La salud, advirtió ayer la Ciudad
Autónoma a través de un comunicado de prensa de su Gabinete
de Análisis y Comunicación, es “el bien más apreciable que
tenemos, cuando se dispone de ella, los pueblos se
desarrollan, progresan y alcanzan el bienestar. Hemos de
tener unos objetivos que no sean estáticos en el tiempo.
Deben ser cambiantes con las necesidades que se van
presentando tanto las definidas como las observadas, y para
ello las autoridades sanitarias deben estar preparadas
agilizando el cambio y prestando el servicio”. Los
principios del Ejecutivo ceutí al respecto, coincidiendo con
la celebración, hoy, del Día Mundial de la Salud, no pueden
estar más acertados. La Organización Mundial de la Salud
(OMS) dedica la efeméride este año a la seguridad de los
establecimientos de salud y la preparación del personal
sanitario que atiende a los afectados por situaciones de
emergencia. Los centros de salud y el personal sanitario, de
vital importancia para la población vulnerable en caso de
desastre, son fundamentales para tratar lesiones, prevenir
enfermedades y atender las necesidades sanitarias de la
población. Los centros de salud y el personal sanitario
cubren las necesidades diarias que deben seguir atendiéndose
en situaciones de emergencia, tales como, por ejemplo, los
servicios de tocología, inmunización y atención de las
enfermedades crónicas, y por ello son esenciales para la
atención primaria en las comunidades. Sin embargo, los
sistemas de salud que se encuentran en situación precaria a
menudo no son capaces de seguir desempeñando su labor
durante un desastre, lo que tiene consecuencias inmediatas y
futuras para la salud pública. España es, en este sentido,
una privilegiada por su Sistema Nacional de Salud, pero el
hecho de que enfermedades que pueden atribuirse a una mala
gestión del propio cuidado de nuestro estado como las
cardiovasculares (mala alimentación, sedentarismo...) o los
tumores del aparato respiratorio (tabaco...) demuestran que
la labor y la dotación de los centros médicos es vital para
concienciarnos de que tenemos que proteger nuestro mayor
tesoro.
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