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OPINIÓN - LUNES, 4 DE MAYO DE 2009

 
OPINIÓN / COLABORACION

Glosa al Teniente Ruiz

Por L. Regino Mateo del Peral


Un año más tengo que mostrar mi reconocimiento y gratitud por haber sido designado para pronunciar esta proclama en homenaje al Teniente Ruiz. Me cabe el honor de dirigirme a Ustedes para glosar su figura y la gesta de este héroe, el ilustre ceutí, Jacinto Ruiz de Mendoza, que encabezó con los capitanes Daoíz y Velarde, desde el Parque de Monteleón, el levantamiento popular, del 2 de mayo de 1808, contra el ejército galo. Ese grito desgarrador de los españoles y de los madrileños, que se sintieron vejados por el invasor francés, es una demostración de la solidaridad del pueblo español, de la defensa de la soberanía de la Nación y de sus reyes, del “modus vivendi”de sus habitantes.

El elemento detonante del conflicto se originó en el momento en que el Duque de Berg, Murat, inició las actuaciones represivas francesas contra la población madrileña que se reunió en torno al Palacio Real para evitar la partida del Infante Francisco de Paula. Este acontecimiento es el pionero del conflicto al que sucederían otros episodios como fueron los crueles combates en la Puerta del Sol y la gesta heroica de los oficiales, soldados y civiles españoles, en el Parque de Monteleón.

El dos de mayo de 1808 es una fecha emblemática en la Historia de España, punto de partida del inicio de la Edad Contemporánea, como consecuencia del levantamiento popular en Madrid contra el invasor galo. Fue en nuestra capital donde se produjeron los primeros conatos de esa rebelión que daría lugar a la Guerra de la Independencia, frente a Napoleón y, asimismo, a la Revolución Política, como consecuencia del vacío de poder originado por el Emperador. El engaño manifiesto de atraer a la monarquía hispana a sus dominios fue pronto cubierto por las Juntas Locales, Provinciales y la Junta Suprema Central.

Posteriormente las Cortes gaditanas promulgaron la Constitución de 1812: “La Pepa”, así denominada por haber sido promulgada el 19 de marzo de ese año, de las más avanzadas para la época a pesar de su confesionalidad.

Ese dos de mayo de 1808 fue el punto de arranque de una guerra de liberación nacional, no solamente española sino también europea, en donde se rechazó cualquier modelo foráneo que pretendiera imponerse unilateralmente. La Guerra fue un conflicto bélico contra el invasor francés, similar a la contienda rusa (1812) y la alemana (1813). Las tres tienen un denominador común: reacción frente a los gabachos, afirmando lo genuino y lo propio, las señas de identidad de esos países a los que Francia intentaba doblegar.

Ante este hermoso monumento de Mariano Benlliure, magnífico y excelso artista valenciano, autor de otras bellas esculturas como las de D. Álvaro de Bazán, el General Martínez Campos o Emilio Castelar, aparece Ruiz con una postura gallarda y bizarra, blandiendo su espada en su mano derecha, en una actitud de valentía contra las huestes napoleónicas. Grupo escultórico inaugurado el 2 de mayo de 1891, que contó con la asistencia de autoridades de Ceuta y Madrid y una nutrida afluencia de público, cuando era Reina Regente del país, María Cristina de Habsburgo, viuda de Alfonso XII, por la minoría de edad de su hijo Alfonso, acto en el que intervinieron los generales Martínez Campos y Azcárraga, que glosaron en un emotivo acto el heroico comportamiento de Jacinto Ruiz.

El escultor supo plasmar en la figura de Ruiz el arrojo de su meritoria acción en defensa de las virtudes cívicas y patrióticas contra un enemigo muy superior, en cuanto a efectivos y armamento. En esta recoleta Plaza del Rey, situada en uno de los más emblemáticos lugares de la ciudad, se halla esta escultura, como testimonio de la hazaña de una de las preclaras figuras de la Guerra de la Independencia, que se desarrolló entre 1808 y 1814, el teniente Ruiz, uno de los avispados oficiales que se percató de la maniobra de Napoleón, quien intentó someter al pueblo español con el pretexto de pasar a territorio luso, ya que Portugal, tradicional aliado de Inglaterra no quería colaborar en el bloqueo continental, decretado por el Emperador contra el país británico.

Jacinto Ruiz encarna la honestidad y valentía de aquellos que se hallaban en Madrid, en el momento crucial que se inició la contienda bélica, cuando en Palacio se preparaba el viaje a Bayona de los miembros de la familia real que aún quedaban en España en dos carruajes: María Luisa Josefina de Borbón y el menor de los hijos de Carlos IV, el infante Francisco de Paula .

El Parque de Monteleón fue uno de los primeros lugares, señeros y emblemáticos, que se destacó por su tenaz resistencia contra los franceses y en donde se puso de manifiesto la heroicidad de esos españoles que no dudaron en entregar su vida por su territorio patrio. El conflicto contra el invasor fue secundado por los alcaldes de Móstoles: Andrés Torrejón y Simón Hernández, mediante el bando que redactó el magistrado Villaamil, declarando la guerra a Francia. Se acordó que el bando fuera urgentemente comunicado a través de diversos mensajeros a localidades próximas.

Jacinto Ruiz enfermo, no vaciló en reincorporarse en su puesto en el su cuartel situado en la calle Ancha de San Bernardo y partir hacia el Parque de Monteleón. En el momento en que Daoíz y Velarde juraron morir en defensa de la independencia española, Jacinto Ruiz se unió a ellos. Por otra arte, cabe reseñar, además de su valor, su astucia y habilidad, cuando hace creer al capitán galo que fuerzas muy superiores vienen detrás de él, siendo un grupo reducido, y que se rindiese con sus tropas so pena de ser acuchillados.

El francés asustado se rindió creyendo que el testimonio de Ruiz era verdadero.

El combate contra los galos adquirió caracteres épicos por la heroicidad de los españoles ante un ejército muy superior. Como consecuencia del envío de nuevos refuerzos galos al mando de los generales Lagrange y Lefranc terminó la heroica resistencia de los españoles . Si Velarde murió de un pistoletazo, Daoíz fue primero herido de gravedad en una pierna, apoyándose en un cañón. Cuando ya no tenía municiones defendió su honor con una espada y murió atravesado por las bayonetas francesas.

El Teniente Ruiz tuvo que asumir el mando cuando fallecieron, tanto Daoiz, como Velarde, víctimas de la perfidia francesa, aunque Ruiz fue gravemente herido en un brazo y posteriormente con otro proyectil recibe un impacto que le penetra por la espalda y le sale por el pecho. Merced a la ayuda recibida logró curarse de algunas heridas y desplazarse a Extremadura, a fin de proseguir la lucha contra el invasor, falleciendo, aún no restablecido totalmente de la totalidad de sus lesiones, en Trujillo el 13 de marzo de 1809. Este episodio bélico terminó en el momento en que Goicochea tuvo que capitular ante los gabachos.

En la defensa del Parque , militares y civiles mostraron un comportamiento ejemplar y una perfecta coordinación. En cuanto a los civiles, cabe destacar, entre otros, la valentía de Clara del Rey, heroína vallisoletana, natural de Villalón de Campos, quien junto a su esposo, Manuel González Blanco, y sus tres hijos varones, con arrojo se enfrentaron a los franchutes

¡VIVA EL TENIENTE RUIZ¡

L. Regino Mateo del Peral. 2 de Mayo de 2009.
Historiador
 

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