Cuando llegaron a los pisos de Puertas del Campo eran
jóvenes y lozanos. Tenían toda la vida por delante, una
familia y la convulsión tecnológica no se había producido.
Subir escaleras era lo corriente, solamente las casas más
nuevas y las oficinas de la gran manzana de Nueva York (que
ellas atisbaban en los cines españoles) contaban con esos
mecanismos elevadores tan sencillos pero tan sofisticados a
la vez. Hace más de 30 años que los pisos de las calles
Padre Cuzco y San Juan de Dios se edificaron. Sus ocupantes
han ido cumpliendo años, muchos oficiales y suboficiales
desaparecieron bajo el rastro del tiempo. Ahora, sus viudas
reclaman ascensores. Las bolsas de la compra y los achaques
de la edad juegan en su contra. “Hemos solicitado al Invifas
(Instituto de la Vivienda de las Fuerzas Armadas) que nos
pongan ascensores, pero nos han dicho que no era posible”,
dice la vecina del tercero del bloque 3 de Padre Cuzco.
Técnicos de la administración del Ejército se han acercado
para examinar el entorno del edificio. Se trata de casas
estrechas, en donde los ascensores solo cabrían en caso de
ocupar el espacio de las escaleras. En cada una de las
cuatro plantas hay dos puertas y un pequeño rellano. “La
solución sería que el ascensor viniera por fuera, que lo
construyeran por el patio y nosotros solo tendríamos que
subir seis o siete escalones, que es lo que habría desde el
rellano hasta nuestras puertas”, explica la vecina. José
Pérez Almagro, presidente de la Asociación de Vecinos de
Puertas del Campo, asegura que el Invifas no está por la
labor. “Ellos se excusan en dos cosas. Primero, que no se
debe construir en el patio; segundo, que dicen que los
vecinos van a seguir teniendo que subir escaleras cuando
hagan el ascensor”. La vecina aclara la exposición. “No es
lo mismo subir seis o siete escalones que cincuenta y
tantos, que son los que hay desde el bajo hasta el tercero”.
Hay vecinos que tienen que bajar y subir a diario más
escalones todavía, cerca de 70. Son los que viven en la
cuarta planta. “Aquí antes éramos personas más jóvenes y no
nos costaba trabajo, pero la gente va cumpliendo años. La
vecina de Ramona, la del cuarto, se ha tenido que ir a vivir
con su hija porque se partió la cadera. Vive en el cuarto,
figúrate si tuviera que subir todos los días”. Se refiere a
la vecina del bloque 4, el de enfrente. Ya dentro de este
bloque, la señora del primero confirma esta teoría: “Se ha
tenido que ir a vivir con la hija, porque sería imposible.
Yo no noto lo de las escaleras, porque vivo en el primero,
pero las demás, sí”.
Estos pisos militares fueron ocupados en un primer momento
por oficiales. Luego llegaron los suboficiales y actualmente
lo ocupan militares retirados en su mayoría o sus viudas.
“Al principio había mucho flujo de personas. Unos se hacían
mayores y venían otros militares nuevos y las viviendas
siempre tenían mucha vida, pero desde hace mucho tiempo aquí
siempre estamos los mismos”, cuenta la vecina del tercero.
“Mi vecino se rompió una pierna y sufre muchísimo para salir
a la calle”.
En Alférez Provisional tampoco disponen de ascensores, pero
allí las escaleras son menos. “Yo es que tengo la manía de
contar las escaleras y sé que allí son unas 40 desde el bajo
al tercero, cuando en Padre Cuzco son más de 50”.
El pasado viernes, el presidente de la Asociación de Vecinos
convocó una Asamblea para tratar este tema como el más
importante del día. No obstante, para hacer fuerza, los
vecinos o usuarios, como se les reconoce legalmente, deberán
conformarse en comunidades de vecinos. “Uno solo tiene mucha
menos fuerza que un ente jurídico. Ya les he dado un modelo
de estatutos, para que cuanto antes comiencen con la tarea
de elegir a un presidente de comunidad”, explica Almagro.
Los vecinos consultados siempre se han referido a los pisos
de ‘Villacapona’ (Otero). “Allí les han hecho hace poco unos
ascensores por el patio. ¿Por qué a nosotros no? Lo vemos
como un agravio comparativo”.
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