Aunque sea durante cinco minutos
testimoniales, Ceuta, por unos instantes, también va a estar
a la altura de esa intención de que el ruido desaparezca o,
cuando menos, disminuya.
Y si en cualquier parte es difícil, excesivamente
complicado, atenuar los ruidos, porque eliminarlos hoy es ya
imposible, aquí en Ceuta lo es mucho más, en todos los
sentidos.
Veamos: no pasan 12 minutos sin que por una circunstancia o
por otra no tengamos la “canción” de alguna sirena, sea de
ambulancias, de Policía, de Guardia Civil o de Bomberos. Así
un día y otro. No pasan tres minutos en ninguna calle en la
que, a cualquier hora del día y hasta bien entrada la noche,
no aparezcan uno o cinco coches, muchos de ellos con los
cristales tintados y con la música del “chunda tachunda” a
todo gas. No hay dos grupos de jóvenes o menos jóvenes (para
que no me diga Mariam Mohamed que menosprecio a la juventud)
en los que el griterío, en determinados lugares, no se haga
palpable y, por último, como si fuera para amenizar más todo
esto, las motos con escape libre, o haciendo el caballito
por el mismísimo centro de la ciudad.
Si hoy se logra ese silencio, o esa disminución del ruido,
que se propone guardar la Ciudad, durante 5 minutos, a
partir de las 12, más de uno vamos a poder decir:” Esta no
es mi Ceuta, nos la han cambiado”. Alguien incluso podrá
decir que San Bruno o cualquiera de su orden ha venido a
hacer aquí un milagro.
Sea el tiempo que sea, aunque no pase de 30 segundos la
duración de ese silencio para Ceuta, ya se habrá logrado un
auténtico éxito.
Hoy, es la primera vez que Ceuta se va a sumar a la
celebración del Día Mundial Sin Ruido, y para hacerlo un
poco más posible lo que se va a hacer es restringir el
tráfico rodado en los accesos a calles de mucho movimiento
automovilístico como, en el centro, Jaúdenes y la Gran Vía.
Aunque aquí, hasta ahora, no se ha tenido en cuenta, desde
hace tiempo, la comunidad internacional señala el 29 de
abril el Día Mundial Sin Ruido, intentando establecer un
equilibrio, no de contaminación, sino de conservación del
ambiente acústico que es, cuando menos, tan importante, por
sus consecuencias, como el mantener saneado el medio
ambiente.
Hasta ahora, poco se está teniendo en cuenta esto de la
conservación de la audición y la concienciación sobre las
molestias y los daños que determinados tipos de ruidos, sin
control, provocan.
Bajo el lema “Menos ruido, más confort” se promueve el parón
ese de cinco minutos de lograr el silencio, cosa que está
promovido por la Sociedad Española de Acústica.
Y a tono con esto, no una iniciativa, sino ya una realidad,
también el Gobierno de la Ciudad sacará, de inmediato, el
peligro de contratación para la confección o redacción del
Mapa del ruido de Ceuta, con el que se intenta, a través de
las pruebas pertinentes, conocer el nivel de cada zona de
Ceuta.
Está bien que aparezca ese mapa, pero en él, ya desde antes
de estar confeccionado, deberá aparecer, muy especialmente
en las zonas céntricas, y a determinadas horas el más
desagradable y complejo ruido, dentro de la ciudad.
Si uno se coloca en Salamanca, Jaén, Córdoba o Pontevedra,
ni siquiera en las zonas de más movimiento encontramos tanto
ruido como hay en un área, demasiado amplia de nuestra
ciudad. Si desde hoy se logra aminorarlo ya hemos conseguido
algo.
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