El bombero Marcos Navas, joven ceutí de 39 años, ha tenido
el triste honor de ser el primer funcionario del Servicio de
Extinción de Incendios de la Ciudad Autónoma fallecido
durante el ejercicio de su profesión. Marcos perdió la vida
en las profundidades de las aguas de Ceuta mientras, junto
con otros tres compañeros, realizaban ejercicios prácticos
de submarinismo en la bahía sur frente al Sarchal. Buzos del
Centro de Buceo de Ceuta lograron hallar el cuerpo del
bombero unas dos horas después de que, por las corrientes,
le perdieran de vista sus compañeros durante las maniobras
de ascenso.
La angustia, la desazón y la tristeza se ha cebado con el
Cuerpo de Extinción de Ceuta. Hombres rudos y baqueteados en
mil y una batallas llorban sin consuelo por la pérdida de
uno de los suyos. El bombero Marcos Navas (soltero, 39
años), que se había incorporado a la unidad de rescate
submarino del cuerpo, halló la muerte en un accidente (se
investigan las causas) bajo el mar.
A las 14’00 horas cuatro submarinistas del Cuerpo de
Bomberos buceaban por la zona del Sarchal. Varios vecinos
vieron a los buzos cómo realizaban la inmersión. Todo
parecía ir bien. A esas horas las corrientes fueron un
factor decisivo que cobraron trágico protagonismo una hora
más tarde.
Dos parejas de buzos ya se encontraban bajo el mar, Marcos
Navas entre ellos. La inmersión se hizo cerca de una roca
llamada ‘Preciada’ de pared escarpada y de 40 metros de
profundidad. Sin embargo, los ejercicios prácticos no pasan
habitualmente de los 20 metros.
Cerca de las 15’00 horas los compañeros ya comprobaron las
dificultades de Marcos para ascender, según ha podido saber
este medio, en un momento dado y sin conocerse los detalles
aún de ese decisivo momento (agua con poca visibilidad, el
aumento de la corriente...) se pierde de vista al compañero.
Los momentos de impotencia y desesperación llegan cuando en
un intento reiterado de su búsqueda, culminan con la
imposibilidad de hallarlo. Aunque las bombonas ya marcaban
síntomas de agotamiento de oxígeno, había margen de
seguridad, pero no daban con él.
La alerta llega inmediatamente a los Grupos de Especialistas
de Actividades Submarinas (GEAS) a los que se unen (tras ser
avisados sobre las 16’00 horas) tres buceadores
profesionales del Centro de Buceo de Ceuta. Todos a una y
prestos a salir desde el Muelle deportivo, se dirigieron a
la zona donde se perdió la pista al bombero. Dividido por
sectores, los propios bomberos se encargaron de una zona,
los GEAS de la Guardia Civil de otra y los tres
submarinistas profesionales de Ceuta se emplearon en otro
sector. Los minutos contaban aunque a la hora del inicio de
la búsqeuda del cuerpo ya se sabía que no había esperanzas
de hallarlo con vida. Aún así, lo importante -dentro de la
tragedia- era encontrar a Marcos.
Había corrientes que complicaban la búsqueda
fundamentalmente porque la fuerza de la marea ‘tiraba’ en
sentido contrario de cuando se inicio la búsqueda, pero se
insistía en la necesidad de hallar el cuerpo. Y así fue,
Juan Carlos Rivas, el presidente de la Federación de
Submarinismo y buceador profesional que capitaneaba el
Centro de Buceo de Ceuta junto a Franci Valero y Álvaro
Suárez dio, con él.
El profundímetro marcaba 30 metros, justo en el lecho marino
donde se hallaba boca arriba tendido Marcos al albur de las
corrientes. No es la primera vez que Rivas se ve en la
necesidad de rescatar el cuerpo de un submarinista.
Marcos no tenía aire en su equipo, por lo que el rescatador
tuvo que emplear el de su propio equipo para inflar el
chaleco hidrostático del malogrado bombero y, de este modo,
lograr su ascensión.
Eran las cinco de la tarde cuando se pudo extraer el cuerpo
de Marcos del agua. Su traslado al Puerto Deportivo de Ceuta
y su depósito en el muelle hasta la espera de la Juez de
guardia supusieron unos momentos de gran desazón entre los
compañeros que se acercaron para llorar y lamentar la
pérdida.
Desde el minuto uno de este trágico episodio, el presidente
de la Ciudad estuvo al frente de las operaciones hasta el
levantamiento del cadáver. Fue él precisamente el que dio la
pésima noticia a los padres del joven bombero en su propio
domicilio y miembro de una reconocida familia ceutí.
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