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OPINIÓN - DOMINGO, 12 DE ABRIL DE 2009

 
ANÁLISIS

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES. 6


Me cruzo con Abselam Abderraman Maate, nos paramos, y nos ponemos a charlar. Es diputado de la Unión Demócrata Ceutí. Y uno de los hombres fuertes del partido. Abselam acompañaba a Mohamed Alí, y a la también diputada Fatima Ahmed, cuando Alí reclamó mi atención al pasar por delante de la terraza de una cafetería céntrica y ello propició que yo le dijera que se estaba equivocando gravemente al permitir que personas del PSPC pudieran acceder a los consejos de administración de las sociedades municipales. Y hoy volvemos a enfrascarnos en la misma conversación. Aprovechándome de la amabilidad de Abselam, por supuesto que sí. Y éste no tiene el menor inconveniente en decirme que lo que está ocurriendo es como consecuencia del trato despectivo que han venido recibiendo por parte del Partido Popular. Cuyos miembros siguen desconfiando de la UDCE. Por más que este partido tenga ya más que acreditado que es aconfesional y español por los cuatro costados. En fin, a mí me parece, tras haber oído al diputado, que entre el PP y UDCE sólo existen problemas de desaires que pueden solucionarse en un santiamén.

MARTES. 7


Con la consejera de Sanidad y Consumo, Adela Nieto, suelo yo pararme a charlar cada vez que la veo en ese trayecto que media entre el Ayuntamiento y el Hotel Tryp. Y la verdad es que ello sucede con cierta frecuencia. La consejera parece, a simple vista, mujer de cierta fragilidad. Pero quien se deje llevar por las apariencias, vaya chasco le aguarda. Adela Nieto es una señora con mucho carácter que suele disimularlo con unas maneras que se prestan a confusión. Algo que yo supe nada más serme presentada. Hoy, mientras hablamos, le digo que no me gustaría tenerla como enemiga. Y lo primero que hace es reírse. Porque ella gusta de reír... Aunque inmediatamente, entre bromas y veras, me da la razón. Me consta que Adela sufrió de lo lindo hace ya su tiempo. Cuando fue perseguida y maltratada por personas de un sindicato que hicieron todo lo posible por dañar su imagen. Adela, sin duda, ante aquella situación de acoso y derribo, se hizo más fuerte. A mí, aunque a ustedes les interese poco mi parecer, la consejera de Sanidad y Consumo me cae la mar de bien.

MIÉRCOLES. 8


Hacía una eternidad que ni hablaba con Antonio Cruces ni tampoco sabía de él. De modo que me llevo una enorme alegría cuando hoy lo hallo conversando con Miguel Ángel Vallejo a pocos metros del restaurante La Pérgola. Y tras darnos el abrazo correspondiente, pasamos al interior del establecimiento para celebrar tan grata nueva. Antonio, después de tantísimo tiempo sin pegar la hebra conmigo, me pone al día de sus andanzas. Que no han sido pocas. Y pronto me pregunta por lo que hago para conservarme tan bien, teniendo setenta años. Le agradezco el cumplido, le pongo al tanto de mis goteras, y le respondo que la receta para conservarme lo mejor posible es no preocuparme por lo que los demás piensen de mí. Lo cual no quiere decir que a veces no me dé por zurrarles la badana a algunos de esos demás. A partir de esa aclaración, Antonio me habla del nieto que tiene cinco meses. Y que poco a poco le va haciendo perder la chaveta. Y hacemos propósitos de vernos muy pronto para comer. Con el único fin de desquitarnos del largo tiempo que hemos pasado sin contarnos historias que nos ayuden a superar nuestros alifafes. Que sea pronto.

JUEVES. 9


Coincido con Aurelio Puya en la cafetería del Hotel Tryp y nos ponemos a charlar, después de haber estado muchos años, muchísimos, saludándonos solamente cuando nos veíamos. La conversación es amena y sincera. Ambos, que estamos ya curados de espantos, recordamos situaciones y hechos que en su momento parecían estar revestidos de suma gravedad. Aurelio, para los que no lo saben y para los olvidadizos, fue alcalde en 1985. Pero antes se las tuvo tiesas con Francisco Fraiz y Manolo Peláez; Alcalde y Delegado del Gobierno en una época tumultuosa de la vida política de la ciudad. Mas lo que más nos interesa es el presente. Y los dos estamos de acuerdo en que actualmente hay alguien que está dispuesto a meter la pata todos los días y fiestas de guardar. Y que ha perdido el oremus. Aunque bien pronto dejamos esos comentarios para otra ocasión y nos metemos a analizar la trayectoria de este periódico. Y salen a relucir actuaciones que son las que están ayudando a que ‘El Pueblo de Ceuta’ sea cada vez más fuerte en todos los sentidos. Es un placer, sin duda, hablar con Aurelio Puya.

VIERNES. 10


Leo unas declaraciones de Felipe Escane. Una más de las varias que ha hecho en los últimos días. Y saco la impresión de que si se le apretara un poco sería capaz de decirnos que el cambio de entrenador no ha sido un deseo suyo. Que el cambio ha sido obra de Antonio-García Gaona. Pero el presidente de la Asociación Deportiva Ceuta aún se resiste a dar ese paso. Que sería muy importante para saber si por encima de lo que él decida está lo que imponga el presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta y a su vez jefe en la sombra de los directivos del primer equipo local. Y es que Escane se contradice a cada paso. Por ejemplo: dice que no se arrepiente de haber cambiado al entrenador. Aunque alega, inmediatamente, que “Pagó el pato la parte más fácil”. Lo que traducido significa, si no me equivoco, que optaron por echar a Benigno Sánchez para ver si sonaba la flauta. Y, dado que la flauta no sonó, manifiesta que el cambio de entrenador no les ha servido de nada. Vamos, que ha sido un fiasco más grande que la catedral de Burgos. Lo dicho por Escane, sin duda, ha servido para poner en la picota a Carlos Orúe. Y éste, si no fuera porque quiere cobrar todo lo estipulado en el contrato, no tendría más remedio que salir de naja cuanto antes.

SÁBADO. 11


Comparto tertulia en sitio donde se come y se bebe muy bien. Somos cuatro los que trabamos conversación. Y todos miramos hacia atrás cuando se me ocurre decir que días antes estuve charlando un rato con Aurelio Puya. Y salen a relucir anécdotas de una época complicada de la política local. Y uno de los contertulios que había disfrutado de un cargo en un medio de la tierra, se pone a relatar la de veces que iba al ayuntamiento a ver si eran firmadas las facturas de la publicidad por el concejal que debía hacerlo. Y que Juan Luis Aróstegui se las rompía en su cara. Una y otra vez. Hasta que un día, no por arte de birlibirloque sino por otras cuestiones bien diferentes, el hombre cambió de opinión y a partir de ese momento no dudaba en firmar las facturas con deleite. Semejante cambio hizo posible que surgieran unas relaciones estupendas entre el concejal y el empresario. Relaciones que fueron a más cuando ambos compartieron cargos en el Ayuntamiento. Una amistad que ha perdurado en el tiempo y que tiene como objetivo, actualmente, hurgarle en los genitales a Juan Vivas para causarle desazón. De ahí que uno haga de mosca cojonera y el otro vaya diciendo que la culpa la tiene la señorita Rottenmeier. La cual sigue sin enterarse de qué va la cosa...
 

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