Escribe como lo hacían los
funcionarios con manguitos. Su escritura es aún una mezcla
de la prosa de aquellos que se encontraban detrás de unas
ventanillas y que, sin apenas levantar la vista de la mesa
de la oficina de cualquier organismo, despedían a quienes
llegaban con un “vuelva usted mañana”, y la empleada en los
bandos que salían del despacho de cualquier caudillo.
Así, analizar un texto de Aróstegui, eligiendo lo más
interesante que se encuentre en él y haciendo los
comentarios pertinentes, no está al alcance de cualquiera.
Puesto que en sus escritos prevalece tanto lo farragoso como
lo contradictorio. Aunque se palpa que le puede, por encima
de todo, la pasión de la envidia. Aderezada por la ambición
desmedida de ocupar una plaza de concejal a cualquier
precio.
He dicho innumerables veces, y lo que te rondaré, morena,
que el muchacho fuerte del PSPC está obcecado. Y que esa
obcecación por conseguir un escaño municipal lo ha
convertido en un ser frágil que trata de combatir su
debilidad de perdedor en las urnas con arrebatos de quien
sigue convencido de que pasarán muchos años antes de que
nazca en esta ciudad otra figura política, tan preclara como
él.
Lo cual le hace pensar en que el pueblo se equivoca votando
a otras siglas y a otros candidatos que no le llegan a él ni
a la suela de los zapatos. Siglas que consiguen sus logros
abusando del clientelismo, manejados por caciques que tratan
en todo momento de confundir a los votantes de religión
musulmana más desfavorecidos por las circunstancias
económicas. Toma del frasco. Que diría mi admirado
Campmany.
A ver cuando alguien se entretiene en hacer una lista con
los nombres de personas colocadas a dedo por el secretario
general de Comisiones Obreras en el Ayuntamiento, durante
muchos años. Y no precisamente fueron premiados con esos
empleos quienes estaban en situaciones precarias. Y mucho
menos los pertenecientes a esa religión musulmana que ahora
parece ser la coartada que esgrime nuestro hombre para
hacerse notar como integrador de todas las culturas de esta
ciudad.
El muchacho que dirige los destinos del PSPC nos dice que
las ideas de este partido están en la conciencia de todos
los ceutíes; si bien ello no se traduce en votos. Y habla de
mil personas afectas a su causa. A una causa repleta de
desvaríos.
Como ese que le ha dado por airear y que consiste en
alertarnos de que debido a que nacen más niños de religión
musulmana que cristiana, dos por uno, es necesario que todos
sintamos la necesidad de mirar hacia Mohamed Alí y
hacía él. Porque de esa colaboración pactada entre ambos
surgirá la senda luminosa por la cual habremos de caminar si
queremos vivir un presente extraordinario y un futuro de
clamor.
El muchacho que dirige los destinos del PSPC, amén de
recordarnos que los grandes partidos ya han vendido a esta
ciudad, nos conmina a darnos cuenta de que en su partido
están las personas de más valía. Todas ellas muy
influyentes. Pese a que no repercute favorablemente en las
urnas.
Eso sí, a partir de ahora, y con la ayuda de los votantes de
la UDCE, Aróstegui espera obtener su escaño en el
Ayuntamiento. A trueque de qué actúa así Mohamed Alí.
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