El Santísimo Cristo del Triunfo procesionó ayer por primera
vez como hermandad y lo hizo sobre el paso de San Daniel. A
pesar de que la salida se retrasó 30 minutos sobre el
horario previsto, no hubo ningún incidente y el cortejo
cumplió con el itinerario previsto. El público despidió así
una Semana Santa en la que el sol y la afluencia de público
han sido la nota predominante.
El sol volvió a aparecer ayer en Ceuta. También lo hizo el
viento de poniente, pero este no evitó el lucimiento de una
procesión. La salida del Resucitado estaba prevista para las
11.30 horas, sin embargo, una misa previa más duradera de lo
normal provocó un retraso de 30 minutos. El Santísimo Cristo
del Buen Fin se presentó desde la puerta lateral de la Santa
Iglesia Catedral, erguido sobre el paso de San Daniel, de
madera y con remates de color plata.
Por primera vez, la cabecera del cortejo iba cubierta bajo
un antifaz, los penitentes llevaban capirote y túnica,
mientras la cruz de guía mostraba el recorrido de la
procesión. La vestimenta blanca, sólo adornada con una
botonadura y un cíngulo de color carmín, se estrenaba en la
Semana Santa. Ayer fue la primera vez que el Resucitado
procesionaba como hermandad y al menos 40 nazarenos
respaldaron a la junta de gobierno. Fue un día de estrenos,
ya que el Cristo utilizó el paso cedido por la cofradía de
gloria de San Daniel, que seguirá prestándolo hasta que la
recién fundada hermandad pueda adquirir uno en propiedad.
Como última novedad, cabe decir que la banda de música
Nuestro Padre Jesús del Caído y Virgen de la Amargura
acompañó por primera vez al Resucitado, que hasta ahora
siempre había optado por la sevillana Banda de Arahal.
El recorrido de la procesión no presentó ningún incidente,
aunque sí una curiosa anécdota. Estaba previsto que Rafael
López García de Vinuesa ejerciera como capataz (al final fue
un costalero más), sin embargo, Javier Pérez cumplió con
este cometido, algo que también hace con la Virgen de las
Penas. De la misma manera, los dos contraguías de ayer,
Arturo Fuentes y Javier del Moral, pertenencen a la
hermandad de San Franciso.
Debido a las reducidas dimensiones del paso, solamente
fueron necesarios 25 cargadores para portar la imagen.
El presidente de la Ciudad volvió a recibir al Cristo en la
Gran Vía. Posteriormente, el paso regresó a su templo por la
calle Jáudenes.
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