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OPINIÓN - JUEVES, 30 DE ABRIL DE 2009

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

En un trasplante al receptor le llega la vida

Por Gerardo Rodriguez


Desconozco si Teresa Antequera autora de un articulo de colaboración sobre trasplantes, es receptora de órganos (en plural porque la medicina de este país esta tan avanzada que ya, realiza trasplantes múltiples) o tiene algún familiar trasplantado.

Porque vivir una situación de continuo deterioro con una esperanza de vida fijada en los cuarenta y cinco años, tener la posibilidad de vivir con un órgano ajeno es un milagro.

Supeditar la vida a una maquina de diálisis “no produce una gran tristeza” Teresa.

Produce, tener que asistir tres veces en semana a que te limpien la sangre. Produce dejar el trabajo. Produce alterar la convivencia familiar. Produce rebajar la calidad de vida a niveles ínfimos y produce una indefensión ante una muerte cruel y lenta.

Por eso la posibilidad de vivir con un órgano extraño, engrandece la vida de quien lo recibe.

La vida que fue el mayor milagro de Dios para que este mundo exista.

Gracias al avance de la medicina, hoy, una persona con una diabetes tan agresiva que llega a inutilizar los dos riñones, puede en un trasplante múltiple de riñón y páncreas, no solo hacer vida normal, si no dejar de ser diabético. Sin alteración alguna después de diez años (diez años en el haber de su vida) sin propensión al sida, a las herpes, o a tumores.

Es cierto que existe riesgo de rechazo del órgano trasplantado de por vida. Pero no es menos cierto que traspasado el umbral de los cinco años el riesgo se va minimizando. (No lo digo yo, lo manifiestan los especialistas)

Llegar a interpretar que el órgano (denominarlo como pedazo de carne es poco respetuoso. Pedazo de carne es lo que se echa de comer a lo perros) del donante lleva en su esencia algo personal que trasmite al receptor, es lo mismo que pensar que la sangre que se recibe de otra persona en una transfusión puede inocularnos parte de su personalidad.

Pura ciencia ficción.

Desconozco que tipo de información recibieron los trasplantados a los que alude Teresa Antequera. En el Clínico de Barcelona, pioneros en los transplantes múltiples, el equipo medico, informa exhaustivamente de todos los riesgo físicos (la operación dura doce horas, primero el páncreas, luego el riñón) y morales.

Sin que al día de hoy, después del tiempo transcurrido, se haya notado “cambio en la biografía” del transplantado, y si en sus hábitos de vida.

Ahí si tuvo influencia el donante anónimo, le dio la vida.

Dejemos el alma para Dios mientras al receptor le llegue la vida.
 

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