Cuando aún resuenan los tristes
ecos del drama que ha supuesto la tragedia vivida por el
bombero 88, Marco Antonio Navas Lázaro, y fuertemente
sentida por el Cuerpo de Extinción de Incendios y Salvamento
de la Ciudad Autónoma y por ende la familia consistorial que
se dispone a celebrar el día del funcionario más triste de
los que se recuerda, hoy se celebra -sin solución de
continuidad y por los merecimientos reunidos- el homenaje
del 2 de mayo en recuerdo glorioso de aquellos sucesos
impulsados desde el pueblo ante la presión de los franceses
en 1808 a las puertas del Palacio Real en Madrid.
Allí, uno de los nuestros, el Teniente Jacinto Ruiz en un
acto valiente y de honor sometió a un grupo de franceses
para hacerse posteriormente con una de las piezas de
artillería con la que colaboró junto a otros destacados
héroes, Daóiz y Velarde, en la revuelta que bajo el espíritu
de lo español impulsó a unos cuantos a hacer frente nada
menos que a un organizado ejército francés respaldado
incluso por los vendepatrias que regían entonces los
destinos del acosado país.
Pero en cualquier caso significó un hecho que supuso el
principio del fin y una muestra del odio del pueblo español
ante una afrenta de tal calibre de los peyorativamente
llamados gabachos aunque de aquellos sucesos de Madrid
culminaran con Daóiz y Velarde pasados a fusil y Ruiz
fallecido tiempo después como consecuencia de las
complicaciones de sus heridas.
Gloria pues, recuerdo y homenaje permanente que se renueva
201 años después, como cada 2 de mayo en Ceuta ante el busto
del Teniente Ruiz con honores rendidos por los Regulares y a
participación institucional de la Ciudad Autónoma.
Un día de sentimientos enfrentados a causa del trágico
suceso que Ceuta ha vivido y que íntimamente han sentido los
bomberos de la Ciudad Autónoma. Tiempo habrá para analizar
circunstancias objetivas a evitar en el futuro.
|