Echando una ojeada a todos los frentes que tiene abiertos la
Consejería de Educación, Cultura y Mujer en materia de
patrimonio, uno puede –eso sí, a plazo largo– tratar de
imaginar una Ceuta del siglo XXI donde no sería descabellada
la calificación de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, según
varios expertos consultados por este periódico.
De hecho, hay ejemplos de ciudades en el mundo que han
articulado una salida económica y que han basado fortísimos
ingresos en turismo en torno a la suerte de un patrimonio
que, por otro lado, están sabiendo generar mediante los
proyectos de puesta en valor. Es el caso, por ejemplo, de
Alcalá de Henares, Ciudad Patrimonio de la Humanidad que sin
esa declaración no tendría la misma fuente de riqueza, si
bien se trata de una localidad con más motores económicos,
como su Universidad.
No es el caso de Ceuta, ciudad que vive subvencionada y con
pocos recursos, entre los que se encuentra el turismo,
estrangulado por el precio de los billetes para no
residentes a la hora de cruzar 12 kilómetros de agua. Así,
tal vez la Ceuta del siglo XXI pase por esos dos factores
para convertirse en la Puerta de África.
El patrimonio supone diferenciarse de otras ciudades que
ofrecen sol y playa, algo con lo que, por otro lado, también
cuenta la ciudad autónoma.
Un lugar con esa declaración entra en una lista mantenida
por el Programa Patrimonio de la Humanidad, administrado por
un Comité de la UNESCO compuesto por 21 estados miembros que
son elegidos por la Asamblea General de Estados por un
período determinado. El objetivo del programa es catalogar,
preservar y dar a conocer sitios de importancia cultural o
natural excepcional para la herencia común de la humanidad.
Bajo ciertas condiciones, los sitios mencionados pueden
obtener financiamiento para su conservación del Fondo del
Patrimonio de la Humanidad.
Desde 1972, el catálogo ha recogido un total de 878 sitios,
de los cuales 679 son culturales, 174 naturales y 25 mixtos,
distribuidos en 145 países. Italia tiene el mayor numero de
sitios (43) catalogados como Patrimonio Cultural de la
Humanidad. En cuanto a las ciudades, las primeras en
adquirir ese adjetivo fueron Quito y Cracovia, en 1978.
¿Ceuta puede aspirar a eso? Tiene potencial, según varios
expertos consultados. Tiene elementos suficientes, muchos en
muy pocos kilómetros cuadrados. Es posible y supondría un
espaldarazo difícil de cuantificar en su llamada al turismo.
Desde la prehistoria en Benzú, a los yacimientos fenicios,
los restos tardorromanos o las construcciones califas y
meriníes e incluso la aportación portuguesa a las Murallas
Reales, conjunto monumental de la suficiente entidad para
ser el icono vendible de la ciudad.
Y no parece que esté todo puesto a la luz, porque hace año y
medio una zona que era un vertedero, como la Puerta de Fez,
es ahora un lugar de cuento por donde pasear. Pese a que el
coste que ha tenido ha sido importante, ha cambiado el
rostro de esa zona de la ciudad.
Hace un decenio, la prehistoria en Ceuta no existía. Había
algún hallazgo poco significativo. Ahora, el abrigo de Benzú
ha puesto a Ceuta en boca de los arqueólogos nacionales e
internacionales.
Antes de ese futuro prometedor, queda un trabajo muy arduo,
que ya ha comenzado, pero que se extenderá a lo largo de
décadas. Sea como fuere, las perspectivas de un turismo
cultural como un motor económico son evidentes.
Para ello hará falta una ingente inversión a lo largo de los
años, no hay duda, pero es un camino que se ha empezado a
andar y no se desandará. Por ejemplo, el presupuesto para
todo el conjunto de las Murallas Merinidas supera los 178
millones de euros.
Así, entre las actuaciones más relevantes del Gobierno de la
Ciudad Autónoma –con el apoyo en la mayoría de los casos de
fondos estatales– en materia de patrimonio cultural entre
2001 y 2008 se cuentan ya los acondicionamientos del
Baluarte de los Mallorquines y del Revellín de San Pablo y
la restitución de la Puerta de Ceuta, las intervenciones en
la Puerta Califal, las excavaciones preventivas, la Basílica
Tardorromana, los Baños Árabes, el yacimiento fenicio, la
restauración de la Muralla Norte, la Puerta de Santa María,
la restauración de las esculturas de la Plaza de los Reyes,
de los Nícoli y de Teniente Ruiz, la intervención en la
Puerta de Fez de las Murallas Merinidas, la revisión de la
Carta arqueológica terrestre y la primera fase de la carta
arqueológica submarina, las actuaciones de investigación en
la cueva y el abrigo de Benzú con campañas anuales con la
Universidad de Cádiz, la declaración de Bien de Interés
Cultural del Baño Árabe de la Plaza de la Paz y la limpieza
de los paramentos del Foso.
Actuaciones que, cada una de ellas en más o menos medida,
han cambiado la fisonomía de la urbe de una forma
espectacular.
Con los Baños Árabes y la Basílicta Tardorromana como
ejemplo de una puesta en valor de patrimonio, en la
actualidad, hay nada menos que seis actuaciones de gran
entidad iniciadas: la Puerta Fez de las Murallas Merinidas,
la Estación de Ferrocarril, el Revellín de San Pablo, las
medidas cautelares para la Santa Iglesia Catedral y los
estudios arqueológicos de la Puerta Califal y el yacimiento
de Benzú, el cual ha sido declarado ya Bien de Interés
Cultural.
Asimismo, aunque la puesta en valor del yacimiento fenicio
de Huerta Rufino no ha sido iniciado, avanzar en este camino
será una de las actuaciones prioritarias para la Consejería
de Educación, Cultura y Mujer del Gobierno de la Ciudad
Autónoma de Ceuta.
A esa Ceuta del siglo XXI le contempla aún un patrimonio por
ensalzar que, a buen seguro, revitalizará la ciudad: el
Baluarte de Santa Ana, los Arcos Quebrados, los fuertes
neomedievales, el Fuerte del Sarchal o la redacción de un
proyecto de itinerario entre los fuertes.
Todos estos proyectos están contemplados por el Gobierno
local, actuaciones que están pendientes de la redacción de
los proyectos.
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