El fallecimiento, ayer, de un
miembro del Servicio de Extinción y Salvamento de la Ciudad
Autónoma de Ceuta teñirá hoy de luto la celebración del Día
del Trabajo. El 1º de Mayo nació así con la peor sombra
posible sólo tres días después de que se celebrase el Día
Internacional de la Seguridad Laboral. Con motivo de dicha
jornada los especialistas en la materia del sindicato UGT
advirtieron de que el avance en materia de seguridad en el
trabajo de la Ciudad Autónoma estaban siendo
considerablemente más destacados de la Delegación, que vio
cómo crecían sus estadísticas de siniestros el año pasado
con la multiplicación de contratados en los Planes de
Empleo.
Es sabido que una desgracia como la ocurrida ayer puede ser
inevitable por muchas medidas preventivas que se adopten,
pero en cualquier caso la Ciudad, sea cual sea la causa del
fallecimiento que finalmente se dictamine, revise una vez
más las condiciones en las que trabajadores de servicios
especialmente sensibles y arriesgados como el de bomberos
desarrollan sus intervenciones y sus ensayos. Y debe hacerlo
desde la serenidad y la responsabilidad con el apoyo de los
representantes de los trabajadores, los sindicatos, y el
resto de fuerzas políticas con representación parlamentaria,
que ayer dieron un ejemplo no queriendo sacar ni una migaja
de rédito político haciendo cualquier tipo de crítica
aventurada.
A través de este editorial el diario EL PUEBLO quiere
sumarse a las condolencias que ayer, sin excepción,
transmitieron a la familia del fallecido y a sus compañeros
de trabajo todos los representantes sociales de esta ciudad.
Su desgraciada pérdida debe ser igualmente una llamada de
atención sobre el trabajo que bomberos, policías, guardias
civiles y tantos otros profesionales realizan día tras día,
no sólo cuando en una intervención son captados por las
cámaras de los medios, para estar listos cuando la
ciudadanía necesita de sus servicios. Su entrega diaria es
un elemento imprescindible de nuestro Estado del Bienestar.
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