Sin interrogación, afirmando. Y s
no que se lo pregunten al Cuerpo Nacional de Policía, tres
de cuyos vehículos fueron apedreados el martes con
virulencia resultando varios agentes heridos. De nada vale
llorar por la leche derramada (históricos errores por
negligencia u omisión) o seguir haciendo la política del
avestruz. Hace falta actuar con precisión de cirujano,
extirpando los tumores malignos sin contemplaciones evitando
una metástasis social, liberando de paso a una gran parte de
la población residente del miedo y el chantaje; a una parte,
matizo, porque otra se ha sumado a los disturbios como se
vio el otro día, no lanzando ya adoquines (adoquines sí, no
piedrecitas), sino arrojando desde las casas hasta enseres,
en una acción de guerrilla urbana coincidente casi con la
visita de las dos primeras autoridades civiles de la Ciudad
a la zona gris de El Tarajal. El tiempo aunado a las
circunstancias juegan en nuestra contra; los, ensayos de
“kale borroka”, pues otra cosa no son, serán el preludio de
una “intifada” que brotará cuando se den las condiciones
objetivas para ello: por ejemplo cuando, en breve y
siguiendo las directrices de la Unión Europea, se agote el
parcheo de los planes de empleo, relativa panacea que a modo
de placebo calma los ánimos de una población con unas
perspectivas de futuro nada claras y mal acostumbrada, por
otro lado, a sobrevivir con la sopa boba e hincar poco el
codo.
¿Tienen acceso a las estadísticas de los incidentes…?.
Inquieran de los servicios de seguridad respectivos o mejor
aun, invito a la autoridad pertinente a ofrecer las
estadísticas de los últimos años: en frecuencia, intensidad
y “modus operandi”. Sin camuflar datos. ¿Estamos perdiendo
el control de la ciudad en una zona sensible…?. Me temo que
sí. Las otras preguntas que laten tras la organizada y
planificada última acción subversiva del atardecer del
pasado martes, son fundamentalmente tres: ¿quiénes son los
instigadores?; ¿qué pretenden?; ¿con qué medios cuentan?.
Dos cuestiones más de cosecha propia: ¿se barrunta algún
tipo de arsenal o tráfico de armas en la zona?; ¿se ha
detectado algún “viaje de estudios” de activistas locales
para foguearse en este tipo de acciones?. Ciertamente aun no
pero, ¿para cuando calculan los expertos que se podría
cruzar la delgada línea roja?. Porque, esta es otra
aseveración, estamos bien lejos de enfrentarnos a un ero
desorden público. Lo de “El Príncipe”, me temo, irá a más…
“Lorenzo” ya aprieta. Las montañas y vegas cercanas del país
vecino van perdiendo su verdor, fruto de un lluvioso
invierno. Y la crisis sigue, inmisericorde, golpeando el
tejido social de un país, España, embotado en la sociedad de
consumo y con una clase media (y no tan media) enfrascada en
vivir por encima de sus posibilidades. La fiesta se acaba. Y
esta época de vacas flacas que se avecina no es,
precisamente, la más idónea para que el Gobierno de la
Nación siga insuflando millones de euros, a fondo perdido,
en una ciudad gastiza y pretendidamente “autónoma” (si no
fuera por su patetismo tiene gracia la cosa), dependiente
por completo del cordón umbilical de “Papa Estado”. Y sin
Estado, sin su apoyo decidido y sin fisuras, Ceuta no tiene
futuro. Poco territorio (20 km2) para mucho gasto; mucho
funcionario y poco autónomo o empresario. Crecimiento
artificial y no real. Visto.
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