Pues ayer me he quedado corto. La
calificación del movimiento “Tabligh” por parte del Centro
Nacional de Inteligencia (CNI) de “fundamentalista,
segregacionista y contrario a la integración” (o sea, un
peligro en potencia) diría, a mi entender y hasta donde sé,
que sería compartida por otros servicios como la Guardia
Civil, amén de por analistas de diferente procedencia. Es
mera cuestión de tiempo que el “affaire Tabligh” explote
como una olla a presión con la espita cerrada, sacudiendo la
onda a los ilusos e incautos “cocineros” que han estado
jugando con fuego.
En fin, más corre el galgo que el mastín. Bueno, ¿les cuento
lo del leopardo y la rana?. Pues bien, el conocido príncipe
de la selva (donde el león es el rey) decide organizar una
gran fiesta para homenajeare en la Loma de los Baobab, a la
que estarían convocados todos los animales de la selva
autónoma (digo esto porque como saben los ecólogos la selva
forma un ecosistema propio). Tras pronunciar su discurso
ante la fauna reunida invitándola al acto, la rana rompe
gozosamente a saltar, gritando: “¡Qué bien lo vamos a
pasar…!” El leopardo aprieta los fozicos y exclama: “Bueno,
estáis todos invitados… ¡menos uno!”. La rana, eufórica,
sigue brincando: “¡Qué bien lo vamos a pasar!”. El leopardo,
frunciendo el entrecejo, advierte: “¡Todos menos un animal
que es de color verde!”. La rana sigue como las pilas de
Duracell: “¡Qué bien lo vamos a pasar!”. El leopardo,
resoplando: “¡Todos los animales estáis invitados … ¡menos
uno que es de color verde y tiene los ojos saltones!”. La
rana, imperturbable como si tal cosa: “¡Qué bien lo vamos a
pasar!”. El leopardo, mirando a la rana fijamente, ruge al
fin: “¡Todos invitados pues, menos un animal!: ¡que es de
color verde, tiene los ojos saltones y vive en el agua…!”.
La rana, al fin, hace una breve pausa, se chupa el dedo de
la membrana y luego, escandalizada, se pone a dar vivos
saltos croando: “¡Qué putada para el cocodrilo, ¡qué putada
para el cocodrilo…!”. Digo.
En Marruecos la práctica totalidad de los diarios de ayer se
hacían eco de la gripe porcina (H1N1) citando, no sin cierta
demagogia en muchos casos, el caso del italiano detectado en
Ceuta (habría otros dos casos sospechosos en Las Canarias).
En el paso fronterizo de El Tarajal los vecinos han
instalado un aparatoso sistema de control de la temperatura,
asistido por un nutrido grupo de médicos. A mí me parece
que, con los serios problemas de estabilidad interna que
padece el país, casos como el de la gripe porcina (sin
restarle importancia) le vienen de perlas al Régimen alauí,
pues desvía la atención de la sumisa y resignada ciudadanía
de los duros problemas cotidianos aunque, bien es verdad,
que tampoco desde España estamos para dar lecciones a nadie,
salvo que hoy por hoy el Régimen constitucional español no
está en entredicho. Por lo demás y como oficialmente no se
come jalufillo en Marruecos, Rabat al menos -y es mejor que
nada- no puede como Rusia cerrar su mercado a la carne
porcina procedente de España, medida que acarreará pérdidas
de mil millones de euros al sector. ¿Qué podemos hace a pie
de calle…?. Propongo patrióticamente el consumo abierto de
embutidos de gorrino. Yo ya estoy encargando una tapa de
sabroso jamón de Jabugo regado con un rojo y espeso vino de
Toro. ¡Marchando cocina!. “Saja” paisas. Salud.
|