No estaban muy informados los ciudadanos y se escuchó alguna
maldición de contrariedad pero aún así se cumplieron
escrupulosamente los cinco minutos de cierre al tráfico de
la calle Jáudenes, la Gran Vía y la plaza de África. Gracias
a esa actuación, preparada con motivo del Día Mundial Sin
Ruido, se pudo comprobar la diferencia en decibelios entre
una calle con circulación de tráfico y una sin coches.
Un agente de la Policía Local colocó un sonómetro en plena
Gran Vía para realizar las mediciones ante los periodistas.
Luego llegaron las explicaciones. “Sin circulación el
promedio de decibelios estaba en torno a los 55 mientras que
cuando se ha abierto la circulación ha subido a 70”, aseveró
el policía. Según este, por encima de los 85 decibelios en
la calle estaríamos hablando de un ruido que resulta
perjudicial.
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