Acabo de ver en la prensa que el
empresario de Ceuta, Pablo Belmonte, desde el próximo día 14
será otro ceutí más al que se ha concedido la Medalla al
Mérito del Trabajo.
Y me alegra esta distinción porque, por una vez y, ojalá
sirva de precedente serio para el futuro, la persona que va
a recibir este galardón se lo ha ganado a pulso, desde hace
muchos años, y ha aportado a Ceuta una cadena de
establecimientos, Almacenes San Pablo, que son el santo y
seña de la ciudad, en su especialidad.
Pablo Belmonte, al que pocos en Ceuta desconocen, es uno de
esos hombres que se ha hecho a sí mismo, trabajando día y
noche, todos o la mayor parte de los días del año.
Sus establecimientos, signo de seriedad profesional, son una
de las partes fundamentales del comercio, pero del comercio
serio de esta ciudad.
Buen ojo ha tenido el delegado del Gobierno, José Fernández
Chacón, quien ha sabido avalar lo que es el trabajo serio,
lo que es la personalidad de un ceutí y lo que es un
comercio de los de verdad.
Realmente, podríamos decir que Fernández Chacón lo ha tenido
fácil a la hora de elegir, pero ello no es del todo cierto,
por cuanto otros varios que le han precedido, incluido mi
paisano y conocido, Jerónimo Nieto, no se percataron, o sus
asesores no les apuntaron la idea de que aquí, en Ceuta
estaba, vivía y desde hace muchos años tenía y tiene una
serie de establecimientos que siempre estuvieron en primera
línea del comercio ceutí.
Y además, Fernández Chacón ha hecho una propuesta en toda
regla, sabiendo hacia donde iba y sabiendo muy bien a quien
proponía, pero no para cualquier cosa, simplemente para
cumplir, no; el delegado del Gobierno en Ceuta propuso al
empresario para recibir la Medalla al Mérito en el Trabajo,
en su categoría de oro.
¡¡Felicidades, Pablo!! ¡¡Felicidades, señor delegado del
Gobierno!!. También con gestos de este tipo se ve el alcance
de la personalidad de quien nos rige en representación del
Gobierno Central. Con actitudes de este tipo se ve la propia
aptitud de la máxima autoridad dependiente del Gobierno
Central, que ha venido a Ceuta, por el tiempo que sea, pero
que no quiere perder el tiempo, que en otros momentos se
perdió, en batallitas de tres al cuarto.
Pablo Belmonte que ya no es un jovencito, aunque por su edad
ya es un jubilado, en absoluto ha dejado de asistir, a
diario, y desde primera hora, a su negocio.
A sus 76 años y tras dirigir sus negocios, durante casi
medio siglo, está claro que, aparte del reconocimiento de
todos los muchos clientes que ha tenido y sigue teniendo,
también merecía el reconocimiento de otras esferas
gubernamentales, y ese reconocimiento lo ha tenido él que
nunca fue un señorito de los de cuello duro, y mucho menos
un político de carné en la boca, de una u otra tendencia.
Por ello, esta es una medalla a ley, una Medalla al Mérito
del Trabajo, por haber estado trabajando como el que más.
Una de las 31 medallas, que el pasado 5 de diciembre el
Consejo de Ministros acordó conceder, vendrá a Ceuta. Antes,
el próximo día 14 y con el propio delegado del Gobierno en
Ceuta, la habrá recibido de manos del ministro de Trabajo.
Galardones de este tipo tienen un valor especial, son el
estímulo para otros muchos que vienen pisando los talones,
trabajando de verdad.
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