Apesar de que los Evangelios apócrifos son desconocidos por
la mayoría de las personas, en los últimos siglos una y otra
vez se han ido encontrando escritos que evidencian que no
fueron únicamente cuatro los evangelios que se escribieron y
que cómo tal reconocen las iglesias. Uno de los hallazgos
más importantes fue el de Nag Hammadi en el alto Egipto,
donde se encontró el llamado Evangelio de María y en el que
se narran unos pasajes que revelan que María Magdalena venía
a ser la principal responsable del grupo y Pedro su
“adversario”. En este relato se narra cómo María Magdalena
consoló a los discípulos después de la ascensión de Jesús y
que sobre todo los motivó en esos momentos de profundo
desanimo, con las siguientes palabras: “Recordad que Jesús
quería que el Evangelio se anunciase en todo el mundo”.
En el citado Evangelio apócrifo el lector descubre que
muchos de los seguidores de Jesús se reunían para hablar
sobre los Evangelios y como María consiguió motivar a los
hombres. También como en uno de esos momentos Pedro pidió a
María que pronunciase un discurso, pero ¿con qué intención?
Pedro puso en entredicho a María cuestionando si lo que
decía era verdad. Esto se encuentra en una cita del
Evangelio de María, en el que Pedro dice literalmente: ¿Es
posible que Jesús realmente hablase con una mujer y no ante
todos, sin que nosotros tuviésemos conocimiento de ello?
¿Debemos nosotros dirigirnos a ella y escucharla? ¿La ha
preferido Él a nosotros? María se dirigió entonces a Pedro y
le dijo: «Pedro, hermano mío, ¿qué quieres decir con ello?
¿Supones acaso que yo he reflexionado estas cosas por mí
misma o que miento respecto al Salvador?» Entonces salió al
paso un discípulo, Levi, que le dijo a Pedro: «Pedro, tú
siempre has sido muy acalorado. Ahora luchas contra las
mujeres como un adversario de ellas. Pero si el Redentor las
consideró dignas, ¿quién eres tú para rechazarlas?»
Con esta cita se entiende por qué muchas cosas en los 2000
años posteriores a la muerte de Jesús han sucedido de una
forma y no de otra con respecto a la consideración de la
iglesia hacia la mujer. Si Pedro ya en aquel tiempo luchó
como adversario contra la mujer, sólo por ser mujer, no es
de extrañar que los Papas las hayan denigrado una y otra vez
durante siglos llegando hasta la Inquisición y quema de
brujas donde tanta sangre se derramó entre las mujeres de la
época, ya que el principal grupo de tortura y de víctimas
durante la Inquisición fueron éstas, la mayoría quemadas
vivas en la hoguera por encargo de los máximos responsables
eclesiásticos. Sin ir más lejos todavía a principios del
siglo XIX la Iglesia todavía discutía si las mujeres tenían
alma.
Entonces por qué aspiran muchas mujeres católicas a ser
sacerdotisas de una institución semejante. La única
respuesta lógica es porque no conocen en absoluto la
historia de esa misma Iglesia, la que celebró en el siglo VI
el Sínodo de Macón, en el que se discutió si las mujeres
meritorias tenían que convertirse primero en hombres para
poder entrar en el Paraíso. Entretanto durante el mismo, un
Obispo brilló con la siguiente declaración: «Las hembras no
son seres humanos».
|