Pocas veces he abordado este
asunto y mucho menos directamente. Entre otros aspectos el
Sáhara Occidental (territorio sujeto ley internacional en
mano, primer axioma, a descolonización) es uno de los tres
puntos más sensibles, me atrevería a decir que hasta
sacrosanto, de nuestro país vecino (junto al Rey y el Islam,
versión sunní malikí) y con el que Marruecos califica
automáticamente al personal (individual o colectivo), sin
más miramientos, como “amigo” o enemigo”. Por otro lado,
axioma segundo, el desenlace positivo del conflicto para
Rabat (es decir, la inclusión definitiva de las Provincias
del Sur en el organigrama administrativo del Estado) estaría
directamente ligado a la estabilidad del país y la
continuidad del régimen, es decir la pervivencia de la
Dinastía Alauí. Estos días hemos visto dos importantes
movimientos, tanto en Marruecos como en España.
El sociólogo Mohamed Cherkaoui apuntó en la reciente
presentación de su libro en Madrid dos temas: primero, la
responsabilidad de los dirigentes argelinos en la cuestión
del Sáhara, tesis sobre la que a mi juicio se extendió
demasiado pues sin Argel la la ocupación del Sáhara tampoco
le hubiera salido gratis a Hassán II; más enjundia tiene el
riesgo de “balcanización” que sufriría la región con la
aparición de un nuevo Estado, máxime con el auge del
terrorismo islamista en la región (triángulo entre Argelia,
Mauritania y Mali) ligado a las células de Al Qaïda en el
Maghreb Islámico. En este contexto es constatable la deriva
radical, en la senda del extremismo islamista, de buena
parte de la segunda generación de los jóvenes dirigentes “polisarios”,
frustrados tanto por la notoria corrupción de la clase
dirigente del Frente Polisario y la frustración que ha
supuesto, tanto el incumplimiento del prometido referéndum
de autodeterminación como el puño de hierro con el que
Marruecos trata a buena parte de la población saharaui en
los territorios bajo su control y que de vez en cuando se
filtra.
Por otro lado en España y al rebufo del libro de Cherkaoui
dos conspicuas personalidades, de indudable peso político,
se han sumado a las tesis anexionistas (vía una especial
Autonomía) de Rabat. El ex Presidente de la Generalitat
Jordi Pujol (Cataluña es, junto con Andalucía, una de las
“taifas” españolas en tener una presencia e intereses más
acusados en Marruecos) no ha dudado en posicionarse el
pasado 17 de abril: “Marruecos ha hecho un gran esfuerzo
intentado encontrar una solución al contencioso del Sáhara
(…). Yo creo que la iniciativa de Marruecos va en la buena
dirección para llegar a una solución de este conflicto”.
Gustavo de Arístegui, portavoz del Partido Popular en la
Comisión de Asuntos Exteriores en el Congreso de los
Diputados ha apuntado sin dudarlo en la diana (¿a título
particular o en su calidad de representante para temas
internacionales del PP?), criticando de entrada a los
polisarios (“el Polisario debe evolucionar en su posición
actual donde reclama una independencia total sin ningún tipo
de concesiones hacia una posición realista y no utópica”) y
apoyando, de salida, las tesis de Rabat: “Una amplia
autonomía en el Sáhara bajo soberanía marroquí es totalmente
factible”. Y digo yo: ¿qué pensará de este movimiento el
PSOE, con Zapatero a la cabeza?; ¿y el PP de Ceuta…?. Sería
interesante contrastar ambas posiciones, ¿no les parece?.
Por lo demás juzguen los lectores.
|