De lamentable e inaceptable debo
catalogar el gravísimo incidente acaecido el pasado martes
en la populosa barriada del Príncipe cuando varios miembros
de la policía nacional fueron agredidos brutalmente por
vecinos de este barrio mientras, los agentes efectuaban una
intervención policial. Acorralados por un numeroso grupo de
jóvenes “delincuentes” que, tras bloquear el vehículo
policial con una barricada, apedrearon vilmente tanto a los
primeros agentes como a los que acudieron en su auxilio.
Circunstancia que se repite, una vez más, en una barriada
donde las dos administraciones públicas cumplen
escrupulosamente con las promesas realizadas acometiendo
importantes inversiones para dotarla de las infraestructuras
necesarias con la finalidad de conseguir el bienestar de
todos sus vecinos. Ciudadanos, que en su mayoría cumplen
respetuosamente con las normas establecidas en nuestro
Estado de Derecho y comprueban, día tras día, como un
reducido grupo de “indeseables” deambulan libremente
violentando a sus convecinos.
Sería deseable que quienes representan mayoritariamente a
los vecinos de dicha barriada actuasen en consecuencia
movilizando a su electorado al objeto de corregir estas
conductas delictivas que arriesgan gravemente la convivencia
pacifica del vecindario así como, la integridad física de
quienes allí habitan obviando intereses partidistas o
personales. Es inadmisible que la llegada de los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad del Estado así como, de los miembros
del Cuerpo de Extinción de Incendios en el desempeño de sus
esenciales funciones a estas barriadas sean respondidas
minoritariamente pero, con una brutalidad extrema, con el
lanzamiento indiscriminado de piedras e incluso, en alguna
ocasión, con disparos de balas.
En definitiva, Ceuta, los ceutíes y en particular, los
vecinos del Príncipe Felipe y del Príncipe Alfonso necesitan
del compromiso absoluto de sus líderes políticos, vecinales
y religiosos al objeto de concienciar a todos sus habitantes
de que el único camino posible para alcanzar el bienestar
general de todos los que convivimos en esta bella ciudad es
el máximo respeto a todas las normas establecidas. Quizás,
sería el momento de liderar movilizaciones mayoritarias de
quienes allí habitan al objeto de exigir el cese total de
esta falsa Intifada protagonizadas, en la mayoría de las
ocasiones, por jóvenes radicales carentes de la más mínima
educación cívica y religiosa.
|