En España hacen falta políticas de
Estado y pactos de gobierno. El bosque suele tardar varios
lustros en recuperarse del incendio. La quema de ilusiones,
la preocupación por quedarse en paro y entrar a formar parte
de la legión de desempleados, precisa de un analgésico como
Fuenteovejuna, de todos a una, máxime partiendo de la tesis
del economista y escritor Fernando Trías de Bes, flamante
premio de ensayo de divulgación que concede la editorial
Temas de Hoy, sosteniendo que todos somos responsables de la
crisis, desde los bancos y las finanzas, desde los
dirigentes políticos a los propios ciudadanos que se han
dejado llevar por el cuento de la lechera y se endeudaron
hasta los dientes para saciar la fiebre del consumo.
Pactos de gobierno y políticas de Estado para recuperarnos
del desmayo de la crisis. Quizás tengamos primero que
recuperar la razón. Fuertes razones hacen fuertes acciones.
La verdad que necesitamos entrar en acción para mantener y
crear empleo. Menos mal que la recuperación también es el
objetivo del presupuesto de la Unión Europea para 2010.
Falta hace que nos echen un capote. La recesión española se
sigue agravando, mientras los hogares, aquellos que pueden,
suman sus ahorros y los ponen a buen recaudo. Con la
inversión a la baja y con una Universidad suspensa en
investigación poco podemos avanzar. Ninguno de los centros
universitarios de España se encuentra entre los cien
primeros del mundo, según un ranking elaborado por la
empresa española Scimago que recoge el periódico semanal
Magisterio.
Si un loco enamorado- dijo el visionario Goethe- es capaz de
hacer fuegos artificiales con el sol, la luna y las
estrellas, para recuperar a su amada; un pueblo unido, un
mundo globalizado por el corazón, debe también estar
capacitado para entenderse y poder asegurar la protección
social de su ciudadanía, para reactivar la economía, lo que
exige un profundo sentido ético. Tal vez antes, los
corruptos, deban devolver con intereses lo que no era suyo.
La corrupción, que tanto practica el amiguismo, tiene un
enorme costo y hace que las sociedades sean menos justas y
más cerradas. Si los políticos no pelean para acabar con la
corrupción y la podredumbre, difícilmente podremos salir de
la peor crisis, la moral, y es más acabaremos todos formando
parte de ella. No habrá economía que nos sostenga. Y, ¡ojo a
este pensamiento del economista francés Étienne Bonnot de
Condillac!: “en tiempos de corrupción es cuando más leyes se
dan”. Moraleja: Por muchos códigos de buen gobierno, la
cartera de los dirigentes debe ser de cristal. Todavía no lo
es.
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