Debo decir, desde el principio,
que me llené de indignación, cuando supe que un taxista, un
profesional de la conducción y del buen saber cumplir con su
profesión, había sido agredido y le habían robado el coche,
su verdadero y único instrumento de trabajo.
Éste sí había corrido peligro por su vida y, además, había
sido privado, momentáneamente, de su medio de trabajo. Éste,
si no sale con el taxi, no puede llevar un euro a su casa
para vivir él y para que viva su familia.
En el momento que conocí ese desagradable incidente, yo no
sabía de quien se trataba, pero me daba lo mismo, era un
taxista, era un trabajador del taxi y por consiguiente uno
de esos hombres que día y noche están la servicio del
público.
En esos instantes, nada más conocer el percance que había
tenido este taxista me acordé de una frase que en la mañana
del pasado 29 de enero yo le oía a una persona que debía
estar en su puesto de trabajo y no quería estar.
Posiblemente ese hoy mismo siga sin querer estar donde le
corresponde. La frase en cuestión de aquel que no estaba en
su puesto de trabajo fue:” Ni estoy, ni voy a estar, porque
corre peligro mi vida y mi libertad”.
Ni que decir tiene que la persona que pronunció esa frase,
dos días más tarde recibió la nómina correspondiente a
enero, un mes más tarde la de febrero, luego la de marzo y
estos días recibirá la de abril, sin estar entonces, y sin
estar hoy en el puesto que su ex director le estaba
marcando, en aquel momento.
El taxista, volviendo a lo nuestro, sí corrió peligro por su
vida. El taxista, si no coge el volante, no tiene nómina y
el taxista ya está otra vez, a pesar de que corre peligro su
vida, en su puesto de trabajo. Es la diferencia que hay
entre lo que es un profesional y lo que es alguien que no
quiere saber nada de la profesión o el trabajo que tiene.
Y aquí, en el mundo del taxi, no hay horas que tú puedas
decir que cubro el servicio y otras que digas:” ahora no voy
porque corre peligro mi vida”.
Este taxista, sobre las 10 de la noche estaba, todavía, al
volante de su vehículo. Es cierto que, parece, que tenía la
intención de marcharse ya a casa, pero de no ser por esa
agresión, posiblemente , hubiera estado otros 10 minutos,
otra media hora o si le hubiera salido una carrera más la
hubiera aprovechado.
Afortunadamente, la Policía Nacional, a las 11 de la noche
ya había detenido a tres marroquíes que habían sido los que
habían llevado a cabo la agresión y el robo al taxista.
Ahora, los taxistas anuncian movilizaciones, ellos mejor que
nadie saben lo que es su profesión y los peligros que les
acechan a lo largo de toda su jornada de trabajo.
Naturalmente que estamos al lado de estos profesionales. Por
supuesto, que apoyaremos sus reivindicaciones y, por encima
de todo, valoramos su profesión y su talante, por todo lo
que, día tras día, tienen que soportar.
Antonio Ruiz, el taxista agredido y robado, lleva casi
veinte años en esta profesión, él, como todos sus
compañeros, sabe que esto le puede suceder cualquier día,
otra vez, a pesar de ello ahí seguirá el tiempo que sea
necesario, y eso que, repito, por experiencia propia sabe
que ahí, especialmente a algunas horas y en determinados
trayectos, ejercer esta profesión si que tiene una serie de
riesgos que como buen profesional sabrá asumir.
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