Paseo la calle, a esa hora vaga de
mediodía, cuando alguien muy cercano a Elsa Rovayo, ‘La
Shica’, me dice que ésta ha tratado por todos los medios
de ponerse en contacto conmigo para darme las gracias por la
columna que tuve a bien dedicarle, días atrás. Pero que le
ha sido imposible.
En principio porque no recibo mensajes en mi ordenador.
Luego, porque no uso el teléfono portátil. Y, por último,
debido a que pocas personas están en posesión del número
perteneciente a mi teléfono estático. Le quedaba la solución
de enviar un mensaje al correo electrónico del periódico.
Con lo cual tampoco hubiera sido posible que yo me enterase
de nada.
De modo que, dado que ya me di por enterado, sepa mi
estimada artista que le agradezco mucho su deseo de
localizarme, y más aún saber lo que piensa de mí. Y que día
llegará, tal vez no tardando mucho, donde podamos charlar un
rato para que pueda responderme a ciertas preguntas que
deseo hacerle para “Ceuta Siglo XXI”. Una revista que ha
cobrado auge.
En un establecimiento céntrico, donde suelo dejarme ver dos
o tres días a la semana, su propietario me pregunta por las
razones que tuve para no viajar a Estepona, con motivo de la
inauguración de la Casa de Ceuta. Y lo primero que hago es
poner cara de sorpresa. Ya que no recuerdo haber publicado
nada en relación con que se me hubiera invitado a ese
acontecimiento. Pero él me responde que lo sabía desde el
momento en que se me comunicó. Y es que hay despachos donde
sus funcionarios son incapaces de mantener la lengua ni un
segundo en reposo. En fin, aclarando: no acepté ir a ese
acto porque tenía mucho trabajo pendiente. Y sabido es que
yo suelo darle prioridad al currelo.
Horas más tarde, cuando aún estaba bajo los efectos de la
siesta, quien me localiza es Eduardo Gallardo. Y me
alegra una enormidad oírle por medio del teléfono. Eduardo
me pone al tanto de lo mucho que le satisfizo verse descrito
en la contraportada de este periódico, días atrás. Y me
habla de que está mejor y de cómo sus hijos se desviven por
él y, cómo no, me destaca la labor de las personas que se
preocupan porque no le falte lo más mínimo. Eduardo insiste
en que nos quedó pendiente merendar una tarde y permitirnos
el lujo de charlar hasta cansarnos. Le contesto que tomo
nota.
Nada más acabar de hablar con EG, suena el teléfono. Quien
llama es José María Morillo, colaborador de ‘Diario
de Cádiz’ en El Puerto de Santa María, y funcionario de
Turismo. Es para decirme lo mismo que ‘La Shica’: que
intentó por todos los medios dar conmigo para comunicarme
que me han dedicado una página en un blog que está haciendo
furor en la Bahía gaditana. Y que, gracias a Fito Carreto,
extraordinario artista del daguerrotipo, ha podido hacerse
con mi número de teléfono. Le respondo que he visto el blog
y que ya tendremos ocasión de celebrarlo en la Feria de
Primavera y Fiesta del Vino Fino, durante la próxima semana.
Saboreando las noticias agradables del día, ya declinante,
me coge otra llamada. Mi interlocutor, a quien aprecio, va
al grano: “Mira, Manolo, como hoy no te visto a la
hora del aperitivo, te llamo para contarte que los hay, y da
nombres, que están desatinados por mor de la columna que le
dedicaste a Pedro Gordillo, el domingo pasado. “Hay
gente pa tó”. Es lo primero que se me ocurre decirle.
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