Un año más tengo que mostrar mi reconocimiento y gratitud
por haber sido designado para pronunciar esta proclama en
homenaje al Teniente Ruiz. Me cabe el honor de dirigirme a
Ustedes para glosar su figura y la gesta de este héroe, el
ilustre ceutí, Jacinto Ruiz de Mendoza, que encabezó con los
capitanes Daoíz y Velarde, desde el Parque de Monteleón, el
levantamiento popular, del 2 de mayo de 1808, contra el
ejército galo. Ese grito desgarrador de los españoles y de
los madrileños, que se sintieron vejados por el invasor
francés, es una demostración de la solidaridad del pueblo
español, de la defensa de la soberanía de la Nación y de sus
reyes, del “modus vivendi”de sus habitantes.
El elemento detonante del conflicto se originó en el momento
en que el Duque de Berg, Murat, inició las actuaciones
represivas francesas contra la población madrileña que se
reunió en torno al Palacio Real para evitar la partida del
Infante Francisco de Paula. Este acontecimiento es el
pionero del conflicto al que sucederían otros episodios como
fueron los crueles combates en la Puerta del Sol y la gesta
heroica de los oficiales, soldados y civiles españoles, en
el Parque de Monteleón.
El dos de mayo de 1808 es una fecha emblemática en la
Historia de España, punto de partida del inicio de la Edad
Contemporánea, como consecuencia del levantamiento popular
en Madrid contra el invasor galo. Fue en nuestra capital
donde se produjeron los primeros conatos de esa rebelión que
daría lugar a la Guerra de la Independencia, frente a
Napoleón y, asimismo, a la Revolución Política, como
consecuencia del vacío de poder originado por el Emperador.
El engaño manifiesto de atraer a la monarquía hispana a sus
dominios fue pronto cubierto por las Juntas Locales,
Provinciales y la Junta Suprema Central.
Posteriormente las Cortes gaditanas promulgaron la
Constitución de 1812: “La Pepa”, así denominada por haber
sido promulgada el 19 de marzo de ese año, de las más
avanzadas para la época a pesar de su confesionalidad.
Ese dos de mayo de 1808 fue el punto de arranque de una
guerra de liberación nacional, no solamente española sino
también europea, en donde se rechazó cualquier modelo
foráneo que pretendiera imponerse unilateralmente. La Guerra
fue un conflicto bélico contra el invasor francés, similar a
la contienda rusa (1812) y la alemana (1813). Las tres
tienen un denominador común: reacción frente a los gabachos,
afirmando lo genuino y lo propio, las señas de identidad de
esos países a los que Francia intentaba doblegar.
Ante este hermoso monumento de Mariano Benlliure, magnífico
y excelso artista valenciano, autor de otras bellas
esculturas como las de D. Álvaro de Bazán, el General
Martínez Campos o Emilio Castelar, aparece Ruiz con una
postura gallarda y bizarra, blandiendo su espada en su mano
derecha, en una actitud de valentía contra las huestes
napoleónicas. Grupo escultórico inaugurado el 2 de mayo de
1891, que contó con la asistencia de autoridades de Ceuta y
Madrid y una nutrida afluencia de público, cuando era Reina
Regente del país, María Cristina de Habsburgo, viuda de
Alfonso XII, por la minoría de edad de su hijo Alfonso, acto
en el que intervinieron los generales Martínez Campos y
Azcárraga, que glosaron en un emotivo acto el heroico
comportamiento de Jacinto Ruiz.
El escultor supo plasmar en la figura de Ruiz el arrojo de
su meritoria acción en defensa de las virtudes cívicas y
patrióticas contra un enemigo muy superior, en cuanto a
efectivos y armamento. En esta recoleta Plaza del Rey,
situada en uno de los más emblemáticos lugares de la ciudad,
se halla esta escultura, como testimonio de la hazaña de una
de las preclaras figuras de la Guerra de la Independencia,
que se desarrolló entre 1808 y 1814, el teniente Ruiz, uno
de los avispados oficiales que se percató de la maniobra de
Napoleón, quien intentó someter al pueblo español con el
pretexto de pasar a territorio luso, ya que Portugal,
tradicional aliado de Inglaterra no quería colaborar en el
bloqueo continental, decretado por el Emperador contra el
país británico.
Jacinto Ruiz encarna la honestidad y valentía de aquellos
que se hallaban en Madrid, en el momento crucial que se
inició la contienda bélica, cuando en Palacio se preparaba
el viaje a Bayona de los miembros de la familia real que aún
quedaban en España en dos carruajes: María Luisa Josefina de
Borbón y el menor de los hijos de Carlos IV, el infante
Francisco de Paula .
El Parque de Monteleón fue uno de los primeros lugares,
señeros y emblemáticos, que se destacó por su tenaz
resistencia contra los franceses y en donde se puso de
manifiesto la heroicidad de esos españoles que no dudaron en
entregar su vida por su territorio patrio. El conflicto
contra el invasor fue secundado por los alcaldes de Móstoles:
Andrés Torrejón y Simón Hernández, mediante el bando que
redactó el magistrado Villaamil, declarando la guerra a
Francia. Se acordó que el bando fuera urgentemente
comunicado a través de diversos mensajeros a localidades
próximas.
Jacinto Ruiz enfermo, no vaciló en reincorporarse en su
puesto en el su cuartel situado en la calle Ancha de San
Bernardo y partir hacia el Parque de Monteleón. En el
momento en que Daoíz y Velarde juraron morir en defensa de
la independencia española, Jacinto Ruiz se unió a ellos. Por
otra arte, cabe reseñar, además de su valor, su astucia y
habilidad, cuando hace creer al capitán galo que fuerzas muy
superiores vienen detrás de él, siendo un grupo reducido, y
que se rindiese con sus tropas so pena de ser acuchillados.
El francés asustado se rindió creyendo que el testimonio de
Ruiz era verdadero.
El combate contra los galos adquirió caracteres épicos por
la heroicidad de los españoles ante un ejército muy
superior. Como consecuencia del envío de nuevos refuerzos
galos al mando de los generales Lagrange y Lefranc terminó
la heroica resistencia de los españoles . Si Velarde murió
de un pistoletazo, Daoíz fue primero herido de gravedad en
una pierna, apoyándose en un cañón. Cuando ya no tenía
municiones defendió su honor con una espada y murió
atravesado por las bayonetas francesas.
El Teniente Ruiz tuvo que asumir el mando cuando
fallecieron, tanto Daoiz, como Velarde, víctimas de la
perfidia francesa, aunque Ruiz fue gravemente herido en un
brazo y posteriormente con otro proyectil recibe un impacto
que le penetra por la espalda y le sale por el pecho. Merced
a la ayuda recibida logró curarse de algunas heridas y
desplazarse a Extremadura, a fin de proseguir la lucha
contra el invasor, falleciendo, aún no restablecido
totalmente de la totalidad de sus lesiones, en Trujillo el
13 de marzo de 1809. Este episodio bélico terminó en el
momento en que Goicochea tuvo que capitular ante los
gabachos.
En la defensa del Parque , militares y civiles mostraron un
comportamiento ejemplar y una perfecta coordinación. En
cuanto a los civiles, cabe destacar, entre otros, la
valentía de Clara del Rey, heroína vallisoletana, natural de
Villalón de Campos, quien junto a su esposo, Manuel González
Blanco, y sus tres hijos varones, con arrojo se enfrentaron
a los franchutes
¡VIVA EL TENIENTE RUIZ¡
L. Regino Mateo del Peral. 2 de Mayo de 2009.
Historiador
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