Como marca la tradición en 2 de mayo, la Comandancia
General de Ceuta homenajea al ceutí que participó en los
sucesos de 1808 con una misa en la Catedral a las 12’00
horas y una parada militar ante la Plaza que lleva su nombre
a cargo de la Unidad de Regulares posterior a la entrega de
coronas al busto del Teniente Ruiz y el toque de silencio.
A las 12’00 horas de este mediodía se inician los actos de
homenaje al Teniente Ruiz, heroe ceutí del 2 de mayo de
1808. Los actos preparados por la Comandancia General
consisten en la tradicional misa que se efectuará en la
Santa Iglesia catedral y, posteriormente, ya en la plaza que
lleva su nombre, se le impondrán coronas de flores y tras el
toque de silencio de realizará una parada militar con
efectivos de la Unidad de Regulares, actos estos últimos
previstos para las 12’30 horas en el mismísimo Paseo del
Revellín.
El Teniente Ruiz
Jacinto Ruiz Mendoza nace en Ceuta el 16 de Agosto de 1.779.
Hijo de Antonio Ruiz, Subteniente de Infantería destinado en
la Plaza y de Josefa Mendoza, ambos naturales de Ceuta. Sus
hermanos fueron Ignacio, Salvadora y Antonio. Es bautizado
dos días más tarde por el párroco Don Bernabé Zilleruelo en
la Iglesia de los Remedios de Ceuta, encontrándose su
partida de bautismo en el Archivo de la misma.
El 17 de Agosto de 1.795, a la edad de 16 años, entra como
cadete en el Regimiento Fijo de Ceuta, donde ya había
servido como Capitán su abuelo paterno, don Antonio Nicolás
Ruiz y donde su padre desempeñó el empleo de Alférez. El 10
de Julio de 1.800, a los 21 años asciende a Segundo
Subteniente. A Subteniente el 21 de enero de 1.801, estando
destinado en el Regimiento de Voluntarios del Estado y a
Teniente el 12 de marzo de 1807, permaneciendo destinado en
el mismo Regimiento.
2 de Mayo 1808
El 2 de Mayo de 1.808 los franceses que ocupaban España,
querían trasladar a Bayona a los Infantes don Antonio y don
Francisco de Paula. Esto hizo que el pueblo de Madrid cayese
sobre los invasores dando muerte a algunos de ellos, pero
cuando estos se reagruparon, fue imposible hacerles frente.
Los militares españoles tenían orden de no moverse y de
disparar al tumulto que se había producido en la plaza de
Palacio.
En las calles los paisanos furiosos, se abalanzaban sobre
los franceses armados. Estos decidieron ocupar el Parque de
Artillería donde se encontraban los cañones que podrían ser
utilizados en su contra. Los artilleros y la escasa tropa de
Infantería española que ocupaban el Parque, aunque tenían
orden de no disparar contra los franceses, decidieron no
permitir la ocupación, pero la superioridad del ejercito
invasor hizo que estos tomaran en poco tiempo el Parque de
Artillería.
Mientras ocurrían estos hechos (se relata en el libro de su
vida editado por Caja Madrid), el Teniente Jacinto Ruiz
Mendoza se encontraba su casa enfermo en cama con fiebre. Al
escuchar los primeros disparos en la calle, decide partir
corriendo a la Calle Ancha de San Bernardo donde se
encontraba su Cuartel para ocupar su puesto de combate. El
Coronel de la Unidad, Marqués de Palacio, cediendo a las
instancias del Capitán de Artillería D. Pedro Velarde y a
las masas populares, decide enviar a la 3ª Compañía del
Segundo Batallón al mando de D. Rafael Goicoechea con
treinta y tres fusileros al Palacio de Monteleón para que
hicieran respetar el Cuartel y Parque de Artillería que
estaban allí situados.
Llegado al Cuartel de Artillería, en cuyas puertas se
agolpaba la muchedumbre, Daoiz que era el más caracterizado
desenvaina la espada y manda abrir las puertas al pueblo.
Desoyendo las ordenes de su Capitán, el Teniente Ruiz
penetra en dicho Acuartelamiento dirigiéndose al Capitán
francés en estos términos: “El primer batallón de
voluntarios del Estado esta a la puerta y los demás vienen
marchando. Ya que por vuestra parte han empezado las
hostilidades es forzoso entregarse inmediatamente, de lo
contrario seréis pasado a cuchillo”. El francés temeroso
permite el paso al batallón que en realidad era una escasa
Compañía, colocándola Ruiz frente a los franceses, mandando
preparar las armas, lo que hizo que los invasores arrojaran
las suyas.
En ese momento, el artillero español que guardaba la puerta
abre las mismas, permitiendo que la multitud penetrase en el
recinto militar y se apoderase de las armas, aclamando a
Ruiz como libertador. En lugar de quedarse en el Parque de
Artillería para defenderlo, las masas salen corriendo con
las armas por las calles de Madrid.
Velarde consigue cerrar la puerta quedando en el interior 80
civiles armados y encerrando a los 81 franceses en las
cuadras situadas en el fondo del patio del Parque. Se
consigue durante más de tres horas, con poco más de 100
hombres entre artilleros, soldados y paisanos, repeler los
tres furiosos ataques realizados por más de 1.000 franceses.
Uno de los cañones fue confiado a Jacinto Ruiz, quien
resultó herido en el brazo izquierdo por una bala de fusil,
no cesando por ello, a pesar de la abundante sangre que
pierde, de dar voces de Fuego a los artilleros
Solamente Ruiz queda dentro del patio dispuesto a continuar
la lucha hasta sus últimas consecuencias. En ese momento,
con escasez de municiones, rodeado de cadáveres y humo, un
segundo balazo penetra por la espalda y sale por el pecho,
dando con él en tierra y cayendo así el último defensor.
El 14 de marzo de 1.809 se le dio sepultura en la parroquia
de San Martín de Trujillo. En junio de 1.823 su cenizas
serían trasladadas a Cádiz junto con las de Daoiz y Velarde
para ser colocadas en la Catedral.
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