Cuarenta y cuatro años después, he
vuelto a ver al Real Madrid en directo, en el encuentro
jugado el pasado sábado frente al Málaga.
El artículo de hoy, bien podría titularse “Historia de un
viaje”. O sea es, simple y llanamente, contarles el viaje
realizado a Málaga para ver jugar al equipo de nuestras
culpas. Digo lo de nuestras culpas porque es el equipo de
todos los que iniciamos el viaje hasta la capital de la
Costa del Sol.
Salimos de Ceuta, Paco Navas, su cuñado José Manuel, Andrés
Domínguez Jr y un servidor de ustedes. Algunos de ustedes
pesaran cuatro patas para un banco y yo les respondería
¡pero que pedazo de banco, por el buen material que lo
soportaban!.
Como Málaga es Málaga, ¡pedazo de frase que me ha salido sin
pensar!, pues a la entrada nos esperan para llevarnos a la
casa de los futuros consuegros de Paco Navas, pues aunque
llevábamos un conductor de primera calidad, si el recorrido
lo hacemos solos, sin acompañantes que conocen Málaga como
la palma de la mano, hubiésemos dados más vueltas que un
mariquita en la feria.
Primera parada, en la casa de Juan y Pilar, donde somos
recibidos, no miento nunca, como si nos hubiese conocidos de
toda la vida. Allí, no sentimos como en casa por la
franqueza y el cariño que nos mostraron todos los
componentes de la familia malagueña. Cerveza al canto, como
manda los cánones, mientras alguno de los familiares se
dedican a jugar a la rana. Es un juego, que a cierta
distancia, usted tiene que meter una ficha por la boca de la
rana,
Despedida de todos. Despedida momentánea porque tenemos que
volver, a casa de Juan, Pilar, Diego, Beatriz y Begoña. Nos
vamos camino de Alahurin de la Torre donde tenemos el hotel
y hacia donde nos conduce Jesús. No les digo la cantidad de
veces que fuimos de Málaga a Alahurin y regreso para no
cansarles con tantas idas y venidas. Idas y venidas, en las
que salió a relucir la eterna joven promesa del Madrid,
Guti,y el decir de todo cuanto admiro a ese jugador, al que
no ficharía en mí equipo ni de utillero
La verdad es que el jugador, la joven promesa del Madrid,
nos sirvió de conversación, haciéndonos las idas y venidas
más llevaderas hasta el inicio del encuentro. Ni que decir
tiene que todos estábamos deseando que el arbitro pitara
para que el balón se pusiese en movimiento.
La cosa se inició y a decir verdad, no estuvo el partido a
la altura que esperábamos. Fue un encuentro malo en el que
las individualidades superaron al conjunto. Menos mal que
llegó el descanso y Begoña se dedicó a repartir los
correspondientes bocadillos y la cosa se fue superando,
gracias a los bocados que le pegábamos al mismo.
Y a todo esto, que le contamos, Guti, mi admirada joven
promesa, le pusieron a calentar durante veinte minuto, justo
donde nos encontrábamos, lo que era un auténtico placer el
contemplarlo, haciendo los correspondientes ejercicios, a su
peculiar estilo, o sea sin moverse mucho se fuese a cansar.
Y el Madrid ganó y Guti no jugó. ¡Ele el arte!. Desde aquí y
desde ya nuestro agradecimiento a la futura familia de Paco
Navas. Gracias por todo.
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