Puede que este escribano no sea en
general -tampoco lo pretende- políticamente correcto, pero
salvo imperativos categóricos -obviamente editoriales, quien
paga la orquesta toca la música- procuro hilar fino para que
no me enmienden la plana, sin que ello no signifique la
asunción crítica de posibles errores. Pero hasta la fecha y
ya van unos cuantos años me remito, de entrada, (como en el
referéndum aquél sobre la OTAN ¿se acuerdan?) a lo
publicado. Y de salida… a entonar la ranchera mexicana:
“”Cucurrucucú, palomaaaa!, cucurrucucú, te quierooooo!”. Cap,
cap, “Cap problem”, como dirían los catalanes. Por
consiguiente.
El árbol no suele dejarnos ver el bosque, siendo pues el
tiempo y la distancia herramientas más que útiles para tomar
perspectiva. Con estas coordenadas y una vez superadas las
paganas fiestas de Semana Santa, volvamos las pisadas por
estos pagos norteafricanos enfocando la mirada sobre estos
dos entrañables enclaves (técnicamente es la palabra más
ajustada) de Ceuta y Melilla. ¿Churras o merinas, primas o
hermanas…?. Viene esto a cuento por los diferentes -y
contrapuestos- enfoques que ambas están abordando en
relación al conflictivo vecino del sur. Si partimos de la
historia, las raíces españolas de Ceuta y Melilla responden
a substratos diferentes; si nos remitimos a la percepción
con la que son tratadas desde Marruecos, también;
finalmente, si abordamos el talante de su clase dirigente
más de lo mismo. Es decir y en román paladino Ceuta y
Melilla serían en último caso, en lo que a su devenir
político se refiere, primas más que hermanas si bien
cariñosamente y por los estrechos lazos familiares que las
unen, todos nos remitimos al lazo fraternal. ¿Y su futuro…?.
Pues en buena medida… mirando al sur, si desde ese sur saben
también tener talante y cintura, cosa que francamente no
tengo nada claro. Ya están picando a la puerta cambios
estructurales en profundidad, que en Melilla están sabiendo
tantear con paso corto y vista larga mientras que en
Ceuta…¡ay, en Ceuta ciudad querida!, en Ceuta no acaban de
ver la forma de ponerle el cascabel al gato. “¡Saber
manera!”. Y en Ceuta… perdiendo el tino y el tiempo mirando
más al Estrecho que a la Bahía Sur.
“Driving forces”, dicen los anglosajones para intentar
explicar las corrientes subterráneas que condicionan el
devenir inmediato. A este escribano siempre le han importado
menos las anécdotas, el periodismo informativo, que el
análisis, la prospectiva. Al fin y al cabo, las grandes
noticias de hoy… son un excelente papel higiénico para
mañana. Por que cuando llegue lo que está al caer … habrá
llanto y crujir de dientes. Claro que la clase sapiente…
pues eso, a llenarse los bolsillos y el último que salga que
apague la luz. ¿Qué no me siguen?. Pues relean, vuelvan a
leer y piérdanse entre las líneas. ¡Verás qué bien y qué
pronto le dijo la tonta al tonto!. Yo me vuelvo a perder
tras las montañas. Disfruto perreando con el refranero
moruno, quintaesencia del saber popular marroquí. Estos días
le doy vueltas a ese que dice: “Besa la mano que no puedas
morder”. Y, no sé bien por qué, acuden prestos a mi memoria,
además de los usos de la alta sociedad en el país vecino, la
última y folclórica “movida” de masas en Loma Margarita.
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