Alcohólicos Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres
que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza
para resolver su problema común y ayudar a otros a
recuperarse del alcoholismo. El único requisito para ser
miembro de A.A es el deseo de dejar la bebida. Para ser
miembro de A.A no se pagan honorarios ni cuotas; nos
mantenemos con nuestras propias contribuciones. Alcohólicos
Anónimos no está afiliada a ninguna secta, religión, partido
político, organización o institución alguna; no desea
intervenir en controversias; no respalda ni se opone a
ninguna causa. Nuestro objetivo primordial es mantenernos
sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de
sobriedad.” Con estas palabras inician todas sus sesiones,
los martes y viernes, el grupo ‘Renacer’ de Ceuta, que junto
a los 500 colectivos difundidos por toda España, conforman
Alcohólicos Anónimos y del que hablan Paco y Pepe, miembros
de la agrupación ceutí.
”A cualquier sitio que vayas te encuentras una asociación de
A.A; y si la coges con ganas y cariño sigues en ella porque
es un bienestar para uno y todo tu entorno...Tu familia, tu
trabajo, se preocupa por dónde estás, como estarás o cuando
aparecerás mientras que si estás en Alcohólicos Anónimos vas
a llegar como Dios manda, no estar borracho, sin armar
escándalos y todo cambia”, explicaba Pepe. ‘Renacer’ fue
fundada en la ciudad autónoma el 21 de abril de 1987 por
ocho ceutíes que sintieron la necesidad de implantar una
sede en la ciudad. Empezaron a funcionar como grupo en una
sala de la iglesia de Santa Teresa y un año más tarde
consiguieron un local social en Teniente Arraval. “Todo el
significado es mandar un mensaje a aquellas personas que
necesitan de nosotros y que todavía no han visto la luz. Lo
hacemos mirando al alcohólico que está en la calle que no
puede o no conoce que existimos; y eso es lo que queremos,
que nos conozcan y sepan que hay una solución”, argumentaba
Pepe.
Por todas estas razones, ‘Renacer’ conmemorará su XXII
aniversario el próximo día 30 con una sesión de puertas
abiertas en la que, además de recordar los difíciles
comienzos que tuvo el nacimiento de esta asociación, se
revelarán los secretos que pueden llevar a la cura de esta
enfermedad. “Lo primero es admitir que somos impotentes ante
el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto
ingobernables y luego prosigue un listado de doce pasos a
seguir que tratamos en las sesiones de grupo”, declaraba
Paco. Durante estas citas, los asistentes toman el turno de
la palabra voluntariamente, comentan sus estados anímicos,
cruzan sus experiencias y entre todos, se aportan
sugerencias para evitar el tomar una copa ante cualquier
situación conflictiva a la que se enfrenten. “Una vez que
coges la primera copa llegas a la botella de whisky y esto
es como una enfermedad de diabetes, que tienes que ponerte
insulina a diario. Yo cometí el error de no tomar mi
medicamento, que es el grupo. Dios quiera que no la vuelva a
coger y sólo se consigue con la medicina, asistiendo al
grupo junto a los compañeros”, relataba Pepe.
Y todo este esfuerzo de evitar tentaciones que visten de
color rojo, cumplen un papel esencial los actores, la
familia. De forma paralela a ‘Renacer’, en la ciudad
funciona la asociación ‘Familias del Al-Anon’, que se reúne
los miércoles a las siete de la tarde, en la que amigos y
familiares del enfermo, al igual que ellos mismos, comparten
vivencias y relatos que luego ayudan a endurecer la lucha
contra la bebida. “El que mejor se conoce es uno mismo pero
el entorno queda destrozado y es en él, donde tenemos el
mayor refuerzo”, confesó Paco.
Un antes y un después quedan marcados en las vidas de estas
personas que llegan a ‘Renacer’ reconociendo ser alcohólico.
“Empecé a beber a los 17 años y con esta edad conocí a la
que es mujer. Cuando se es joven se aguanta todo pero
conforme fue transcurriendo mi vida empezaron a surgir los
problemas por mi forma de beber. Tuve que perder cosas, como
dejar la Guardia Civil, ya con mi familia destruida,
intentando tapar que me pasaba días desaparecido. Hasta que
un día sufrí un impacto emocional porque me planté en la
carretera y atropellé a un coche. Entonces me replanteé qué
clase de persona era yo, sin reconocer que bebía. Y mi hija
tiró un recipiente y al día siguiente acudí a ‘Renacer’. El
mejor día de mi vida fue ese”, relataba Paco.
Y como Paco, también sufrió Pepe. “Me prometí hace muchos
años que dejaría de beber. Me intentaron convencer para que
asistiera al grupo; mi mujer y mis hijos me lo suplicaban
llorando y no les hacía ni caso, les decía que no tenía
problemas con el alcohol, que sólo había cogido una
borrachera. Hasta que una noche metí la pata ejerciendo en
mi profesión en un arresto y entonces me di cuenta de lo que
estaba haciendo. Porque uno se destroza pero salpica a todo
tu entorno. Yo cada día, desde entonces, estoy muy contento,
y mi familia mucho más”, declaraba Pepe.
Y es que el regresar a la vida y ver brillar la luz del día
para estas personas supone apagar la llama y permitir que
entre el sol. Lo antiguo queda en el pasado y lo importante
es continuar en el presente.
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Desde la Bolsa hasta la barra que fundó Alcohólicos Anónimos
en todo el mundo
Bill W era un corredor de la Bolsa
de Nueva York al que un éxito tras otro lo llevó a la barra
del bar, comenzando con una copa a la que siguieron tantas.
Luego conoció al médico Robert Smith, conocido como el
doctor Bob, y tras una primera toma de contacto durante
cinco horas, se hicieron inseparables con una amistad que
culminó en los años treinta, concretamente el 10 de junio de
1935, con la creación de Alcohólicos Anónimos, fundada en
Akron. Bill y Bob eran enfermos alcohólicos pero se dieron
cuenta de que al compartir sus experiencias controlaban el
impulso de beber y bajo esta filosofía, a la fecha actual,
Alcohólicos Anónimos cuenta con presencia en casi todos los
países del mundo cumpliendo una importante labor social con
estos enfermos.
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