Los hechos denunciados tuvieron lugar el pasado 24 de marzo
en el domicilio familiar del acusado y su esposa.
El imputado relató que, en dicha fecha, ya no compartía la
vivienda, propiedad de su hermana, con su mujer, ya que
tenía una orden de alejamiento desde que esta interpuso la
denuncia por supuestas amenazas. El citado día, “llevé a mi
hijo a la casa y esperé en el portal hasta que subiera.
Cuando el niño me dijo que ya estaba con su madre, me fui;
pero, en ningún momento crucé palabra con ella”. Sin
embargo, la denunciante y presunta víctima, explicó otra
versión de los hechos. “Llamaron a la puerta de la casa con
la luz apagada y noté que golpeaban la puerta y le metían a
la cerradura clavos y palos de madera. Le pregunté a mi hijo
con quien estaba, y me dijo que con su padre. Como yo no le
abría la puerta, empezó a insultarme y me dijo que me iba a
matar”.
La denunciante, además, quiso añadir que no era la primera
vez que ocurrían tales hechos y “siempre que me ve por la
calle me insulta porque lo que quiere es que me vaya de la
casa que yo considero mía, ya que fue la que me ofreció
cuando nos casamos. Lo único que quiero es divorciarme
porque ya le he dado una oportunidad pero no cambia”,
sintetizó. Ante tales acusaciones, el procesado manifestó
que él deseaba el divorcio desde hacía tiempo pero “es ella
la que me amenaza con llevarme preso si planto la demanda.
Cada vez que lo intento me denuncia y lo único que quiero es
vivir mi vida en paz”. Con respecto a la vivienda, motivo
por el que supuestamente también se inician las disputas en
la pareja, el acusado informó que no era suya, sino de su
hermana, y que él había regresado a casa de sus padres
porque se encuentra desempleado en estos momentos.
En su informe, la defensa alegó que “la denunciante se está
aprovechando de la Ley de Protección a la Víctima ya que
resulta muy extraño que en el atestado de la policía no
aparezca ningún documento que acredite que la puerta de la
casa estaba forzada”. Por su parte, el letrado de la
acusación particular argumentó que “el testimonio de mi
cliente es veraz, tanto que ha llegado a decir que es un
buen padre pero no significa que sea un buen marido”. La
Fiscalía solicitó para el acusado 11 meses de prisión, dos
años de alejamiento e incomunicación a menos de 200 metros y
durante el mismo periodo, la prohibición de tenencia y porte
de armas. El juicio quedó pendiente de sentencia.
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