Por fin, por fin Helios inunda
todos los confines de mi casa a través de las amplias
ventanas de las tres fachadas y deja un chorro de calentura
por todos los rincones.
Con el tibio clima desperdigado por el espacio etéreo de mi
casa, sobre todo del despacho, me pongo a meditar sobre las
supuestas palabras del “enano” del Eliseo sobre la carencia
de inteligencia de nuestro Presidente del Gobierno.
Que las supuestas palabras sean dictadas por el inveterado
Mariano Rajoy, pueden pasar como un soplo desagradable pero
soportable vista la enemistad manifiestamente demostrada por
el líder pepero hacia la persona del presidente, no hacía el
partido socialista, pero que sean disparadas por un
presidente extranjero solo puede ser interpretado como una
enajenación metal de tal líder extranjero, que tendrá la
cabeza liada con las curvas de su mujer.
Puede que todo sea un dardo envenenado disparado por la
prensa francesa contra los intereses de nuestro país, puede
que los desmentidos del Eliseo sean auténticos o sean para
disfrazar una metedura de pata que les ha hecho temer que se
truncaran las buenas relaciones con nuestro presidente.
Lo cierto es que el asunto sale en la prensa con dimensiones
contraproducentes para las relaciones de ambos países que
podrían enturbiarse al ser considerado nuestro presidente un
buen aliado.
No se por qué, pero lo cierto es que los políticos de baja
estatura casi nunca dan la talla como políticos ni como
personas inteligentes. Esto que escribo no es una alusión,
es una indicación directa y sincera sobre la estatura de
esos políticos que han dado la vuelta al mundo, desde Nerón,
pasando por Napoleón, Hítler, nuestro triste Paco hasta
Aznar. Por no hablar de cierto líder de Asia que se peina
con un tupé de 20 cm para disimular su bajura.
Parece ser que la baja estatura imprime un carácter, según
Freud, prolongador de compensaciones y con el que pretende
demostrar que está por encima de los demás en coeficiente
cerebral. Y en lo otro.
Ignoro si es cierto esa manifestación del presidente
francés, no sólo haciendo referencia a Rodríguez Zapatero
sino a todos los líderes europeos, que se arroga, además, la
capacidad de repartir libretas con el coeficiente
intelectual de sus camaradas.
La fanfarronería del presidente francés se acerca más a la
del aragonés emigrado a su país y que puso en evidencia,
mientras vivió y trabajó, desde las más altas autoridades
hasta el último recluta de la gendarmería francesa. Me
refiero a Louis de Funes.
Que trate de demostrar, por otra parte, que es superior al
presidente de los EE.UU americanos solo hace mostrar en
público el deterioro de las células grises, del francés de
padres de origen húngaro, o más bien que se le va el santo
por los cerros de Úbeda a causa de las curvas de su pareja a
la que pretende demostrar su supuesta grandeza para
contrarrestar su baja estatura, Freud dixit.
Supongo que al pertenecer, Sarkocy, a una familia
perteneciente a la pequeña aristocracia –una concesión del
emperador Fernando II, rey de Bohemia y de Hungría y que
perdieron con la llegada de las tropas soviéticas que
forzaron su exilio- se cree el no va más de la política
mundial.
Sus dos mujeres anteriores, Marie-Dominique y Cécilia,
podrían declarar sobre la inteligencia de su ex marido, no
así su actual esposa que lo considera poco menos que un
dios. Si no, no se comprende otra cosa. A no ser que
disponga de lo que tanto menciona el repetido Freud de
manera desproporcionada a su estatura.
Si La Moncloa se ha dado por satisfecha con el desmentido,
en el cual afirman que se refería al socialista Lionel
Jospin, yo no lo aceptaría. Si habla de los demás líderes
políticos con esas formas y maneras… ¿cómo no va a hablar de
nuestro presidente?
En fin, considerarse más inteligente que los demás… yo que
tú no lo diría, forastero.
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