Asi comenzaba una de mis crónicas
caballas, mientras me secaba las lagrimas en la sala de
urgencias, el pasado Martes Santo, no se si me dolía mas mi
alma, que pensar en no poder ver El Encuentro de la
Esperanza y el Nazareno. Los Escritos Caballas, son el
nombre de mi columna desde hace la tira de años y va cosida
a la idea del autor, por tanto se identifica El Pueblo de
Ceuta y su gente con las vivencias del que escribe. Me
encuentro que mis paisanos del Ceti, mis hermanos hindúes
ahogan las penas jugando al kriket, rezan con el turbante
Sith del Punjab en Santa Teresa, y el pasado Viernes Santo,
a las puertas de Santa Maria de África. Si tantos pasaron la
valla, tantos salieron en patera, que mas da si no se han
metido con nadie, llevando carros del supermercado,
recogiendo los faldones de la Carrera Oficial, mas ya han
salido cargando con Dios, en la hermana ciudad de Melilla,
han salido hasta de Costaleros, con los subsaharianos, eso
si que es integrarse y lo demás es un cuento. Un año más he
cantado el Novio de la Muerte, la calle Velarde es un fervor
y ahí si lo cantamos muchos de los que nos subimos a la
acera. Cada vez nos quitan Compañías y Batallones, mas Ceuta
nunca le faltaran Soldados y Legionarios, mientras salga un
niño como Adrián , desfilando con el Tercio por los
callejones. De charlas y conversaciones perdidas ante las
miradas de los Sagrados Titulares, que agobio de Carrera
Oficial, entre murmullos, cigarros y tapitas por los
rincones.
Mira que tiene días de calendario, para los sucesos y
alborotos, y sale al encuentro del Veracruz, un hombre liado
con la manta del Hospital, buscando a un sacerdote, menos
mal que la Policía Local, estuvo al quite y lo devolvió al
centro sanitario. No todo va a salir tan perfecto, algún
fallo tenia que haber. El Barcelona salen comentarios por el
pinganillo de un promesa, que gana cuatro a cero, al temible
Bayern , ya es el futuro campeón y no valen medias tintas.
Un barrendero se despista por Calle Velarde y avisa que
después de veinte años no pasa El Encuentro por calle
Velarde, aclaramos el entuerto con los hermanos mayores, y
seria cosa del viento de poniente o de ese fervor que se
escurre por los balcones, que se llenan de pétalos y
suspiros al pasar la Esperanza y el Nazareno. Que un hombre
de la limpieza salga a voz en grito que no pasa la Procesión
por tan castiza calle de Ceuta. Los bares de bote en bote,
en tiempos de crisis, de vigilia y recogimiento, de charla
popular y ambiente bullanguero, al cielo con El, vamos mi
arma y la gente apuntándose al carro de la tecnología.
Después de tanto jaleo y aglomeraciones, la Soledad se queda
encerrada en el templo un año más.
A la Iglesia de San Francisco, que le pasen el cepillo por
su fachada, a la Bandera de España que se escurre en la
reja, del jardín de los enamorados que no se la lleve el
viento, como la que se perdió en el muelle la Puntilla. Que
salimos una vez en la Prensa, que no leyeron una palabra que
llevaba tilde, que sacamos los pies del tiesto por los que
se olvidaron de mi para algunas celebraciones, quien eres tu
para decirme que te suba la persiana, amigos ayer, colegas
de hoy y agradecidos de por vida. Son historietas engarzadas
por este que se queda en su tierra viendo su Semana Santa.
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