Y no digo que con más pena que
gloria, pero sí que en la manifestación conjunta de CCOO y
UGT no hubo la afluencia de personas que la situación actual
requiere, especialmente en lo que al paro se refiere.
Los datos que se dan, más o menos oficialmente, son los de
350 personas en esa manifestación desde la Plaza de África a
la de los Reyes. Poca concurrencia me parece, a pesar de que
el día era aceptablemente bueno y a pesar de que el reclamo
de la manifestación no podía ser más elocuente y a tono con
las circunstancias que se están viviendo: “Frente a la
crisis: empleo, inversión pública y protección social”.
No se puede hablar de fracaso en la participación, pero
tampoco de éxito rotundo, aquí en Ceuta, por lo que va
siendo hora de que los sindicatos de clase, los que se
autodenominan los más comprometidos con el mundo de los
trabajadores, empiecen a reflexionar sobre las formas de
actuar y los alicientes que proponen, a los que el
“trabajador” no está respondiendo.
Los últimos años estamos viendo a los sindicatos en una
línea un tanto descafeinada, cuando las circunstancias
económicas son más deficientes, y ya es curioso que, como
decíamos hace unos días en esta misma columna, su
posicionamiento junto al Gobierno, tras las manifestaciones
del gobernador del Banco de España, a mí particularmente, me
resultaba sospechosa.
Y eso no quiere decir que no se estén moviendo, pero
posiblemente hayan cogido el paso con el pie cambiado, y ahí
está el apoyo cuando se sale a la calle. En Ceuta 350
personas, mal contadas.
Luego ya, tras todo esto, vienen los gestos, los brindis al
sol o los desplantes, como Curro Romero, criticando al
Gobierno Autonómico y al Gobierno Central, pero proponiendo
¿Qué?. Nada de nada.
A nivel nacional, pero sin demasiado eco por ninguna parte,
se empezó a proponer lo que podría llegar si las cosas
siguen así, una huelga general, pero de esos gritos en una
multitud a una acción seria, conjunta y perfectamente
basada, va un abismo.
Y como habíamos anticipado, días pasados, lo más destacable
fue la marcha conjunta de CCOO y UGT, los dos sindicatos con
más aparato y organización. Así se daba una imagen menos
desangelada que la que se dio el pasado año. Más unión, sí,
más número de participantes, también, pero luego los
discursos como si fueran un disco rayado desde hace cinco
años, y si no :”Estamos consternados ante la
irresponsabilidad de la que están haciendo gala los dos
Gobiernos”. (Aróstegui). Como siempre, con palabras huecas,
con verborrea barata, sin mojarse y volviendo la espalda a
la realidad. Sus manifestaciones son el discurso facilón y
demagógico que es vitoreado por los que van a su lado,
aunque no sepan lo que ha dicho, y con el apoyo, por
sistema, aunque sea cuando un día esté pidiendo que le
acompañen a hacer el recorrido de un vía crucis.
Y por la otra parte no le van a la zaga:”El Gobierno debe
ponerse las pilas y crear medidas dinamizadoras de la
economía”. (Antonio Gil). Otro que tal baila, con palabras
sonantes, que no mal sonantes, pero sin más, es algo
parecido a lo que un chaval de trece o catorce años le dice
a su colega, una semana antes de los exámenes finales:” Hay
que ponerse las pilas”. No sé si las alcalinas, para que
duren más o de las otras para que al final de la
manifestación ya estén gastadas, hasta la próxima.
|