Estuvo en la sala de máquinas del PSOE primero y de IU, allá
por los años noventa, después. Hace nada propició el último
acercamiento entre UDCE y los socialistas. Poco antes de las
últimas elecciones autonómicas, cuando le tenían guardado un
sitio en la lista que los de Ali iban a componer con IU, dio
la espantada. Hace ocho meses, tras 22 años en Ceuta, hizo
las maletas y se fue nada menos que a Nigeria, donde trabaja
para la Administración General del Estado en el consulado
nacional en Lagos, la principal ciudad del país, un lugar
donde los blancos “son blanco seguro”. A punto de volver
allí hizo un alto en su agenda de reencuentros para charlar
un rato de lo divino y de lo humano.
• Pregunta.- ¿Cómo es la vida de un español en Nigeria?
Respuesta.- No pisamos la calle. Tenemos que ir siempre en
coche, con las puertas cerradas con seguro y los cristales
tintados. Si vamos a algún sitio los fines de semana es a
restaurantes con verjas y metralletas en la puerta.
P.- Suena acogedor. ¿Típico restaurante para turistas?
R.- No porque turistas no hay. Ninguno. Creo que es un país
con futuro, pero antes que nada tiene que resolver su
problema con la seguridad, el agua, la luz y las redes de
transporte.
P.- ¿Cómo va allí la democracia?
R.- Lo es desde hace diez años y cuenta con algo que quizá
Ceuta consiga algún día: el presidente es musulmán y la
mayoría de sus ministros más importantes cristianos, como la
mayoría del pueblo, que tiene un idioma oficial, el inglés,
y cuatro lenguas autóctonas, yoruba, igbo, calaba y haysa.
P.- Usted es funcionario. ¿Qué necesidad tenía de irse
tan lejos?
R.- Yo nací en Tetuán, aunque llevaba 22 años en Ceuta, y
cuando me fui era funcionario del Estado del Área de
Menores. Allí monté el primer Comité de Empresa del
departamento y en él me quedé cuando se transfirió a la
Ciudad como funcionario prestando servicio de la
Administración local. Yo siempre tuve la idea de irme a un
consulado a trabajar, pero con la familia y otras
obligaciones no podía quitarme del medio así como así.
P.- Y cuando se decide, ¿por qué escoge Nigeria?
R.- Yo pedí Nigeria, Líbano o Sudán.
P.- Territorios muy tranquilos...
R.- [Risas] Para empezar en esto tienes que ser un poco
aventurero y asumir que la primera vez debes ir a un sitio
malo. Me llamaron para el de Nigeria y me decidí aunque
antes que yo habían pasado otros 3 jefes de visado. Uno sólo
duró una semana; otro dos meses y el último, que se fue con
una baja por depresión, como el canciller, seis.
P.- ¿Su primera impresión?
R.- La primera es el aeropuerto, que además es la zona más
peligrosa del país. En ese trayecto mataron hace unos meses
a un directivo de Iberia. Nosotros tenemos un coche blindado
para el recorrido y ahora ellos también.
P.- ¿Tiene españoles con los que alternar?
R.- En el consulado somos unos 25 españoles que trabajamos
en horario de mañana. También hay algún empresario,
nacionales casadas con nigerianos... Poco más, aunque nos
hemos puesto más o menos de acuerdo para reunirnos sábados y
domingos, comer juntos... Allí todos tenemos un eslogan:
‘Nunca bajar la guardia’.
P.- ¿Quiénes son la amenaza?
R.- Ladrones, secuestradores... Ahora están yendo muchos
empresarios españoles allí a hacer negocio, pero hay que
tener mucho cuidado. El blanco en Nigeria es un blanco
seguro
P.- Usted se encarga de revisar los papeles de los
nigerianos que quieren venir a España, que habrá cientos o
miles, ¿no?
R.- Miles. Se conceden algunos, pero se rechazan muchísimos.
El caso típico de los que se aprueban es el supuesto
turista, si acredita tener recursos para ello; las
reagrupaciones familiares o haber conseguido trabajo. El
problema es que todo se falsifica y al final casi tienes que
ejercer de policía.
P.- ¿La vida es cara en Lagos?
R.- Es cara. Bueno, es cara para lo que es Nigeria. Una
comida en el restaurante del que le hablaba sale
aproximadamente por 3.000 ó 4.000 nairas, que viene a
equivaler a una peseta. Comer en un restaurante caro cuesta
el triple. Un nigeriano cobra al mes aproximadamente 20.000
nairas.
P.- ¿Piensa quedarse allí?
R.- Mi compromiso verbal con el Ministerio es por dos años.
P.- En resumen, ¿es mucho peor de lo que imaginaba?
R.- Es duro pero me he acostumbrado, aunque las pequeñas
dificultades cotidianas te van cansando.
Ceuta desde la distancia
P.- ¿Sigue la actualidad ceutí?
R.- Cuando tenemos Internet, porque no disponemos de luz
todo el día.
P.- ¿Cómo lo ve?
R.- Lo que más he sentido es la muerte de Manuel Berlanga,
de lo más socialista que había en Ceuta. La vida política
local no ha cambiado mucho.
P.- Hábleme del PSOE
R.- Le deseo mucha suerte, pero no creo que esté haciendo
las cosas demasiado bien. Me gustaría que Carracao no
hubiera dicho que hasta 2012 no hablará con UDCE, el primer
partido de la oposición y de izquierdas. Quizá piense que
entonces tendrá más diputados que Ali, pero pienso que
llegará igual o peor.
P.- UDCE
R.- Les veo más serios y asentados. Han querido acercarse al
PSOE y no les han dejado. Imagino que intentarán captar
independientes, ‘cristianos’ a ser posible porque no son
racistas.
P.- ¿Su pacto con Aróstegui?
R.- No creo que vayan juntos a ninguna elección, ni por un
lado ni por otro. Son dos partidos de izquierda, pero muy
diferentes. Al PSPC le viene bien tener un cauce en la
Asamblea porque el PSOE tampoco se le ofrece... El PSOE se
ha convertido desde hace una década en un partido de amigos
que se enfada si no sale lo que quieren.
P.- “Serios y asentados”. Antes de irse usted pintó a la
UDCE casi casi como islamistas radicales. ¿Ha cambiado de
opinión?
R.- Hubo una época en la que me pareció eso. Al principio
Ali, como cualquier partido, quiso apoyarse en todo lo que
podía y a mí me llegó información de que entre sus apoyos
había radicales. El tiempo me ha demostrado que ha cambiado
o que al menos ha sabido gestionar esos problemas. De hecho
tanto él como su Ejecutiva me han ofrecido siempre su
confianza.
P.- ¿Le pica el gusanillo político?
R.- ¡Claro! Cuando cumpla dos años en Nigeria quedará uno
para las autonómicas... Quizá entonces me anime a volver,
aunque lo que me gustaría es que el PSOE liderase la unidad
de la izquierda y de la sociedad ceutí. Lo que no haré nunca
más es apoyar a ningún partido que en una ciudad como esta
no lleve en puestos de salida real a candidatos de las dos
comunidades culturales mayoritarias. El PP, aunque me
avergüence decirlo, lo entendió rápido. El rechazo es el que
fomenta los llamados ‘partidos musulmanes’.
P.- O sea, que no ha cambiado nada. Hace un año
hubiéramos hablado de lo mismo
R.- Esperaba que el PSOE cambiase, que no hiciese la
‘limpieza étnica’ que hizo en sus filas, que no trajese a
alguien de fuera para arreglar sus problemas... Fue un error
muy grande como otros anteriores. Aquí hemos celebrado sacar
dos escaños en las elecciones autonómicas... Es vergonzoso.
No existen los cracks, sino el trabajo, los acuerdos y las
ideas. Sólo un PSOE fuerte puede hacer que el PP baje a 13 ó
14 escaños porque si quieres cambiar las cosas tienes que
gobernar.
P.- ¿Cómo?
R.- Aquí al PSOE en los ochenta le votaban todos los
musulmanes porque los tuvo en cuenta y reconoció sus
derechos. Luego se ha abandonado y se ha marginado.
P.- Usted que ha pateado el barrio como pocos: ¿Qué hay
que hacer con el Príncipe?
R.- Evitar que siga sintiéndose abandonado. Parece ser que
están construyendo casas... Es muy difícil. La educación es
fundamental y el empleo también para no tener que recurrir a
la droga y a la delincuencia. Hay que ir allí, no tener
miedo, vivirlo, conocerlo. Hay golfos como en todas partes,
pero la mayoría es gente buena que quiere y necesita ayuda,
nada más.
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