Que la inmigración es, junto al tráfico de drogas y de armas
y la trata de blancas uno de los grandes negocios de la
delincuencia internacional no es ningún secreto. El proyecto
europeo ‘Infomigra’, articulado alrededor de la Consellería
de Inmigración y Ciudadanía de la Generalitat Valenciana le
ha puesto números al negocio: 2.000 millones de euros. Eso
es lo que, según el informe que ha publicado esta semana
sobre la situación del fenómeno migratorio en el país
vecino, han movido las mafias dedicadas a la inmigración
irregular durante la última década.
“Las redes organizadas de apoyo a la emigración tienen
multitud de formas de intervención en el proceso”, se apunta
en las conclusiones del estudio realizado sobre los flujos
migratorios desde el país vecino hasta España: “El harrag
[en árabe dialectal marrroquí, término que designa al que no
respeta o se salta los semáforos, por extensión los
indocumentados que se arriesgan al paso del Estrecho en
pateras]”, se advierte, “abarca aspectos muy diversos desde
visados falsos, documentación falsificada, pasaportes,
matrimonios falsos, contratos de trabajo, etcétera, hasta
organización del viaje en patera u otros medios”.
La crisis no parece haber contribuido precisamente a aliviar
las tensiones migratorias hacia España, especialmente en lo
que a la población marroquí se refiere, pero sí ha generado
“nuevos fenómenos”. El primero de ellos, “el retorno
temporal a las poblaciones de origen de una gran parte de
los emigrantes en situación irregular”; el segundo, en el
caso de los que se quedan, la inmersión de los marroquíes a
la economía sumergida, “principalmente a aquellos que no
pueden volver a Marruecos porque no lograrían más tarde un
nuevo visado de entrada en España”.
Sin embargo, los que aún no han visto con sus propios ojos
la situación en el Viejo Continente siguen ansiando llegar a
él. “La emigración irregular de uno de los miembros de la
familia es cada vez más un proyecto familiar en el que todos
contribuyen, como una forma de inversión de futuro, tanto en
origen como en destino”, señala Infomigra, que propone cinco
medidas de “lucha” contra la inmigración ilegal.
Las dos primeras pasan pasa por “mejorar el nivel de
información” tanto sobre los riesgos de la emigración
irregular como sobre las vías de emigración irregular.
“Proponer la creación de un Pacto de Estado contra la
Emigración irregular que implique a la Administración del
Estado, Empresarios y Sociedad Civil en el Marco de la
iniciativa Nacional de Desarrollo Humano, propuesto por su
Majestad el Rey de Marruecos” es la cuarta iniciativa del
proyecto, que además sugiere la conveniencia de “proponer la
creación de un Banco o Caja de Ahorros que permita la
canalización de los recursos de la emigración en Marruecos”
y de “promover Convenios de Prácticas Laborales y
Estudiantes entre Europa y Marruecos”.
Las cinco recetas están íntimamente ligadas con las
principales causas de la inmigración detectadas por la
Associació Valenciana d’ Ajuda al Refugiat (AVAR) durante su
trabajo de campo en el país vecino, donde su personal
realizó entrevistas, tanto a candidatos a la emigración como
a parientes de emigrantes así como a menores y personas de
origen subsahariano en tránsito.
En lo que a los marroquíes se refiere los motores que les
llevan a intentar abandonar su país son la pobreza extrema
(que afecta al 14,5% de las personas en el medio rural y al
4,8% de las personas en el medio urbano); el analfabetismo
(lo son el 60% de las personas en el medio rural y el 30% en
el urbano); el paro (que llega al 15% de las personas en el
medio urbano, y al 5% en el rural; pero con grandes bolsas
de sub-empleados y con empleo precario) y la economía
sumergida, ya que para Infomigra existe “una conexión
evidente” entre la emigración irregular y este sector del
mercado laboral en España.
15.000 subsaharianos
Puerta de Europa al otro lado del Estrecho, a las mafias de
la inmigración marroquíes no sólo las alimenta la población
local, sino también los emigrantes subsaharianos. Según
Infomigra en la actualidad existen unos 15.000 en las
principales ciudades marroquíes pendientes de continuar su
emigración a Europa, la mitad que en 2005.
“Por las condiciones geopolíticas y laborales este debe ser
considerado como un problema estructural y no coyuntural”,
advierten los autores del estudio, que concluyen que “la
mayoría de estos emigrantes son hombres, un 80% solteros, un
82% llegados por tierra, un 87% con un nivel de estudios
bastante alto y un 48% con estudios medios o superiores.
“Los emigrantes subsaharianos se concentran en 5 grandes
ciudades, Rabat, Casablanca, Tanger, Oujda y Layunne, donde
suelen vivir en viviendas comunitarias en los barrios pobres
de estas ciudades pagando aproximadamente 50 euros al mes.
“La mayoría de estos emigrantes no tienen trabajo oficial
(además que no pueden trabajar por la legislación marroquí)
y viven de la artesanía y la venta ambulante”, diagnostica
el estudio, que señala a los nigerianos (16% del total) como
los más numerosos seguidos de los nacionales de Mali (13%),
Senegal (13%), Costa de Marfil (9%), Guinea (7%), Camerun
(7%), República Democrática del Congo (6%) y un gran número
de países con porcentajes menores.
Su tiempo de estancia en Marruecos ha aumentado
“considerablemente” y en la actualidad el periodo de
permanencia en Marruecos medio se sitúa ya en 2,5 años.
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