por la gente que va. De hecho,
aunque no desfiló nadie del II Tercio este año, fui allí y
estaba todo Málaga en la calle. Y en el Encuentro, estaba
todo Ceuta en la calle.
P.- Pero las Fuerzas Armadas tiende a suspender este tipo
de actos.
R.- Lo desconozco. Nosotros elevamos las peticiones de
colaboración a nuestros superiores y en las que nos aceptan,
nosotros estamos orgullosísimos de participar con todo el
personal voluntario.
P.- ¿Se enseña a los legionarios a conocer la historia
del cuerpo o el hecho de que se haya profesionalizado tanto
ya no implica tanta devoción por parte de los soldados?
R.- No solo en la Legión. En todas las unidades del
Ejército, nuestra obligación es que todos los que formamos
parte de una unidad conozcamos su historia como manera de
quererla y de sentirnos orgullosos de pertenecer a ella. Y
la profesionalización ayuda si cabe más, porque el personal
permanece más tiempo en filas.
P.- Antiguamente, el legionario que entraba en la unidad
era de zonas más marginales, sin mucha preparación. ¿Ahora
se mimetiza más el legionario dentro del Ejército?
R.- No tanto, porque al principio de crearse también entraba
gente de un nivel económico más elevado. Cuando la Legión se
creó, en los años de la Guerra de África, la finalidad era
disminuir el número de soldados de reemplazo que venían aquí
y sustituirlos por una unidad de voluntarios profesional y
eficaz en el combate. Para ello, también se le dotó de un
régimen disciplinario aparte, unas retribuciones distintas y
la posibilidad de hacer carrera dentro de la Legión o el
ascender. Ahora mismo, todo el Ejército es profesional y nos
regimos por el mismo régimen disciplinario, de ascensos y
retributivo. Eso sí ha cambiado desde aquella época, pero
nuestro personal es un personal seleccionado según los
mismos filtros que el resto del Ejército.
P.- ¿Aquí se le exige más a un soldado que en otras
unidades?
R.- Nosotros exigimos según el programa de instrucción y
adiestramiento que nos marca la Comandancia General, que de
por sí es muy exigente. Hay particularidades, como pueden
ser... pues la uniformidad o el paso de desfile de la
unidad. Pero los objetivos de adiestramiento y evaluación
son comunes a todo el Ejército.
P.- ¿Cuáles son los ejercicios más complicados que tiene
un legionario a lo largo del año?
R.- Nosotros nos preparamos para el combate convencional de
alta intensidad. Por lo tanto, los ejercicios que se hacen
con fuego real en el campo de maniobra de San Gregorio o en
Almería, son los más exigentes. Coordinar a la unidad con
fuego real es lo más complejo, porque son muchas armas.
P.- ¿Y las marchas maratonianas tan famosas de la Legión?
¿Ficción o realidad?
R.- Tenemos una o dos marchas al mes que se hacen por la
plaza o en la Península.
P.- ¿Y el coronel también las hace?
R.- Cuando toca. Normalmente sale una compañía, que va con
su capitán y alguna vez acompaña un teniente coronel, pero
cuando hay una marcha de Bandera o de Tercio, sí va el
coronel.
P.- ¿Qué uso se le da al acuartelamiento de García Aldave?
R.- Ahí hacemos nosotros la formación del Sábado Legionario,
se utiliza para la formación de las unidades que van a hacer
instrucción continuada y hace unos días estuvo la UME, como
también podría haber otras unidades que vinieran del resto
de España.
P.- ¿Y por qué no se quedaron mejor allí cuando se
disolvió la V Bandera?
R.- Se valoró, pero en Recarga se había encargado un
edificio nuevo y el mando tuvo a bien estudiar cuál era la
que tenía las instalaciones más adecuadas y se consideró que
era aquel.
P.- Dentro de la adiestración, ¿qué función tiene un
coronel?
R.- Yo las órdenes las mando a la Bandera, a la unidad de la
Plana Mayor, a la compañía de Defensa Contra Carro y hay un
programa muy apretado, con maniobras en el campo,
actividades de tiro, de marcha, sesiones teóricas, de
mantenimiento...
P.- En el algo más del año que le queda, ¿qué metas
tiene?
R.- Mejorar la instrucción y adiestramiento si se puede y
las condiciones de vida del personal del acuartelamiento.
Por ello, actualmente se ha trasladado el gimnasio de García
Aldave a aquí; estamos reparando la piscina de 50 metros;
estamos mejorando los alojamientos logísticos del personal
que vive aquí; la cocina ya la hemos activado; y estamos
mejorando los talleres de mantenimiento de vehículos; los
almacenes; los aparcamientos de vehículos del personal...
P.- Hablaba usted del gimnasio, ¿se le exige al
legionario que sea un tipo muy fuerte?
R.- Todos los años pasamos unas pruebas de educación física,
incluidos los cuadros de mando. Nosotros la hemos pasado
hace poco y en junio otra vez. Para eso todos los días
tenemos una sesión física.
Kosovo
P.- Ustedes habían empezado a hacer la instrucción para
ir a Kosovo, ¿se han desilusionado mucho?
R.- No, porque la razón de ser de la Legión es la
disponibilidad, ocupar los puestos que el mando tenga a bien
ordenar. Lógicamente, una misión en el extranjero es muy
atrayente para todos, pero somos profesionales y sabemos que
nosotros estamos para cumplir órdenes de la mejor manera
posible. Nos ordenaron empezar la preparación y lo hicimos.
Llegó un momento en el que el comandante general varió la
orden y nos dijo que no íbamos a ir. Otra cosa son las
expectativas individuales de cada uno. Yo mandé a formar a
la Bandera una mañana y les comuniqué la noticia.
P.- Pero le haría ilusión ir a esa misión como jefe de la
Agrupación Táctica...
R.- Como coronel jefe que está siendo entrevistado no tengo
que decir nada o no de la desilusión. Me dieron una orden y
la acepté con la mejor de las sonrisas, porque es mi
obligación. Luego ya, Alfonso Álvarez Gaumé tendrá otra
opinión particular que prefiere no decir.
P.- ¿Y la tropa? ¿Qué ejercicios llevaba hechos con
respecto a la misión en Kosovo?
R.- Llevábamos un tiempo, pero no supone ningún obstáculo,
porque la mayoría de los ejercicios son los mismos.
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