Un total de 210 efectivos participaron en la mañana de ayer
en una práctica con fuego real desarrollada en la zona del
Jaral de García Aldave. Cerca de 100 integrantes de la
Unidad Militar de Emergencia (UME) y más de 100
pertenecientes al Área de Coordinación de Emergencias de
Ceuta (ARCE) se coordinaron ayer en un simulacro que servirá
para estar preparados ante incendios en los montes ceutíes.
Los vecinos de Benítez amanecieron entre las sirenas de los
camiones de Bomberos y las ambulancias de la Cruz Roja. Los
vehículos procedían de las Puertas del Campo y tomaban
dirección a García Aldave, que olía a brasa. Dentro del
monte, sumergidos entre la maleza y repartidos por las
pistas del Jaral, los militares de la Unidad Militar de
Emergencia se posicionaban para controlar el fuego,
coordinados con los servicios de extinción de incendios de
Ceuta, que pronto llegarían al lugar para colaborar con los
militares.
El primer foco de incendio se abrió en la Loma de los
Hornillos, una zona de poca altura, pero no por ello menos
peligrosa, ya que al fuego le gusta trepar cabalgando sobre
el viento y desde abajo tiene más campo para hacerlo. “Hay
que colocarse siempre a rebufo del fuego, nunca delante,
para que el retén no corra peligro”, comentaba el teniente
Amador, uno de los oficiales que participó en el simulacro.
“El fuego está situado sobre dos laterales y una cabecera”,
explicaba. Durante la práctica, los efectivos se
distribuyeron en la parte delantera del incendio y en los
dos brazos de fuego, pero también en la parte superior de la
montaña, a la que todavía no habían escalado las llamaradas.
Uno de los suboficiales informaba de la misión en aquel
punto: “Estamos colocando espumójeno sobre la vegetación,
así evitamos que el fuego se propague”.
A parte, varios pelotones mandados por cabos primero o por
sargentos se afanaban por eliminar los rastrojos del talud
del cortafuegos, una misión más minuciosa y retardante que
la de vertir espumójeno, pero más barata que la segunda. El
puesto de mando, situado en uno de los puntos más elevados
de la carretera de la Lastra ordenaba desde allí las
actuaciones a seguir. Los walkis servían para que bomberos,
militares, Guardia Civil, Policía Local, auxiliarres
forestales y sanitarios se coordinaran entre sí y siempre
bajo las órdenes del puesto de mando, a cargo del Área de
Coordinación de Emergencia de Ceuta (ARCE). “Aseguramos el
sitio, hacemos un perímetro de 10 metros”, dijo uno de los
comandantes encargados. “Afirmativo, ¿cortamos los pinos
también?”, preguntaba el sargento. “Los pinos los
respetamos, no se corta ningún árbol”. “Es que la zona está
llena de pinos”. Abortada la orden por sentido común. Se
respetó el bosque, pero se practicó sobre él para prevenirlo
de futuros incendios.
La UME ya ha estado en Ceuta a causa de una catástrofe, la
declarada a finales de septiembre del pasado año por culpa
de las inundaciones. En agosto hubo un incendio en el monte
Hacho, pero no fue necesario pedir el auxilio del Estado, ya
que los bomberos ceutíes consiguieron controlarlo en pocas
horas.
En el simulacro de ayer se actuó sobre un supuesto de
incendio de ‘nivel 2’, en el que la Ciudad habría pedido la
llegada de la UME. “Nosotros actuamos siempre que una
autonomía lo pide al Estado”, dijo uno de los oficiales
desplazados.
En el simulacro de ayer, el foco se activó a las 9.30 horas
y a las 9.45 se dispuso la cadena para solicitar los
recursos de la UME, que desplazó todos sus camiones
cisterna. También fue necesario contar con ambulancias ya
que se ensayó con víctimas intoxicadas a causa del humo y
con quemaduras. A las dos horas y media de haber empezado se
concluyó con el simulacro.
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